Vila-Matas y la voz propia

El escritor barcelonés se ríe del proceso creativo con suma elegancia en su nueva novela, ‘Mac y su contratiempo’

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Foto de Elena Blanco.
Foto de Elena Blanco.

La literatura del barcelonés Enrique Vila-Matas es como el matrimonio: sus historias se saben como empiezan, pero nadie puede meter la mano en el fuego sobre sus finales. Permitan este símil o chiste malo rayano con lo machista y el landismo más ruborizante para aproximarnos al mundo único del escritor español más reconocido internacionalmente en la actualidad, con permiso de Javier Marías y algún otro que no viene a la memoria a bote pronto.

El lector se adentra en sus obras pensando una cosa y, desprevenido, descubre otra. Sale siempre encantado, por supuesto. Quizá aquí ya no valga tanto el símil del matrimonio. Retirado pues. Lo único incuestionable es que muestra en sus creaciones que su voz es única, propia, la voz del escritor quizá más exigente del momento, ansioso por seguir descubriendo nuevas realidades en la ficción narrativa.

Por todo ello, por ese juego constante de espejos en que Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) convierte la literatura, es el escritor más camaleónico de las letras españolas, el más versátil, el más indagador de nuevos horizontes literarios, el más original en sus planteamientos, en esa pasión desaforada por todo lo que huela a literatura, hasta el punto de hacer de la literatura misma el gran personaje de todas sus historias. Porque las obras del autor de títulos ya míticos como Historia abreviada de la literatura portátil, El mal de Montano, Aire de Dylan o Bartleby y compañía, entre otros muchos, se divierte con un humor único haciéndonos partícipes de rocambolescas tramas tan cotidianas a veces como esperpénticas y sublimes. Eso sí, un humor muy serio, sumamente elegante, que lleva a la carcajada a veces, pero una carcajada mental, sublime.

La originalidad de Vila-Matas reside en la exploración misma del concepto de originalidad en la narrativa. De ahí que siempre se sitúe en el espejo, indagando el poder de la imitación, de la repetición, del juego del doble como experimento. Un buscador nato, en definitiva. Por eso y por un estilo depurado y afilado, limpio y contenido, de humor sereno pero visceral.

Su nueva novela, Mac y su contratiempo (Seix Barral), cuenta la historia de Mac, la enésima víctima del ladrillo que pasea su desocupación forzosa por el inventado barrio del Coyote barcelonés, en pleno Eixample. Obsesionado por su vecino, un famoso y reputado escritor que lo ignora en cada encuentro vecinal que protagonizan, decide emprender una idea descabellada: retomar las riendas de la ópera prima del escritor, Walter y su contratiempo, que éste quiere olvidar a toda costa por tratarse de un trabajo incongruente de juventud. Es ahí donde Mac pretende mejorar y modificar esta obra de la que reniega su propio autor.

Es el escritor más camaleónico de las letras españolas, el más versátil, indagador de nuevos horizontes literarios, el más original en sus planteamientos

Vila-Matas practica una sutil bofetada al proceso creativo en sí mismo y también a la originalidad concebida como una presunción interiorizada en toda obra literaria. Al destruir el mito de la voz propia, el escritor barcelonés reconduce la tradición literaria hacia unos vericuetos nuevos, insondables. Y lo hace acompañado siempre del humor, de la normalidad poblada por personajes excéntricos y peculiares con objetivos vitales absurdos en apariencia pero que no lo son.

La improvisación fingida que Vila-Matas quiere aparentar descubre, al contrario, una novela magistral, perfectamente hilvanada de principio a fin. Meditada hasta la última coma. La novela maestra en suma, que ningún contratiempo puede quitarle ya a un escritor de referencia de las letras españolas. Porque sí, Enrique Vila-Matas siempre escribe la misma novela, la misma novela magistral que adquiere múltiples formas y matices, como los vinos cuando reposan adquieren nuevos e insospechados sabores y olores aromáticos hasta llegar a la boca y la nariz después de años encerrados en una botella. Salud, que la disfruten.

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