Parece que sí. Salvo sorpresa mayúscula y derrota de Albert Rivera y su equipo, cosa poco probable, Ciudadanos abandonará formalmente este fin de semana la socialdemocracia, el socialismo democrático y el laicismo identitario y, en su lugar, abrazará los términos “constitucionalismo” y “liberalismo progresista”. Además, dejará de considerarse un partido de centro izquierda, limitará las primarias, endurecerá la disciplina interna, borrará su origen catalán y decidirá si entra en gobiernos de coalición. Siendo todo ello importante, lo más relevante es, en mi opinión, el giro ideológico y el abandono de la socialdemocracia como uno de los principios e ideas que todavía le definen (al menos teóricamente), consecuencia de lo cual miles de militantes y votantes de la formación naranja, especialmente en Cataluña, puede que pasen a engrosar la ya larga lista de huérfanos políticos que no deja de crecer desde hace más de un año.

Más allá de los hechos comprobables, se lo estamos escuchando a sus principales representantes y dirigentes durante los últimos días: Ciudadanos pretende contraponer su liberalismo al conservadurismo del PP y pelearle el terreno del centro derecha al partido que refundó Aznar. Es una opción como cualquier otra aunque una opción ciertamente arriesgada. Así, decide abandonar la socialdemocracia, el laicismo identitario y el socialismo progresista, buscar el voto de los “nacionalistas moderados” y disputar el centro y el centro derecha al PP. Es cierto que lleva tiempo caminando por esas aguas, pero este fin de semana lo oficializa en su Asamblea, razón por la cual los miles de socialdemócratas que habiten en Ciudadanos puede que se sientan fuera del partido al que pertenecen desde sus inicios. O no, nunca se sabe.

En todo caso, es, y alguno lo ha señalado acertadamente, una especie de refundación: “este Ciudadanos no es el Ciudadanos que nació en Cataluña hace más de diez años”, dicen. O por lo menos decide modificar los principios teóricos recogidos en su ideario y ocupar otro espacio. Y esta decisión no es una decisión menor. Y traerá consecuencias. Sobre todo porque hay quienes piensan que los principios no se cambian por intereses electorales; y que si se cambian, es que no eran principios. Aunque, la verdad, nunca se sabe. Y Ciudadanos sabrá lo que hace.

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Nací el 11 de noviembre de 1974: tengo, por tanto, 42 años. Soy Diplomado en Ciencias Empresariales, Técnico en Gestión Fiscal y Técnico Especialista en Administración y Dirección de Empresas. Milité desde muy joven en diversos movimientos sociales que se enfrentaron al terrorismo de ETA, como Denon Arten-Paz y Reconciliación (durante los primeros años de los años 90) y Basta Ya (desde finales de los años 90). Milité posteriormente y durante unos tres años en el PSE, partido político que abandoné en 2006 al comprobar que dejaba de ser un partido nacional y de defender la igualdad y por su política en relación a ETA. Me afilié a UPYD el 29 de setiembre de 2007, el mismo día en que se presentó públicamente en Madrid. Desde el 1 de marzo de 2009 hasta el 20 de octubre de 2016 fui parlamentario vasco por UPYD. He estado en la Dirección de UPYD desde 2009 y soy exportavoz nacional del partido. Portavoz de la Plataforma Ahora

4 COMENTARIOS

  1. Este partido tiene de socialista lo que tiene el P(SO)E.Pongan su imaginaciòn a volar y tal vez encuentren algo parecido al socialismo…Parece mentira que en el año 2017 aùn nos tomen por tontos

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