El envejecimiento de la población provoca cambios en los modelos de vida y de familia en nuestro país. En este sentido, según se desprende de la encuesta hecha pública ayer por el INE, en España había 4.638.300 personas viviendo solas en el año 2016. De esta cifra, 1.933.300 (un 41,7%) tenían 65 o más años. Y, de ellas, 1.367.400 (un 70,7%) eran mujeres. En cuanto a los hogares unipersonales de menores de 65 años, el 59,0% estaban formados por hombres y el 41,0% por mujeres (1.595.800, frente a 1.109.300). Comparando con los valores medios de 2016 y 2015, el número de personas que viven solas se incrementó un 1,2% (54.100 más).

Cabe destacar que los hogares unipersonales de personas de 65 y más años aumentaron un 4,0% respecto a 2015. Por el contrario, los formados por personas menores de 65 años disminuyeron un 0,7%. Por sexo, los hogares unipersonales de mujeres crecieron un 0,1% y los de hombres aumentaron un 2,5%.

Lo cierto es que cada vez son más los hogares ocupados por una sola persona. Una tendencia que no ha podido frenar ni la crisis económica y que, además de en España, se está globalizando en buena parte de los países de la vieja Europa y también en EEUU.

Se trata de un fenómeno global que los expertos relacionan con el progreso de los países. Esto es, a mayor nivel de desarrollo, mayor número de viviendas unipersonales. El sociólogo de la Universidad de Nueva York Eric Klinenberg en su publicación ‘Going” destaca cómo, por primera vez en la Historia de la Humanidad, «un número importante de personas se asienta en solitario».

Según Klinenberg, en países como Alemania, Francia, Reino Unido o Japón, en torno al 40% de las viviendas están ocupadas por una sola persona, cifra que se eleva hasta el 50% en ciudades como París, y al 60% en Estocolmo.

En Estados Unidos las cifras no alcanzan las del viejo continente, si bien en ciudades como Atlanta, Denver, Seattle, San Francisco o Mineápolis, el 40% de las casas sólo tienen un inquilino. Y como prueba de la relación entre este incremento y el desarrollo económico, pone ejemplos como los de China, la India o Brasil, donde los hogares unipersonales crecen casi a la par que sus economías.

Lo cierto es que cada vez son más los hogares ocupados por una sola persona. Una tendencia que no ha podido frenar ni la crisis económica

La abundancia de mujeres viviendo en soledad a partir de ciertas edades viene provocada porque los hombres tienen una esperanza de vida más corta (80 años, frente a los 85 de las féminas), pero también por otro componente social fundamental. En general, el hombre en torno a los 75 años ha tenido una socialización muy dependiente de la mujer, en la medida en que en buena parte ha sido cuidado por ella. Si se queda solo porque su esposa fallece, suele irse a vivir con los hijos o con otros familiares.

En el lado contrario, la mujer que pierde a su marido, algo mucho más común, muestra más autosuficiencia. Al enviudar, las mujeres tienen mayor prevalencia en vivir solas, porque presentan una mayor autonomía por los roles tradicionales de género entre hombres y mujeres (ellas han tendido a ocuparse más de las labores del hogar), mientras que si un nombre enviuda, es más probable que opte por estrategias para no tener que vivir solo: bien formar una nueva pareja, pasar a residir con familiares o ingresar en un centro o residencia.

 

También en España

España no queda ajena a esta tendencia. En las últimas décadas, el incremento de los hogares unipersonales no ha cesado. Según cifras de la EPA (Encuesta de Población Activa), en diciembre de 2011, 3,4 millones de personas vivían solas en nuestro país hoy esta cifra, según el INE, es de 4.638.

Llama la atención que, desde el inicio de la crisis, el número de estos hogares no sólo no ha disminuido, sino que se ha incrementado, hasta el punto de que, según recoge la EPA, el número de hogares cuyo único inquilino pertenece al grupo de población activa ha crecido en 300.000, es decir, un 27%, hasta los 1,51 millones.

 

Hogares formados por parejas

El número de hogares formados en torno a parejas, de derecho o de hecho, era el más numeroso en 2016, con 10,1 millones formados exclusivamente por parejas con o sin hijos. Atendiendo al número de hijos que viven con la pareja, en España había 3,86 millones de hogares formados por parejas sin hijos, un 0,3% menos que en 2015. Por su parte, 2,88 millones de hogares estaban formados por parejas con un hijo, (un 0,9% menos que en el año anterior) y 2,78 millones por parejas con dos hijos. El número de parejas que vivían con tres o más hijos aumentó un 0,1% durante el año 2016 y se situó en 569.400, lo que representó el 3,1% del total de hogares. Si se consideran otros tipos de hogar en los que además de la pareja figuran otros miembros, en 2016 se alcanzaron 10,7 millones de hogares en los que residía una pareja. Y, considerando los hogares en los que hay más de una pareja, se llegó a un total de 11,1 millones de parejas.

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