No pretende este “juntaletras”, con el artículo que a continuación vas a leer, sacar rédito de la tragedia del ser humano, es más, quizás cuando lo publiquen ya ni sea noticia lo que en él se denuncia… pero mañana seguro volveremos a vivir lo mismo.

El día 22 de marzo de 2017 amaneció gris, como si la climatología presagiara que esta fecha iba a quedar marcada en miles de seres humanos por la barbarie y sin razón terrorista. La rutina y el control que esta sufriendo la población civil, hace que está viva con el miedo de ser castigada y sus consecuencias no son otras, que el aislamiento y el no relacionarse entre sí.

La manipulación de determinados medios de comunicación, está llevando consigo el que seamos actores de primera línea de un mundo irreal donde se acatan ordenes sin plantearnos el ¿Qué?, ¿Cómo?, ¿Dónde?, ¿Cuando? y el ¿Quien?

El día 22 de marzo de 2017, la localidad de Al Jadida de Mosul, en Irak, sufrió un ataque aéreo de la coalición internacional donde más de 200 personas perdieron la vida, la mayoría civiles, y entre ellos, decenas de mujeres y niños.

Donald Trump, desde su llegada a la presidencia de Estados Unidos, ha aumentado los ataques aéreos sobre la población civil de Mosul, contabilizándose cerca de 2.000 víctimas civiles.

Pero esta fecha solo será recordada por el ataque terrorista en Londres, Reino Unido, que dejó cinco muertos y cuyo agresor era un británico al que el “Estado Islámico” lo ha llamado “uno de sus soldados”.

Los medios de comunicación, gobiernos y políticos rápidamente salieron a la palestra calificando al atentado como “La carnicería del puente de Westminster”, mirando hacia otro lado sobre la masacre de Mosul, ocultando el “genocidio” sobre la población civil iraquí.

Realmente, lo que en el fondo todas y todos condenan no es lo acontecido en la capital anglosajona, que una víctima del terrorismo debería doler lo mismo y ser noticia si pierde la vida en el Reino Unido o en Irak, aquí se condena la existencia de una brecha en nuestra zona de confort. Esta zona que nos han creado los mismos que ordenan masacres en otros lugares, y es utilizada como herramienta para controlar el grado de inseguridad y miedo en una población que la hace permanecer pasiva ante los acontecimientos que día a día pasan frente a sus ojos.

Como muestra de solidaridad por el atentado en Londres, en muchos lugares de este país, se guardaron minutos de silencio e incluso ondearon banderas a media asta durante tres días. “Nos han atacado de nuevo, tenemos que ser solidario unos con otros”, declaraban. Olvidaban, en ese momento, que ellos también son culpables de otro terrorismo, el de las políticas económicas que nos han llevado a la precariedad, al aumento de la desigualdad, al Brexit… a que millones de víctimas, en Europa por ejemplo, con un trabajo engrosen la lista de la pobreza.

Ahora el enemigo, se llama Estado Islámico y nos preguntarnos ¿quién financia su poder armamentístico?, ¿qué papel geopolítico juega en la zona Arabia Saudí, uno de los países de mayores violaciones de los Derechos Humanos?. Cabe recordar, que recientemente el gobierno del Partido Popular, y con el visto bueno de algún alcalde del cambio, para salvar los platos de la crisis de la industria naval, ha firmado, con este país, un contrato para la construcción de 5 corbetas.

El neoliberalismo militar y la industria de la guerra, en estos últimos años están generando tantos beneficios y poder que a nadie sorprende que Pedro Morenés, ex ministro de defensa español y “directivo de la industria bélica” haya sido nombrado embajador de nuestro país ante la administración de Donald Trump.

En fin. El capitalismo ha sembrado tales vientos de odio, rencor y miseria que no tiene refugio alguno que vaya a resistir la tempestad que queda por venir. Mientras tanto, a los que vivimos en este mundo virtual se nos trata como personajes de un juego de la Playstation. Nos “Resetean” cuando pierden la partida y nuevamente le dan al “Play” para comenzar otro juego. Y tras cada “Game Over”, quedan victimas en Londres, Paris, Madrid, New York…. y en Mosul. Que no se nos olvide que la inocente mirada de un niño es la misma en la plaza de tu barrio que en las calles de Al Jadida.

Parafraseando a mi admirado y articulista, en la primera etapa de Diario16, Fernando Fernán Gómez: ¡A la mierda! ¡ Váyanse a la mierda!.

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