sábado, 20abril, 2024
19.4 C
Seville
Advertisement

Ana Patricia Botín y lo que no representa el 8M

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Ana Patricia Botín lleva años defendiendo que es feminista, una verdadera epifanía que hizo pública en una entrevista en la radio. Desde Saulo de Tarso en su viaje a Damasco no se había visto una conversión de tal calibre. Sin embargo la presidenta del Santander no es feminista o, al menos, no representa con sus actos los valores defendidos en el Día Internacional de la Mujer. Incluso llegó a publicar un artículo en la red LinkedIn que fue definido por Manuel Domínguez Moreno del siguiente modo: «El fondo del artículo de la señora Botín no es más que un alegato a las desigualdades que genera el liberalismo extremo al que representa la presidenta del Banco Santander ya que va acompañado de una importante carga ideológica en la que no podían faltar los clichés de la competitividad sin medida en la que se basa el credo ultraliberal que Ana Patricia Botín representa».

Sin embargo, la epifanía feminista de Ana Patricia Botín llegó acompañada de un producto financiero del banco, un fondo de inversión con perfil feminista, Santander Equality Acciones, el cual catalogan como “el primer fondo español que invierte en empresas con políticas sólidas de igualdad de género”. Pura mercantilización del feminismo. Es un fondo que la propia Ana Botín valoró como sostenible, con criterios de igualdad y liderazgo femenino. Una inversión para obtener beneficios de aquellas empresas que son “feministas”. Una forma de atraer a inversores especulativos con conciencia social hacia las necesidades de fondos del propio Banco de Santander. Una mercantilización de la lucha por los derechos de las mujeres para un beneficio privado. El feminismo de Ana Botín es impostado y predicado para una necesidad y una finalidad puramente económica, una campaña de marketing de cara al lanzamiento de este nuevo producto. No hay más, por más esfuerzos que pretenda hacer Juan Manuel Cendoya para dar una imagen positiva de una entidad que se está caracterizando en los últimos años por, precisamente, huir de la ética como elemento que genere los beneficios que no están logrando.

En el publirreportaje de Groenlandia, que no tenía otro fin que el «blanqueamiento» de la imagen de Ana Patricia Botín, también se hizo referencia a su feminismo. «Para mí ser feminista a día de hoy es apoyar la igualdad de oportunidades. Yo lo que digo es “tú mira lo que he hecho e intenta juzgarme por ello. No por quién soy, ni si soy de raza blanca o negra o si soy hombre o mujer”», dijo la presidenta del Santander.

Sin embargo, mientras se rodaba este publirreportaje, el Santander estaba inmerso en un Expediente de Regulación de Empleo que se ha cebado con las mujeres, sobre todo con las madres jóvenes que disfrutaban del derecho reconocido a la reducción de jornada, tal y como han confirmado a Diario16 varias decenas de ex trabajadoras. Por otro lado, no se puede olvidar cómo en el Día Internacional contra el Cáncer de Mama, el Santander aprovechó esa fecha para volver a promocionar sus productos.

Hay que recordar que el Santander fue acusado e investigado en Estados Unidos por prácticas discriminatorias, incluidas a las mujeres. Un informe de febrero de 2017 de la asociación Committee for Better Banks  que evidenciaba como el Santander utiliza prácticas discriminatorias que le convertían en el banco del noreste de Estados Unidos que más préstamos deniega a las mujeres y personas de color. Estas prácticas llevaron a la Ciudad de Providence a demandar al Santander y a que el Departamento de Justicia iniciase una investigación sobre estas prácticas discriminatorias. El informe pone el ejemplo de la ciudad de Philadelphia donde, en 2015, el Santander denegó el 32% de los préstamos a las mujeres lo que representaba un 21% de rechazo superior a los del resto de bancos.

Por otro lado, y volviendo al trato que se da a sus trabajadoras, el Santander lanzó una campaña de marketing en relación a sus políticas para que sus empleados compaginen la vida profesional y personal. «Creemos que este equilibrio puede lograrse con un sistema de flexiworking: una forma de trabajar que mejora la eficiencia y la productividad de nuestra plantilla, impulsando horarios flexibles, el teletrabajo y la conciliación de la vida profesional y personal», afirma la campaña.

¿Cómo se puede hacer un planteamiento tan hipócrita cuando aún están calientes los rescoldos de un Expediente de Regulación de Empleo que se ha cebado, precisamente, con las personas que más necesitan conciliar? Sin embargo, el Santander va a más: «somos conscientes de esta necesidad [en referencia a la conciliación] y por ese motivo centramos nuestros esfuerzos en facilitar la conciliación laboral y familiar de nuestros trabajadores.  Para conseguirlo nos hemos adaptado a los nuevos tiempos y a las nuevas tecnologías a través de sistemas de trabajo que permitan a nuestros empleados trabajar de forma eficiente adaptándose a las necesidades de su vida personal».

En el ERE se aplicaron políticas de elección de las mujeres a las que despedir que, en ocasiones, rozaron la crueldad. Una ex empleada que fue despedida afirmó a Diario16 lo siguiente: «He sufrido también la invitación para irme voluntariamente del banco. Soy madre de dos niños pequeños y, desde que tengo a estos dos pequeños enanos, lo mejor que me ha pasado en mi vida, todo cambio en el banco». Esta mujer, antes de quedarse embarazada, tuvo dos abortos naturales por un problema con la coagulación de la sangre. Sin embargo, gracias a la medicina pudo controlar ese problema y quedarse embarazada de sus dos pequeños.

El feminismo se defiende con hechos, no con palabras o declaraciones grandilocuentes y Ana Patricia Botín está siguiendo el legado de su padre al decir una cosa y hacer la contraria. Recordemos cómo Emilio Botín decía que «un buen banquero no vende productos que no compraría», mientras lanzaban las cesiones de crédito o los Valores Santander. Es lo mismo que hace la actual presidenta del Santander con el feminismo.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
Advertisement
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído