En España ser judío nunca fue fácil y los tozudos hechos, día  a día, dan fe de ello. El reciente alegado antisemita de una joven fascista en un acto de homenaje a la División Azul ha vuelto a encender las alarmas en la comunidad judía española y también en la opinión pública, siempre atenta a estos periódicos «arrebatos» antisemitas en nuestro país. La reacción de los partidos políticos, desde Vox hasta el PSOE, ha sido rotunda y contundente, condenando el discurso antisemita de Isabel Peralta en un mitin de corte fascista celebrado en Madrid. Peralta, emulando quizá a Ramón Serrano Suñer cuando despidiendo a la División Azul lanzó su grito de guerra de que «Rusia es culpable, fue jaleada por tres centenares de neonazis cuando aseguró que «el judío es culpable». Lo que no quedó tan claro es de que son culpables los judíos.  Podemos, por su parte, hasta el día de hoy no ha condenado los hechos, algo habitual y lógico en esta formación financiada por Irán y con nexos conocidos con Hamas, Hezboláh y otras organizaciones antisemitas. 

En Argentina, donde el anterior gobierno de la presidenta Cristina Kirchner protegió a los terroristas que colocaron la bomba en la mutua judía AMIA -22 muertos y dos centenares de heridos-, el principal rabino de AMIA, Gabriel Davidovich, fue agredido salvajemente en febrero de hace dos años en un ataque de inequívoco signo antisemita.  Los atacantes, que entraron a la casa de Davidovich en las horas previas al amanecer, gritaron “Sabemos que usted es el rabino de AMIA”, antes de golpearlo hasta casi matarlo, según los informes de la prensa local. El rabino, después de haber  estado muy grave, ya se ha reincorporado a sus actividades pero nunca olvidará esta brutal agresión. El hecho fue repudiado en sus momentos por una buena parte de la sociedad argentina, pero no  hubo, desde luego, las grandes protestas y marchas que habitualmente hay en en este país en solidaridad con la causa palestina. 

También en Francia el país vivió una gran conmoción cuando unos desconocidos profanaron 96 tumbas en el cementerio judío de Quatzenheim hace algún tiempo, donde pintaron unas esvásticas sobre las lapidas para después abandonar el recinto sagrado en total impunidad. Luego otros cementerios fueron profanados y no pasó nada de nada. Este tipo de hechos ya han sucedido también en Argentina, Alemania, Eslovaquia, Rumania e incluso los Estados Unidos. Los ataques a las comunidades judías, a sus tiendas e instalaciones, incluyendo sus cementerios, así como también a miembros de las mismas, se están repitiendo en numerosas partes del mundo. Pero también las pintadas antisemitas se reproducen en todas partes del planeta, desde Bogotá a Yereván, desde Barcelona hasta Washington. 

Por ejemplo, hace unas semanas, cuando los armenios protestaban contra su gobierno por haber perdido los territorios de Nagorno Karabaj, algunos manifestantes exaltados atacaron el monumento a las víctimas del Holocausto en la capital armenia y realizaron algunas pintadas antisemitas llevados por su odio hacia Israel, país que habría vendido algunos de los drones azeríes con los cuales fueron atacados algunos objetivos militares y soldados del ejército armenio. Cualquier excusa vale para atacar al judío.

Gravísima situación en Francia

De todos los países, sin embargo, es Francia el que reporta más casos y el problema parece que se agrava. El diario español El País informaba recientemente que «el antisemitismo aumenta en Francia. El vandalismo, los insultos, las amenazas y las agresiones contra los judíos aumentaron un 74% en 2018, según datos oficiales. La difusión de los datos coincide con el descubrimiento en días recientes de varias pintadas y la profanación en las afueras de París del memorial a Ilan Halimi, el joven judío secuestrado y torturado hasta la muerte en 2006».

«El antisemitismo está en aumento y los judíos están cada vez más preocupados por la posibilidad de ser agredidos, según un estudio realizado en los 12 países de la Unión Europea con más población judía. Centenares de judíos encuestados por la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE (EU-FRA) dijeron haber sido víctimas de ataques físicos de naturaleza antisemítica durante el último año, y un 28% fue víctima de ataques verbales. De todos los países analizados, Francia fue identificado como el que enfrenta los mayores problemas de antisemitismo», señalaba una reciente nota del portal de noticias de la prestigiosa BBC.

España tampoco se libra de este virus letal del antisemitismo, tal como hablamos al principio de esta nota, y el Observatorio contra el Antisemitismo de la Federación de Comunidad Judías de España, reporta pintadas antisemitas en varias ciudades españolas durante el 2020, destacando a Madrid y Barcelona donde más se detectan estos hechos. Ni los cementerios se salvan del antisemitismo y el de Madrid fue atacado el pasado año.

Buscando una explicación «lógica» ante estos hechos, el pensador y escritor Alain Finkielkraut aseguraba que «Existe un viejo antisemitismo al estilo de la década de 1930 que hoy en día se está reciclando. Todos repiten esta cita de Brecht: “El vientre que parió la bestia inmunda aún es fecundo”. Y es verdad. Pero actualmente esa bestia inmunda también sale de otro vientre. Los judíos son el primer blanco de la convergencia de las luchas entre la izquierda radical antisionista y los jóvenes de los barrios periféricos próximos al islamismo». 

Como fruto de este estado de cosas en Francia, hay que reseñar que todos estos episodios, junto con una serie de ataques y atentados contra la comunidad judía, sus bienes y miembros, han provocado un auténtico éxodo, tal como revelaba  una nota publicada en El Sol de México: «Unos 60 mil judíos franceses  —que representan 10% de la comunidad—  abandonaron el país desde el año 2000 debido al creciente aumento del antisemitismo y el aumento de la “inseguridad”. La cifra escalofriante de 55. 049 personas que decidieron hacer el alyah (“regreso” a Israel) fue revelada por el ensayista Pascal Bruckner en la presentación de El nuevo antisemitismo, trabajo colectivo que acaba de salir en Francia».

La pregunta que tenemos que hacernos, una vez asumamos la gravedad de los actos que relatamos y conocemos, es hasta dónde puede constituir este antisemitismo una verdadera amenaza para la supervivencia de estas comunidades judías. Creo que de cara al futuro, y teniendo en cuenta el pasado trágico y reciente, en que primero los judíos fueron señalados y después atacados hasta el exterminio, es muy importante promover los valores cívicos y ciudadanos, defender la memoria histórica y concienciar, a través de los medios de comunicación y la educación, a las futuras generaciones de los riesgos que entraña este triunfo de la cultura del odio en nuestras sociedades. Porque no debemos olvidar que «el odio fue lo que construyó el camino hacia Auschwitz, y la indiferencia lo que lo pavimentó», tal como señalaba el ensayista Ian Kershaw en uno de sus últimos trabajos.

3 COMENTARIOS

  1. Qué triste que no aprendamos de los horrores del pasado. Los excesos del estado de Israel son, desgraciadamente, campo abonado para este triste retorno. Pero ni todos los israelíes son judíos, ni viceversa. Ojalá podamos disfrutar una convivencia sana y respetuosa en algún momento.

  2. Los judíos han abonado muy bien el terreno para que mucha parte de la sociedad les discrimine y rechace. Las matanzas de mujeres y niños en Sabra y Chatila, asi como las ocupaciones de terrenos palestinos, el maltrato y las torturas que a día de hoy siguen haciendo al pueblo palestino, no hacen otra cosa que acrecentar el odio y el antisemitismo hacia ellos. ¿ Como esperan los judíos que reaccione la gente? ¿ Dándoles abrazos y apoyos?. Para eso ya tienen a su principal aliado EE.UU.

  3. Xavibrok:
    Las políticas del estado de Israel no es «los judíos».
    El antisemitismo siempre ha sido basura propia de gente indecente y lo sigue siendo. Sin peros.

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