12/1/2017. “Cuidado con las velas”

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Este cartel se puede encontrar en el metro de Madrid. Es de la aseguradora Mapfre y está participado/patrocinado por el Gobierno de la Comunidad de Madrid.

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El pasado mes de noviembre murió una anciana. Se llamaba Rosa, tenía 81 años y se incendió el colchón donde dormía. Se iluminaba con velas porque le habían cortado la luz. Murió asfixiada y media España quedó con la boca abierta al enterarse de que son mas de cinco millones las personas que viven aquí en la misma situación que Rosa.

Desde entonces, se han multiplicado las noticias sobre lo que llaman “pobreza energética”, que no es otra cosa que ponerle una guinda helada a la pobreza monda. Monda y con velas.

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A nadie le cabe duda ya de qué significan las velas en invierno aquí, de cuáles son sus connotaciones.

Hoy Diario16 ha publicado esta noticia de Alejandra de la Fuente sobre el cartel de marras. Un par de personas me han llamado la atención. Me dicen que en las casas se encienden velas por motivos que nada tienen que ver con no tener suministro eléctrico. Seguramente. ¿Y?

La suma “invierno” + “hogar” + “cuidado con las velas” da como resultado un cuadro doloroso. Sin más, y todo el mundo lo entiende.

Podría ser que quienes diseñaron la campaña de Mapfre no tengan la sensibilidad suficiente para entenderlo o darse cuenta. Puede que ni siquiera sigan las noticias, al menos las relacionadas con los pobres. Sin embargo, debemos exigir algo distinto de la Comunidad de Madrid.

Este cartel es, sencillamente, una normalización repugnante e inadmisible de la miseria.

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Siruela publica los Diarios amorosos de Anaïs Nin.

Recuerdo algunos párrafos que se me instalaron y ahí permanecen. Como este (página 614):

 

23 de julio de 1936

El flujo de la vida me sigue pesando y él grita agónicamente porque he visto a Henry: “Tengo que tenerte toda para mí. Me ha faltado la fuerza para arrancarte de tu vida; tu caridad y tu humanidad son pesadas cadenas que te tienen aprisionada”. Los celos lo torturan de un modo oscuro, desproporcionado; retuerce la sensualidad, no obedece al deseo que llamea; lo deja arder y consumirse, regresa por caminos desviados cuando estoy tranquila y sin fiebre, no está desnudo con orgullo y naturalidad, solo al despertar arde su instinto con pureza, aunque tenso, mi propia naturalidad se hace añicos, no puedo responder, mi miel se desperdicia, la noche se llena de pensamientos; busca la noche; también el ensueño, que él no ve, surge de la sensualidad pura, de modo que la pasión no surge como una explosión, sino como una lucha o una búsqueda, inundada de celos oscuros y violentos. Una marca azul que vio en mi muslo lo llevó a la desesperación. La tarde que pasé con Henry estaba loco de pena. Lo llamé por teléfono: “No sufras, Gonzalo”. Luego me dijo: “Sufrir es bueno, me hace más fuerte. Anaïs, cuánta sed tengo de tu sublimación”.

 

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Mañana más de cinco millones de personas en España seguirán teniendo frío en casa, las neveras en cueros y la ducha como un adorno amenazante, helador.

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Periodista y escritora, estudió Ciencias de la Información en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha ejercido como periodista en El Mundo, Cadena Ser, Radio Nacional de España, El Periódico de Cataluña, Cuatro, Telecinco, Antena3 Televisión,... Ha sido (por este orden) redactora de calle, entrevistadora, reportera, guionista de radio y televisión, columnista política, analista política, columnista cultural, articulista, jefa de sección, jefa de redacción y subdirectora. Directora de D16.com

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