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¿A cuánto cotiza el ridículo de Casado en Fitur?

Santiago Aparicio
Santiago Aparicio
Doctor en Ciencias Políticas y Sociología. Contador de realidades. Guitarrista de rock en mis tiempos libres. Y cazador de doxósofos.
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análisis

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Ya es tiempo de Fitur. Por ende es tiempo de presidentes y presidentas regionales visitando Madrid para promocionar su tierra (especialmente entre los grandes distribuidores de turismo internacionales), hacerse fotos, que les saque la prensa madrileña –salvo contadas excepciones, alguna declaración con estruendo mediático, no les prestan atención- y pegarse alguna juerguecilla con amigos. También es tiempo de paseos del resto de políticos que van como en una pasarela diciendo lo importante que es el turismo para España y diciendo alguna cosa mala de los demás.

Como van crecidos, algunos si algunos los entrevistan a la tarde igual hasta van con un vinillo o dos en el cuerpo, acaban por decir alguna bravuconada. Quién sabe. “Los mejores quesos del mundo están en Huelva” o una cosa parecida. O les pillan en una foto mirando libidinosamente a alguna azafata. Lo normal con esta gente. Pero si las casas de apuestas quisiesen hacer dinero deberían aceptar alguna sobre la posibilidad de que Pablo Casado haga el ridículo y hasta qué punto. Si en su vida “cotidiana” ya suelta algunas perlas que dan vergüenza ajena ¡cómo no va a decir la barbaridad mayor en un ambiente propicio!

Castilla y León puede ganar la apuesta

La apuesta, como comprenderán, no puede ser sencillamente apostar sobre el ridículo. Al contrario deberá ser sobre qué tema meterá la pata hasta el fondo. También cabría otro tipo de apuesta, como es si se va a disfrazar, para dar rienda suelta a su parafilia de Mortadelo, y de qué. Que si un gorrito mexicano; que si un tocado de unas islas perdidas en el Pacífico; que si un chaleco salmantino… porque si fuese una feria agrícola no hay duda que se tiraría de cabeza al tractor.

Dados los precedentes, lo más probable es que, habiendo elecciones a la vuelta de la esquina en Castilla y León, la salvajada casadiana venga por ese lado. Hablará de algún tipo de vaca asturiana que no existe en la región; dirá que las mejores mantas son las palentinas (en vez de zamoranas, aunque hoy en día ya no queda ni eso); que los mantecados de Burgos son deliciosos (lo que no se duda, pero los que tienen fama son los de Astorga –lugar que igual ni sabe dónde está-); o que la ruina que ha dejado el PSOE en la región se ve la carencia de turismo –tras 35 años de gobiernos del PP, comenzando por Aznar-.

Cualquier región puede ser ofendida

Realmente, siendo Casado el sujeto, cualquier región puede llegar a ser ofendida de una u otra forma. Es como Ceuta, Melilla o Canarias que no sabe situar en África. De hecho, los responsables de los stands regionales, gobierne o no el PP, deberían cerrarlos temporalmente –el almuerzo como excusa- cuando se avise que va a pasar. Este tipo es capaz de hablar del aceite malagueño mientras está frente a una garrafa del aceite jienense. O decir que los castillos más bellos de España están en Almería. Es un peligro. Y más si le dan a catar algún producto típico que no sea jamón o queso.

Aparenta mucho con eso de que conoce la tierra abulense pero es mentira. Tiene casoplón en las Navas del Marqués, pueblo grande donde muchos madrileños tienen segunda residencia; con alcalde de Ciudadanos (ni los lugareños se fían de su vecino); y mucho más cerca de Madrid que de la capital de la provincia. De hecho si en vez de ir hacia las Navas deciden ir hacia Fresnedillas (sí, donde la NASA) verán más rural que allí. Ese es todo el campo que conoce pero querrá fardar y dirá que en su pueblo de Ávila hay unos pasteles mucho mejores que los de Guarromán. De momento ya es alicantino adoptivo…

¿Competirá Garzón por destronarle?

Como es lógico, también acudirán los ministros y ministras a Fitur. Siempre es bueno darse un paseo de relax y, en especial, ver dónde se va a pasar las vacaciones si en Fidji o en un lugar por el estilo. Y aquí es donde entra en acción el gran competidor de Casado, el mininistro Alberto Garzón. Tras las granjas de 130 vacas para dar de comer a todos los españoles, llegará a Fitur con la fiambrera bajo el brazo. Por cierto ¿por qué nombrar una marca, aunque reconocida como sustantivo, extranjera cuando hay una palabra española tan hermosa como fiambrera?

Si pone empeño Garzón seguro desbanca a Casado. No porque falte el respeto a esta o aquella región a causa de incultura o quedar bien, sino porque es capaz de hacer estallar todo el turismo de una región diciendo alguna de las barbaridades. El ministro que quiere enseñar a los españoles a preparar bien fiambreras es capaz de decir que las anchoas cántabras son maltratadas. O que el turismo rural tiene mucho impacto ambiental. O que es mejor hacer nudismo en las Tablas de Daimiel para no asustar a las aves. En realidad, Casado debería aprovechar y sondear qué día irá Garzón –si es que le dejan desde Moncloa- e ir al siguiente.

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