El pasado día siete de octubre la opinión pública vio como 9.000 ultraderechistas ocupaban el polideportivo de Vistalegre, en Madrid. Su discurso xenófobo, homófobo, misógino, ultraunionista, etc, etc, irrumpió en la política del Estado español. Naturalmente, mis ideas chocan frontalmente con la totalidad de lo anteriormente dicho. También habría que estudiar la envergadura territorial del fenómeno y quien lo está impulsando, ya que, el propio Vox ha reconocido recibir asesoramiento, de la empresa asesora de la Administración Trump, aunque, si se trata de una empresa privada, esto no tendría mucho que ver ya que este tipo de empresas pueden asesorar tanto a socialdemócratas convencidos como Edu Madina, como a la derecha latinoamericana. Pero eso no es de lo que quería hablar aquí, como siempre quiero intentar dilucidar en que afecta esto a las personas con discapacidad. Vamos allá.
Primeramente tendríamos que ver que clase de ultraderecha representa esta formación política: ¿De corte anglosajón o de corte nacional-católico? Según sea la respuesta a esta pregunta, así afectará al colectivo de personas con discapacidad.
Si se trata de una ultraderecha “cañí”, al estilo tradicionalista, sería la visión judeo-cristiana la que primaría. Esto significaría la vuelta a un paradigma médico-asistencial de manera radical. Las personas con discapacidad pasaríamos otra vez a ser personas “cojitas”, “inválidas” y “tontitas” a expensas de la caridad cristiana. Esto quiere decir que se eliminaría el concepto de Estado del Bienestar como protector de derechos colectivos y civiles, siendo esos derechos meras concesiones caritativas. La Iglesia Católica volvería a ser el principal agente social y asociaciones como FRATER (Fraternidad Cristiana de Enfermos y Minusválidos), dependiente, (al menos en mis tiempos), de los arzobispados de las diferentes zonas, pasaría a ser la asociación ligada a las instituciones, sino la asociación única, como lo fue durante el franquismo y tardo franquismo. Solamente ASPANIAS (FEAPS, actual Plena Inclusión), pudo operar también durante el tardofranquismo, después de jurar y perjurar a las autoridades de la época que no se meterían en política.
Si por el contrario se refiere a la ultraderecha anglosajona, la moral judeo-cristiana de culpa y caridad daría paso a la moral protestante de la supremacía del más fuerte, el sálvese quien pueda y el neoliberalismo salvaje. De este modo, (dado que el nazismo, el Proyecto T4 y los experimentos de Menguele, quedan feos), pasaríamos a formar parte de una subciudadanía de pobres e inútiles para el sistema. De este modo, pasaríamos a formar parte de una Sanidad, una Educación y unos Servicios Sociales para pobres y raros, junto quien nos limpia el culo, quienes en este caso tendrían 8 apellidos españoles (léase castellanos y andaluces).
Por supuesto habría alguna excepción, la de aquellos emprendedores que aprovechen su posición privilegiada y su condición de personas con discapacidad sobrevenida bien indemnizadas por seguros privados para montarse sus negocios de autoempleo y comprarse chalets en Simancas. A estos se les unirían sus homólogos, los señoros postmodernos aprendices de proxeneta, que se montarán sus negocietes de asistencia sexual, eso sí, sin mariconadas amiguetes.
Pues bien. Si tenemos en cuenta que uno de los primeros objetivos de Vox ha sido Pablo Echenique, amenazándole directamente con echarle del país creo que muy paternalistas no serían con la discapacidad. Estas palabras de Santiago Abascal hay que unir los ataques que ha recibido Echenique por parte de elementos de ultraderecha en internet acusándole de haberle pagado los estudios, por ejemplo. Ataque este claramente discáfobo ya que se refieren a una medida de apoyo a la discapacidad.
Ha todo esto hay que añadir la petición que el CERMI (Comité Estatal de Representantes de Personas con Discapacidad) ha hecho al Ministro del Interior, Grande Marlaska para que agregue los ataques a la discapacidad a las estadísticas de delitos de odio . El odio a las personas con discapacidad existe en forma de agresiones, vejaciones, violaciones… Pero hasta hoy está invisibilizada en las estadísticas generales, invisibilizando así al colectivo.
Todo lo dicho, junto a los contactos internacionales de Vox, me hace pensar que este partido va a optar por la segunda opción, una ultraderecha al estilo anglosajón, lo cual me hace preveer que este partido nos tiene reservado un futuro como ciudadanía de segunda clase. Por eso me dolió que se nombrase la dependencia solamente para atacar al Estado de las Autonomías. Eso tiene un nombre, manipulación.
es lógico que Vox exista. El franquismo no fue derrotado en España sino que sigue vivo en las intituciones, hasta existe una fundación que ensalsa al dictador, la derecha se refleja en el dictador, no le han olvidado, lo tiene aún muy presente
https://iberomagazine.com/2018/10/11/centralismo-o-autonomia/