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8M: El mayor Femicidio (silenciado) del mundo

"Granada forma parte de mi piel, de mis ojos, de mi pelo, de mi cante, de mi comida, de mis hijos, de mis padres... yo siempre volveré a Granada". Estrella Morente.

Al-Hakam Morilla Rodríguez
Al-Hakam Morilla Rodríguez
Coordinador de Liberación Andaluza.
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análisis

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Cuando nos referimos a femicidio no aludimos al concepto planteado por Diana Russell como actos sádicos del varón que se figura superior a la mujer, y ejerce contra ella violencia hasta la muerte por creerla su exclusiva posesión. Esta aberración entra dentro del campo de las psicopatías. De ninguna manera servirá a la tendenciosa demonización generalizada del hombre para urdir venganzas, para orquestar una estéril ‘ingeniería social’, difuminar con cortinas de humo la ausencia de políticas de clase, o hiperbolizar fenómenos con el objeto de arrimarse a los sueldecitos del Ministerio, la Consejería, la Diputación o el Ayuntamiento de turno.

Tampoco apuntamos a la barbarie segregadora, con la complicidad mayoritaria de una mayoría de féminas heterosexuales, en busca del fin de conculcar los derechos de mujeres trans, lesbianas o bisexuales. Máxime si tenemos en cuenta que existe un lesbosupremacismo – neomachismo, en puridad – encubierto en la dirección de no pocas organizaciones feministas, donde unas tiparracas fascistoides que se perciben a sí mismas como machos, parece que tienen por libro de cabecera el de la sociópata Valerie Solanas y su ponzoñoso Manifiesto SCUM, en el cual el único caballero bueno sería el muerto.

No nos interesan mucho, asimismo, las teatralizaciones de mujeres católicas que fingen reivindicar la no subalternidad en su iglesia, cual si la estructura patriarcal más brutal conocida, hoy encarnada en el Vaticano – fundado por Mussolini en 1929 -, en la historia de la humanidad, fuese algo sólo contemporáneo. Me temo, queridas, que para daros publicidad barata necesitaréis algo más que encerraros en las catedrales, con permiso del obispo. Si fueseis sinceras no necesitaríais blanquear ningún momio, hace mucho tiempo que habríais abandonado ese fosilizado tinglado heteropatriarcal liberticida, pardo o colorado, que ha amparado con olor a incienso mil inquisiciones, la pederastia, el robo masivo de bebés, el colosal expolio impune de bienes públicos, las tiranías más atroces, exterminios espantosos, etc.

Ni siquiera apuntamos, a pesar de su extrema gravedad, a la falta de visibilización del sufrimiento de mujeres palestinas, gitanas, sirias, cholas, libias, sefarditas, yemeníes, uigures, chechenas, rohingas, migrantes… condenadas al exilio, a las masacres belicistas, las violaciones sistemáticas, la enfermedad, los pogromos, el hambre, la marginalidad… No, hoy vamos a recordar a la que no figura en la lista de los Grandes Crímenes contra la Humanidad, a pesar de ser el mayor: la Mujer Andalusí.

Algunas cínicas creen cumplimentar la cuota inclusiva ‘de género’ sacando a la mora con velito en los carteles para hacer bulto en la mani. Veréis, cínicas ignorantes desalmadas salvo admirables excepciones, el hecho de que no reconozcáis dentro de vuestro Legado el de la Civilización Andalusí, que casi todas tenéis antepasadas moriscas, tan sólo refleja el típico paternalismo etnocentrista, en este caso protagonizado por redentoras de vía estrecha. 

Sabemos que en los Buldán (Países de…) Al-Andalus vivieron, lucharon y amaron millones de mujeres, que las deportaciones de principios del siglo diecisiete no afectaron a más de cien o ciento cincuenta mil mujeres, ancianas y niñas. Nos congratula el hecho de que pervivan asociaciones de mujeres andalusíes en el norte de Africa, ‘Andeslucía’ cruzando el Charco y otros lugares, que de vez en cuando alguna públicamente se reivindique como andalusí, pero… ¿cómo pudieron volatilizarse así, incluso con la complicidad de las cobardes alienadas actuales?

Ejercieron las actividades o profesiones más diversas: comerciantes, jurisconsultas, mecenas, científicas, profesoras, ‘katibas’ o calígrafas, músicos, médicas, bibliotecarias, poetas, tejedoras, alfareras, bailaoras, artesanas, campesinas, ganaderas, etc. ¿Y podemos consentir que se borren de la historia con mayor eficacia que la de los nazis o estalinistas con sus adversarios políticos? ¿Dónde fueron y por qué os importan tan poco vuestras antepasadas, indecente escoria racista y sectaria, excepto algún detallito de color academicista?

Comprendemos que la confesionalizada ‘educación’ nacional-catolicista haya acallado vuestras voces, que el adoctrinamiento clerical-franquista totalitario os permita asumir todas las identidades menos la propia… sin embargo, no ha de enmudecer tu Canto:

 Hace tiempo que las azucenas
 fueron proscritas en el Jardín
 del Andalus.
 

 La luna permanece oscurecida
 tras un tenebroso manto
 en el Andalus.
 

 Echo de menos aquel Viento
 de Libertad, de caricias y besos 
 andalusíes.
 

 El inducido odio os dejó ciegas,
 amargadas, sin luces ni armonía.
 

 Andalusía, álzate orgullosa,
 sin complejos, con heroico valor,
 porque tu invicta Luz es lo único
 que temen los adversarios 
 de toda la Humanidad. 
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4 COMENTARIOS

  1. Afortunadamente el islam fue erradicado de España, de lo contrario las mujeres andaluzas irían con burka y serían lapidadas.

    Si en lugar de decir barbaridades te dedicaras a documentarte antes sobre lo que escribes te enterarías que nuestros antepasado genéticos son parecidos al del resto de España; descendemos de los los conquistadores cristianos, en mayor medida que de los conquistadores árabes.

    Y nuestra «identidad» (asunto de difícil concreción) es la que es. No hay identidades propias ni impropias, sino identidades cambiantes; como la vida, como el mundo.

    Tu escrito huele el rancio olor del mesianismo y el fanatismo; dos de las peores plagas de la humanidad.

  2. «¿Dónde fueron y por qué os importan tan poco vuestras antepasadas, indecente escoria racista y sectaria, excepto algún detallito de color academicista?»

    Pues yo se lo explico, señoro «manexplainer» que nos viene a enseñar las realidades de la vida a las mujeres y mujeras.
    E porque básicamente tenemos tantas antepasadas moras como judías o fenicias, o sea, pocas. La genética lo ha confirmado y una búsqueda en Google le mostrará docenas de artíclos sobre el tema: los españoles y las españolas tenemos poca herencia genética norteafricana y nos parecemos más a los irlandeses o los suecos que a los argelinos. Los ojos negros o el pelo más oscuro se debe a que esos genes son dominantes y tienen tendencia a imponerse a los que determinan el pelo o los ojos claros (una persona nieta de abuelos que solo uno tenga ojos oscuros, probablemente tendrá ojos oscuros, aunque el 75% de su genoma, mutaciones propias aparte, en general sea derivado de los otros 3 abuelos. Ese gen en concreto es dominante y tiende a imponerse aún en «inferioridad»), pero son una excepción entre los 30 y tantos mil genes que tenemos los humanos.

    Y la genealogía cultural andalusí, pues como dice ud, señoro Morilla no es más que un detallito de color, una cosa folklórica, porque nos guste o no, España es latina, visigoda y francesa, rebozada con judeocristianismo. Más allá del detalle en el patrimonio artístico e histórico, no hay más huella cultural arabigomagrebí en la sociedad y la cultura española que huella cultural latina pueda haber en la sociedad mauritana o egipcia, por ejemplo.

    Así que sí, ese legado nos llega más bien poco, salvo cuando contemplamos la fabulosa arquitectura andalusí o escuchamos flamenco o leemos a Ibn Arabi o la preciosa poesía amorosa andalusí; exactamente lo mismo que si leyésemos literatura japonesa o visitásemos templos ortodoxos georgianos: no es nuestra geneaología cultural, por mucho que admiremos sus grandes logros, es la cultura de unos señoros, como usted, que invadieron esta península y trajeron desde su metrópoli su cultura, sus tecnologías, su pensamiento teológico, filosófico, científico, su idioma, etc, (un «imperio generador», dirían los imperiofílicos de Armesilla & co, que no solo mató, violó, aculturó y expolió sino que además construyó y «civilizó», es cierto), pero cuando perdieron las largas guerras y se les expulsó, salvo las obras inmuebles y los libros, la música, y algunas tecnologías agrícolas, constructivas, etc, se llevaron casi todo lo que habían traído, empezando por su cosmovisión. Punto.
    Todo lo demás es fantasía idealizada romántica que nunca sucederá, en la línea de los mitos etnicistas de los idealistas alemanes. Patochadas de inadaptado a la realidad trasnochado.

    P. D: Machirulitos, nunca van a dejar de paternalizarnos, verdad? Ni siquiera los que van de aliados (los de verdad, no los que se arriman para «pillar cacho», que son la mayoría) van a meterse sus opiniones paternalistas en plan «mira nena…» por donde les amargan los pepinos, verdad? En serio que no nos hacen falta sus cuñadeces. Si de verdad son aliados sinceros, apártense a un lado y no contaminen una lucha que no les pertencece.

  3. «Maemía», no había leído los ripios del final. Qué cosa más horrorosa, es el poema pretencioso de una adolescente de 14 años…
    Atención:

    «tu invicta Luz es lo único
    que temen los adversarios
    de toda la Humanidad.»

    Qué horror chovinista y formalmente fascistoide. Es como José Antonio o Ramiro de Maeztu cuando proclamaban con altisonancia pueril que el universo entero teme a «las españas» (para ellos las de ambos hemisferios, como decía «la Pepa») unidas y en pie.

    Protofascismo andalusista, lo que nos quedaba por ver… Cuánta falta nos hacen los gulag, «illo», cuánta…

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