A propósito de China

Mientras nuestras cuitas diarias gravitan en torno al Covid-19 y sus con-secuencias, la geopolítica continua su inexorable marcha. Tan imperceptible e inexorable como el movimiento de las placas tectónicas.

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Mientras nuestras cuitas diarias gravitan en torno al Covid-19 y sus consecuencias, la geopolítica continua su inexorable marcha. Tan imperceptible e inexorable como el movimiento de las placas tectónicas.

Es imposible entender el mundo y hacia dónde se dirige sin entender la posición geoestratégica de china y como los bloques de poder y los equilibrios de las últimas décadas, están justo ahora bajo nuestros pies gravitando y mutando.

A modo de basto, muy muy basto resumen, valga decir que todo el orden mundial que determina de manera dramática nuestro día a día –aunque no sea fácil de percibir-  ha estado centrado desde hace décadas en uno de los bloques de poder. Cuyo centro es estados unidos. Entendiendo como tal bloque los países bañados por el atlántico norte. Porque por si alguien lo dudaba la OTAN (Organización del tratado del atlántico norte) no se llama así de forma casual.

Los grandes bloques de poder geoestratégico tienen su core o núcleo principal. Que en este caso es evidentemente estados unidos y su primo europeo el reino unido. Y otros países que están en su esfera de influencia. España, es parte de la esfera de influencia estadounidense y aunque a mucha gente pueda sorprenderle, no es ni mucho menos un socio menor. La relación entre EEUU y España es privilegiada. Lo que no quiere decir necesariamente que nos reporte privilegios.

Este bloque de poder quedo definitivamente fijado tras la segunda guerra mundial. La OTAN se fundó en 1949 y ha sido el bloque hegemónico desde entonces. No sin contestación, pues otro bloque de poder, cuyo core era la unión soviética y su esfera de influencia era el resto de países del este de Europa, china, cuba etc etc disputó dicha supremacía durante décadas. Pero aquella guerra termino, y es innecesario decir como lo hizo. Desde entonces EEUU ha dominado el concierto internacional exportando su cultura, doctrina militar, way of life y economía.

Todo lo que vemos y vivimos es así porque el núcleo de dicho bloque de poder asi lo ha configurado. La vida, la economía, las relaciones entre humanos, sociedades y países son como son porque estamos en esa esfera de influencia. Tan sumergidos en ella que nos cuesta creer que otras formas de vida, de economía y de relacionarse sean posibles. Pero lo son, y en otros lugares del planeta la vida tiene poco que ver con cómo la entendemos en “Occidente”

Pues bien, y perdonen la grosera introducción que he entendido como necesaria, mientras nuestras cuitas diarias gravitan en torno al Covid-19 y sus consecuencias, la geopolítica continua su inexorable marcha. Tan imperceptible e inexorable como el movimiento de las placas tectónicas.

Y tiene un protagonista principal, la clave de la bóveda. China, que lleva décadas arrancándole la supremacía al bloque atlántico.  Al igual que las placas tectónicas los movimientos son lentos, la geopolítica se mueve muy despacio a lo largo de décadas y no se pueden decir frases del estilo “En el año 2020 China está quitándole la supremacía a EEUU” porque es un proceso de décadas. Comercial, económico, cultural, militar, propagandístico, diplomático etc. que abarca todas las esferas de la vida y una guerra en la que cada día, en cada ámbito que sea posible imaginar, se luchan miles de pequeñas batallas.

Pero no es menos cierto que a veces hay momentos y eventos concretos que aceleran de forma definitiva los procesos y consolidan las tendencias que llevan décadas gestándose. Unos últimos movimientos en los que, de golpe, se libera la tensión acumulada por la fricción de las placas y de desata un terremoto.

La antigua URSS no cayó en un día ni en un año, fue perdiendo de a poco a la larga la guerra de décadas con el bloque Atlántico, pero es imposible no recordar tanto el accidente de Chernóbil como la caída del muro de Berlín. Ambos eventos íntimamente relacionados fueron esa convulsión, ese terremoto que termino de cristalizar de forma definitiva lo que llevaba muchos lustros sucediendo.

Y en este momento, justo ahora en nuestra guardia, dos situaciones simultaneas pueden llegar a ser esos eventos que consoliden todo. La presidencia de Donald Trump en estados unidos y el Covid-19. Entendiendo este último no como la crisis sanitaria de los últimos tres meses, si no como un fenómeno mucho más amplio, más dilatado en el tiempo, y con unas consecuencias económicas y políticas aún por ver.

Más allá de titulares escandalosos o de medidas más o menos incomprensibles para según quien las comente (Esto va por barrios) la presidencia de Donald Trump está teniendo su mayor impacto a nivel internacional. Los giros que en política internacional ha dado y sigue dando EEUU son mucho más dramáticos y tienen mayor impacto para romper los status quo existentes que los que está haciendo en su política interna. Por más insisto que lo que suela llegar y llamar más la atención son sus “Ocurrencias” domesticas.

Una vez desaparecido el bloque soviético, de quien china era un satélite, ahora emancipado. Una vez que ha quedado claro y absolutamente contrastado que Europa ha fracasado en convertirse per se en un propio bloque de poder–aspiración que una parte de los dirigentes europeos tuvieron en su momento, aunque nunca fue compartioda por todos empezando por el primo europeo de estados unidos- y una vez que Rusia con el eje Iran-Latino américa ha tocado techo y está en una situación de empate catastrófico con EEUU, una vez decía dado todo esto, China continua y acelera su conversión en la potencia dominante mundial.

Y lo hace basándose en lo que se llama “Poder Blando” en oposición al duro. Es decir, a través de la economía principalmente, a través de la seducción que la prosperidad y el comercio generan cuando este es moderadamente justo para todos los involucrados en el. Pero, y esto es relativamente novedoso, combinándolo en ocasiones con una nueva diplomacia, la Wolf Warrior diplomacy más acorde con el nuevo papel que quiere jugar y mucho más agresiva. Una diplomacia cuya premisa de partida es que china no es inferior a nadie. Está aún muy lejos del “Poder duro” estadounidense. Pero es sintomática de cómo se sigue acelerando el cambio de eje planetario. Un tipo de diplomacia que en España no vamos a ver seguramente, dado que España no es ni ha sido nunca un territorio hostil para China, más al contrario.

Demasiado he resumido ya para intentar dar una pincelada de este complejísimo momento en la geopolítica y su importancia. Baste decir para finalizar que para China una herramienta absolutamente clave para exportar su doctrina y afianzar su situación de superpotencia hegemónica es la nueva ruta de la seda. El One Belt, One Road Initiative o BRI (Belt and Road Initiative).

Un Super, mega, hyper proyecto (Se acaban los adjetivos para definir su importancia e impacto y los recursos en el invertidos) que en lo nominal podemos decir que es un proyecto para interconectar física y comercialmente por diversas vías, con especial atención a la vía terrestre, distintos territorios y países desde China a Europa. Pero que es más que eso, muchísimo más.

Mañana, Diario 16 publicara una entrevista que le he realizado a Victoria Jing Xiang, presidenta de la asociación de la nueva ruta de la seda en España, en la que hablaremos de dicho proyecto y de la importancia capital que puede tener para nuestro país en todos los órdenes.

España es una importantísima pieza estratégica a muchos niveles para cualquier bloque con pretensiones de convertirse en hegemónico. Tanto a nivel económico y cultural como militar y logístico. A caballo entre latino américa, Europa y África. Y China va a redoblar sus esfuerzos para atraer a España a su esfera de influencia con su poder blando, con su seductor comercio y su exuberancia económica.

En los tiempos convulsos por venir en lo económico y con EEUU desbordada y sin voluntad ni capacidad para sostener a sus tradicionales aliados, España tiene por delante una opción y una decisión crucial que puede cambiar absolutamente el devenir de nuestro país en el futuro. Para bien o para mal. Permítanme que hoy aquí tan solo exponga la situación y les deje a ustedes las valoraciones.

Aunque lo que veamos cada día en las noticias sean nuestras cuitas diarias en torno al Covid-19 y sus consecuencias. Y la lucha partidista a degüello.

Que, por cierto, y no tengan ninguna duda al respecto, realmente también están definidas por esta guerra que se libra en otro tablero mayor, cuyos contendientes tienen sus paladines en nuestro parlamento y donde cada partido, lo sepan más o menos ellos, sus integrantes o votantes, e incluso las facciones dentro de cada partido, están también alineados y son parte de las respectivas esferas de influencia de cada cual.

¿Que quien esta con quien y que partidos se alinean con uno u otro bloque? Eso, medítenlo y piénsenlo ustedes y seguro que no tardan en colocar a cada cual en su sitio.

1 COMENTARIO

  1. Me ha gustado el contenido de su artículo, sobre el que está claro que ha reflexionado y se ha documentado. Me gustaría que prestase usted la misma atención a la ortografía y a la sintaxis de nuestra lengua.

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