Algunas personas se te instalan en el lugar donde se cruzan el desprecio y la rabia. Suele suceder por contagio. Porque ellos, a su vez, se mueven por rabia y por desprecio. Así, el ex director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, ahora premiado con un puesto en la Red Eléctrica de España.
Poco importan los 180.000 euros que cobrará por nada. Importa el premio.
Estando al frente de la Guardia Civil, este individuo despreció la muerte de 15 inmigrantes, hombres valientes que, tras un penosísimo viaje, estaban a punto de alcanzar la orilla (AQUÍ). Les dispararon. Murieron ahogados. Basta ver el vídeo que encabeza este texto para entender la posición de Fernández de Mesa, la catadura de este hombre, su infamia.
Pero el problema no es ni él ni su sueldo. El problema, gravísimo, es un Gobierno que promociona al hombre que desprecia la vida humana.
No queda nada, después.
Nada que añadir.
Sólo el horror de pensar que esta gente gobierna nuestro país, está al frente de la difusión de unos “valores”, al frente de las medidas que se toman para la convivencia y de la educación de nuestros hijos.
Ellos saben lo que hacen. Quienes no se oponen abierta, francamente a ellos son, además de cómplices, unos irresponsables.
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De las muchas y variadas degradaciones que nos ha tocado ver en los últimos años, la muerte en el Tarajal es una de las más dolorosas. Porque, además, después se hizo el silencio.
Resulta espeluznante ver que, pasado el tiempo, en lugar de hacer justicia, de limpiar de ponzoña la memoria, se premia al infame.
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Ayer, Darío Adanti presentó su nuevo libro, Disparen al humorista. Es una obra imprescindible para comprender la idiotez en la que nos movemos, para mirarla a la cara, y, por lo tanto, mirarnos al espejo.
No hay inteligencia sin humor. Sin humor hay fascismo y religión.
Disparen al humorista, Darío Adanti. Astiberri, 2017.
Así es Cristina, el PP es partido lleno de infames y ruines personas respaldados por unos jueces «amigos» colocados en los puestos adecuados y por unos votantes tan infames y ruines como ellos, desgraciadamente para todo el resto que nos roban y nos matan por su culpa.