Ya sabemos el censo de participantes que deberá elegir la nueva presidencia y la nueva Ejecutiva del PP de Madrid. Un 11,8% de los afiliados se ha apuntado al proceso, lo que indica que ni tienen los casi cien mil afiliados que dicen, ni las fuerzas del mal se han movilizado. Cuando hay batalla suele verse la cifra real de afiliados a los partidos políticos. Las investigaciones estiman que existe un ±15% de personas que no se movilizan por diversos motivos: dejadez, poco entusiasmo, edad, etc. Pero el resto de afiliados sí se suelen movilizar. Por tanto, la cifra de 11.088 inscritos indica de mejor forma que el PP madrileño debe estar en torno a los 15.000 afiliados siendo optimistas. Y eso que se han inscrito desde que llegó Cifuentes 1.421 nuevos afiliados. Pero en el PP no dan de baja ni a los muertos debe ser.
El día 12 de marzo las personas inscritas podrán ejercer su derecho a voto desde las 11 de la mañana hasta las 19:00 horas de la tarde, en alguno de los 140 puntos de votación que ha determinado la Gestora madrileña. Igual a Henríquez de Luna tampoco le gusta la fecha ni los puntos, pero parece que tras “rajarse” está más callado. Si la persona más votada alcanzase el 50% de los votos a su candidatura y hubiese una diferencia del 15% entre ambas candidaturas, la persona elegida sería proclamada presidente o presidenta. Si no fuese así, y la contienda fuese más ajustada, los inscritos volverían a votar durante el congreso a las candidaturas completas.
El sistema pactado con el imputado Fernández Maíllo es una suerte de democracia abierta con guarda y custodia para el aparato. Si nadie obtiene ventaja suficiente, y quien va por delante no es del gusto de la oligarquía partidista, cabe la votación a la candidatura completa. Esto es, se puede jugar a la compra de voluntades por cargos orgánicos y futuros institucionales. El caso es que el 12 de marzo veremos si habemus papam o entran en juego los mecanismos típicos de los aparatos. Aunque estos siempre aparecen.
Cristina Cifuentes
La “rubia de la coleta” tiene todo a su favor para hacerse con el control del PP madrileño el día 12 de marzo. No sólo es la presidenta de la Comunidad de Madrid, que eso suma y mucho dentro de una mentalidad tan vasalla como la de los conservadores, sino que se ha estado moviendo y mucho durante el último año. Desde que Aguirre dimitió como presidenta del PP de Madrid, con lo gran gestora y seleccionadora de equipos aún no se sabe por qué lo hizo, Cifuentes ha intentado dar impulso a una organización apestada por corrupción. Ha sido quien, pese a quien le pese, ha levantado un poco el ánimo de las huestes de la derecha azul.
Trabajar a destajo por el partido, y el gobierno, es un punto a su favor. Pero ha sabido ganarse a Jaime González Taboada, el muñidor de los municipios no urbanitas madrileños. Mientras otros estaban en la playa, Cifuentes se pasó medio verano recorriendo sedes semi-rurales del partido conservador. Mientras las huestes de Aguirre bramaban en la capital, Cifuentes se traslada al área metropolitana para hablar con unos y otros. Ahí se ha ganado las simpatías de muchos afiliados. Un hándicap para su competidor sin duda.
Su posición ideológica es de una derecha liberal, no olvidemos sus vínculos con Villapalos, que acepta en términos morales la diversidad existente. Ya, Aguirre también dice que es liberal, pero en su caso miente más que habla. En su propio partido la califican de progre (¿Qué mentalidad tendrán los que así hablan? Sí, cercanos a la Inquisición) aunque podría hablarse más bien de una derecha avanzada y adaptativa a los tiempos. Tiene su punto de simpatía y de saber reírse de sí misma, que eso siempre suma, pero cuando se enfada lanza algunas miradas que más vale esconderse (experiencia propia).
Luis Asúa
El presidente de la sede de Chamberí se ha lanzado a la carrera por la presidencia del PP madrileño por una clara convicción de la apertura democrática, se encuentra vinculado a la Red Floridablanca, y para hacer una confrontación de ideas y vuelta a postulados más conservadores, vinculado al aznarismo y con apoyo de Hazte Oír. Su intención es recuperar a los militantes peperos que no participan (mientras no estén muertos va bien la cosa), acabar con las políticas de aparato con un partido “abierto a la sociedad”, pero de un marcado carácter conservador. Él afirma que de “centro derecha liberal moderado”. Un eufemismo demasiado largo para decir conservador. Son liberales en lo económico y social, pero conservadores en lo político y lo moral.
La diferencia con la Presidenta en el aspecto ideológico es evidente. Pero ha comenzado mal al criticar el propio sistema de elección, y eso que quería abrir el partido: “La segunda vuelta es imposible. Lanzo el guante: O Cristina Cifuentes o yo. El que gane o pierda tiene que dimitir esa noche. No se puede ir a una segunda vuelta con el mismo colegio electoral en el Hotel Auditorium que no tiene ni transporte público en el Puente de San José. Esa me parecería una trampa imposible. Lanzo ese guante: Si yo el 12 de marzo no soy el primero, dimitiré en el acto”. Que vaya preparando la carta de renuncia.
Asúa representa lo peor del aznarismo, del capitalismo de amiguetes (no se olvide que él fue concejal durante las legislaturas del faraón Gallardón y de Botella), de la patrimonialización de lo público. Es de las fuerzas del mal de verdad. Además, añade otro hándicap, el victimismo del que hace gala. Por ejemplo, que no va a pedir apoyo a nadie porque sabe que el aparato es muy poderoso. ¿El aparato de quién? Quitando la gestora, el resto de sedes deberían ser aparato de Aguirre. El caso es que tampoco se prodiga mucho en los medios, ni se ha preocupado de hacer llegar convocatorias. Difícilmente se puede competir cuando el máximo fin es reunir a los descontentos, a los aguirristas y a los aznaristas sin hacer nada.
Con esto inauguramos esta nueva sección (A diestra y siniestra) de información comentada. Por tanto, aquí se leerán opiniones a la par que se ofrece información. Los trolls habituales quedan avisados.
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