21D: Las elecciones en las que todos perdemos

Sea cual sea el resultado de estas elecciones del 21D -en las que reconozco mi incertidumbre y dudas a que quede en tablas y haya que volver a convocar elecciones en seis meses- todos hemos perdido ya demasiado en este procés en el que ha faltado cintura política, talante democrático y juego limpio por ambos lados.

Como a tantos españoles no independentistas -soy vasca y respeto el sentimiento soberanista- el hecho de la que se haya intervenido a la Generalitat y procesado a los líderes del procés me chirría y hace que me duelan España y Cataluña.

Las circunstancias en las que se celebran estos comicios con candidatos en prisión o huidos, con una Generalitat intervenida y una ruptura de dos bandos enfrentados dejará, sea cual sea el resultado, heridas muy difíciles de superar.

Nunca me sentí como ahora más alejada de un Gobierno que promueve un Estado intervencionista, donde no se ha tenido en cuenta el sentimiento pacífico de un pueblo soberano para pensar lo que le dé la gana. Pero la misma cintura que le ha faltado al equipo de Rajoy y a Ciudadanos, ha brillado por su ausencia en el bando soberanista.

Feo muy feo ha estado el interés de los independentistas, por si el resultado electoral no es el esperado por ellas y ellos, en sembrar la duda sobre la limpieza del proceso electoral. Ahora claman por las deficiencias de un voto por correo, que existe es verdad, pero que ya existía en los comicios anteriores, fueran elecciones generales o autonómicas.

Estoy firmemente convencida que el resultado que hoy salga de las urnas será la verdad de lo que ha votado el pueblo catalán.

La imagen de Puigdemont tratando de dejar a España en el ámbito internacional como si de una monarquía bananera se tratara, tampoco ha sido jugar limpio. Mucho más respeto me da desde prisión Oriol Junqueras, que nunca debió entrar, como el resto de consellers, en los muros de la prisión.

Jamás, en pleno conflicto político con muertes sobre la mesa en la época etarra, se jugó tan duro con los batasunos que justificaban y apoyaban la violencia. Ni el propio Aznar se atrevió a tanto como ahora Rajoy.

Consciente de que cualquier opinión negativa sobre los líderes independentistas será despreciada tanto por los soberanistas, como mis críticas al Gobierno de ESpaña por los nacionalsitas españoles, lamento también las amenazas -que han existido por ambos bandos- a quienes piensan distinto y hacen uso de la palabra para defender la postura que sea.

Lamentable me ha parecido quienes escondidos cobardemente en cuentas falsas, han utilizado las redes sociales para amenazar, insultar y coartar la libertad de personas como nuestra directora de opinión, Beatriz Talegón. Pero he leído y oído barbaridades similares contra personajes como Josept Borrell y otros muchos líderes de opinión que se han mostrado muy críticos contra las tesis soberanistas.

Basta ya! Me cansé de gritar en mi época universitaria desde Movimiento por la Paz en pleno terrorismo etarra. Y Basta ya! Repito ahora que, sin violencia es cierto, pero con la sinrazón se trata de menospreciar a quienes piensan distinto.

La guerra entre hermanos trajo a España uno de los episodios más vergonzosos de su historia. Ojalá se tenga en cuenta que la España en la que creo, la España que quiero y de la que estaba orgullosa, respeta por igual a monárquicos que a republicanos, a constitucionalistas que a independentistas y a conservadores que a la gente de izquierdas. Quiero a todos en el mismo barco. Es lo que siento.