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8-M o cómo la ministra de Igualdad ha conseguido dividir al feminismo

Las políticas aplicadas por Irene Montero y el totum revolutum de meter dentro de la lucha de la mujer aspectos que nada tienen que ver con él, han elevado la división entre las feministas

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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Nunca un Día Internacional de la Mujer estuvo tan dividido en España y todo es responsabilidad de Irene Montero, actual ministra de Igualdad, un puesto al que accedió, no por sus méritos, sino porque Pedro Sánchez decidió que un Ministerio clave para cualquier socialista debía entrar en el mercadeo con Unidas Podemos para que el «líder supremo» pudiera mantenerse en la Moncloa.

Este es el tercer «8 de marzo» desde que Irene Montero es ministra de Igualdad y el feminismo está sufriendo una división histórica dentro de un movimiento en el que las fragmentaciones son sistémicas. Sin embargo, jamás como ahora porque la actual ministra ha llevado las cosas hasta tales niveles que está en riesgo, incluso, el propio concepto de mujer.

Irene María Montero Gil ha querido imponer dentro de un asunto tan delicado como es lucha por la igualdad real los postulados de la teoría queer, una metodología, si es que se la puede llamar así, que es contraria absolutamente a los postulados feministas. No se trata de una evolución, una nueva ola del feminismo, sino que la teoría queer es la destrucción absoluta de la lucha de las mujeres del mundo por conseguir la igualdad real de género.

La teoría queer parte de una base en la que roba elementos del feminismo para defender esa añagaza que es la autodeterminación de género. Por un lado, se oculta un mensaje absolutamente misógino cuando cuestiona la heterosexualidad obligatoria, algo que ya en el año 1980 fue planteado por uno de los referentes del feminismo, Adrienne Rich.

Además, el planteamiento queer, para defender sus postulados, se basa en un cuestionamiento de la ciencia, al señalarse aspectos como que la teoría queer intenta dar voz a las identidades de género que han sido calladas por el androcentrismo, la homofobia, el racismo y el clasismo de la ciencia. El mejor ejemplo de ello es la Ley Trans que incluye reivindicaciones del colectivo que nada tienen que ver con el feminismo ni con la lucha de las mujeres por la igualdad real.

La teoría queer que defiende e intenta imponer el actual Ministerio de Igualdad ignora los avances previos del feminismo y expolia planteamientos de referentes como Angela Davis o Adrienne Rich.

Sin embargo, lo preocupante es que, en realidad, lo que pretenden es la imposición de una idea patriarcal identitaria. Las feministas, desde que lleva Irene Montero al frente de su ministerio, han denunciado en diferentes foros que el objetivo es borrar a las mujeres.

La gestión de Irene Montero y de su gabinete muestra los verdaderos objetivos de la teoría queer envueltos eso sí, en un discurso antifeminista camuflado en una cháchara que pretende dar la idea de transgresión y revolución.

Estas políticas, que se pretenden «colar» desde el feminismo, tienen como objetivo su destrucción porque ponen en cuestión la esencia principal de la revolución de las mujeres por la igualdad real, además de colocar en una situación de peligro extremo la lucha contra la violencia de género. Además, en ocasiones, defienden la pornografía o la prostitución sin hacer una diferenciación entre los distintos tipos de este fenómeno.

Una de las fundadoras de la teoría queer, Judith Butler, afirma en sus escritos que el hecho de ser mujer o ser niña es solo un acto performativo. Es verdaderamente sorprendente que se pretenda utilizar al feminismo cuando afirma que, a partir de la repetición de las conductas adjudicadas a cada sexo, el género se inscribe en el cuerpo. Esta autora borra de un plumazo todos los logros del feminismo porque afirma que la única salida a las trampas del género está en ser queer. Niega, además, la existencia de la revolución feminista al defender la abolición del género y no su multiplicación.

Además, niega la opresión histórica de las mujeres por el sistema patriarcal puesto que plantea un silogismo muy peligroso: si parece opresivo «ser mujer», la solución está en cambiar de rol y, de este modo, se abandona de la opresión del género originada por haber nacido mujer, dado que se transmuta hacia el rol varón y, de este modo, se pasa de oprimida a opresor. Ni David Copperfield lograría algo así.

El problema de las políticas del actual Ministerio de Igualdad es que parten de planteamientos reaccionarios que tienen consecuencias nefastas para las mujeres que, en teoría, afirman defender. La teoría queer trata de destruir al sujeto mujer y afirma abiertamente que «al destruir el binarismo se extingue coyunturalmente a la mujer como sujeto».

Si uno lee atentamente los manuales y las proclamas, se da cuenta de que la teoría queer esconde, en realidad un idealismo conservador, liberal, misógino y antifeminista. Y esto, como buen Caballo de Troya, se hace a través de una mujer que se declara abiertamente feminista.

El 8 de marzo de 2022 se presenta, por tanto, como el día en que el feminismo va perdiendo la batalla contra la teoría queer defendida por Irene Montero y su equipo. Lo que antes era una lucha interna, puesto que las queer han pretendido infiltrarse dentro del movimiento feminista para, desde ahí y aprovechando una revolución en alza, colocar sus proclamas y sus medidas absolutamente contrarias a la defensa de los derechos de la mujer, todo ello a través de trampas dialécticas y de manipulación de los dictados de referentes del feminismo como, por ejemplo, Angela Davis.

El principal error cometido por Pedro Sánchez fue colocar el Ministerio de Igualdad dentro de la negociación con Unidas Podemos, porque esas políticas jamás debieron caer en manos de quien defiende una teoría enemiga del feminismo y que comparte con la derecha y los ultras el objetivo de eliminar los avances de las mujeres a la hora de lograr la igualdad real.

Hoy las mujeres se manifestarán divididas. Unas acudirán a los actos organizados por las feministas y otras a los convocados por Unidas Podemos en la que se mezclarán reivindicaciones históricas de las mujeres con otras que nada tienen que ver con lo que se reivindica hoy. A mayor división, más fuerza gana el neomachismo y el negacionismo por parte de la extrema derecha. Además, se incentiva el rechazo de las propias mujeres hacia las feministas por, precisamente, el abandono de las luchas en las que aún no se ha conseguido una victoria para centrarse en cuestiones que nada tienen que ver con la igualdad real de género.

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2 COMENTARIOS

  1. ¿Como si las mujeres trans no estuvieran afectadas por la misoginia? Violencia, discriminación, sexismo, etc. ¿Estás bromeando? Este artículo sólo se hace eco de la más odiosa retórica feminista radical anti-trans.

  2. ¿Como si las mujeres trans no estuvieran afectadas por la misoginia?
    ¿ la violencia, la discriminación, el sexismo y mas?
    ¿Estás bromeando? Este artículo sólo se hace eco de la más odiosa retórica ‘feminista radical’ antitrans que viene de Inglaterra!
    ¿Tal vez dejar que las mujeres escriban?

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