El 9 de diciembre de 2015 publiqué la primera columna o artículo en esta segunda época de Diario16, mi más amado periódico. Habría podido hacer que estas palabras coincidieran en fecha exacta, fueran publicadas el 9 de diciembre de 2017, pero preferí escribirlas, dictarlas, el día 9, eso sí, para que sean publicadas cuando se prefiera; me gusta la inexactitud en las fechas: si me tocase ser inmortal prefería que celebrasen mi 99 o 101 aniversario (capicúas) que el 100, ya tan gastado y manoseado.
Dos años. Magníficos. De impresionante crecimiento. De libertad de expresión, algo mucho más difícil de lo que parece en estos tiempos. De caras y firmas nuevas y caras y firmas consolidadas. La maravillosa sorpresa de la publicidad lloviendo sobre los artículos y noticias. Los artículos de Esteban Cano sobre el expolio del Banco Popular que han llevado a Diario16 a lo más alto de los tabloides -si vale el sustantivo- digitales. La excelente maqueta y diseño. El contacto fugaz con mis compañeros, tan diferente a la época de San Romualdo aunque mucho más mágico. Pero sobre todo la sensación de que este crecimiento impresionante es sólo el principio, de que llegaremos mucho más lejos y nos convertiremos en una referencia para todos los medios de comunicación; aunque yo lo somos.
Si hace dos años escribí que Diario16 era mi más amado periódico, ahora puedo afirmar que mi amor ha aumentado, que casi lo adoro y me satisface infinitamente formar parte de esta cabecera, de esta pequeña gran familia, a cuyos miembros -también a los que ya no están- felicito sin excepción. Y muy especialmente a Manuel Domínguez Moreno, el hombre de palabra, sin él no habría sido posible en absoluto esta enorme maravilla, este pequeño milagro.
¡Felicidades Diario16! Y que cumplas muchos más.
(mecanografía Ángel Arteaga)