Los pobres chicos de los estudios de Disney no lo tienen muy fácil ellos. Durante años se les ha acusados de ser racistas, de presentar unos problemas del mundo basados en estereotipos blancos. Y cuando van y abrazan otras culturas,  les cae la del pulpo. Cuando hacen Moana (en España es Vaiana), les acusan de presentar a los polinesios con otro estereotipo: el de gordos. Y de apropiarse de la mitología polinesia para hacer un cuento de hadas.

Disney España ya anunció a través de su cuenta oficial de Twitter el cambio de nombre de su nueva princesa, que pasa a llamarse en España Vaiana, en vez del Moana original. Según ha explicado la productora en un mensaje de la red social, este cambio se ha debido a que «Moana» es una marca registrada en varios países europeos, entre ellos España. No sé si algunos os habéis duchado con Moana bouquet. Yo lo hice de jovencita, había dos botes, rosa y azul, muy monos.

De qué va la peli: Hace miles de años los mejores marineros del mundo viajaban a lo largo del océano Pacífico descubriendo nuevas islas, pero un buen día sus viajes cesaron y aún nadie ha descubierto porqué. Vaiana, la hija del jefe de la tribu, está dispuesta a resolver el misterio sobre sus antepasados.  Siguiendo el consejo de su abuela, la joven decide hacer oídos sordos a la prohibición de su padre de permanecer en la isla, y se lanza a los confines del Océano en compañía de su mascota, un gallo demente de nombre Heihei. En su camino se encontrarán con Maui, un semidiós que cuenta con un anzuelo mágico, que le da la habilidad de cambiar de forma. Maui resulta ser una especie de surfero pagado de sí mismo cuyos tatuajes revelan sus sentimientos. Juntos vivirán una gran aventura en la que se enfrentarán a feroces criaturas en una misión casi imposible que les llevará a cruzar el mar abierto, encontrando a su paso mucha acción, enormes animales marinos, cangrejos psicodélicos, piratas hechos de cocos, animales abisales, y monstruos hechos de lava 

En junio, cuando se difundieron las primeras imágenes de Maui, la representación como una figura corpulenta fue percibida como cliché en una región donde la obesidad es un problema de salud pública.

Para Marama Fox, dirigente del Partido Maoista de Nueva Zelanda, (Maoista por los Maoríes, no por Mao) el grupo estadounidense busca «hacer dinero gracias a la historia y a las creencias de otros».

«Es lo mismo que imprimir la imagen de uno de nuestros ancestros en una cortina de ducha o en una botella de cerveza», afirmó.

La comisión de Derechos Humanos de Nueva Zelanda tampoco estaba muy contenta con la película: «Esperamos que Disney comprenda las opiniones de las comunidades y de los pueblos que caracteriza en la película«,

El ilustrador de origen polinesio Michel Mulipola ha defendido al personaje a través de varios tweets. En uno ha compartido una imagen en la que estudia la estética del personaje, analizando que su figura se corresponde más con «fuerza» que con obesidad. En otro tweet ha ironizado sobre que nadie sabe cómo era Maui puesto que es un personaje de ficción.

Pero esta es una película de Disney con todo lo que una película Disney ha de tener. Una heroína valiente, un animalito que se puede vender a los niños pequeños esta Navidad (en este caso, un pollo retrasado, y también un cerdito muy mono), y unas cancioncitas empalagosas hasta el coma diabético (excepto la que canta el cangrejo, que es buenísima pero buenísima) y que las niñas pueden cantar en el karaoke.

Lo mejor sin duda es el numerito del cangrejo psicodélico y el de los piratas cocos. Ambos auténticos prodigios de animación, para aquellos a los que, como yo, os encante de verdad el género, En inglés la voz del crustáceo es la de Jemaine Clement, de Flight of the Conchords’, una serie de culto australiana neozelandesa que no ha pasado por aquí, que sólo conozco yo y los cuatro frikis a los que he enganchado a la serie.

En cuanto a los piratas cocos, es una clara referencia a una de mis películas fetiches Mad Max: Furia en la carretera; tres barcos piratas gigantes liderados por una versión en miniatura de Immortal Joe en coco que van tuneados como la guarida y los coches de los war boys, pero en coco. Es completamente descacharrante y maravillosa.

Lo bueno que tiene Vaiana / Moana es que no se enamora de ningún Príncipe ni de nadie en toda la película. Está ahí como heroína porque sí, por sí misma, sin ser la subalterna de nadie ni sin que su realización en la vida pase por el amor romántico.

Aquí nuestra heroína no busca en ningún momento a su príncipe azul, y sí su lugar en el mundo y su destino: salvar a su pueblo de la desaparición. Es más, su partenaire masculino es un héroe torpe, un macho alfa troglodita pero de buen corazón que, tras dudar de ella al inicio de la peli por su condición de mujer (de niñata, más bien),  acabará reconociendo su error y la valía de Vaiana/Moana. 

 ¿Merece la pena verla?

Sí, si te te gusta el cine de animación. No es de las mejores películas que he visto del género pero, como he dicho, los numeritos del cangrejo psicodélico y de los piratas-coco son obras maestras.

Sí, si tienes hijas. Niñas, con a. Les encantó a todas las niñas.

No, estoy segura si tienes hijos, con o, muy pequeños. En el cine se salían muchos de ellos, porque tenían pis o se aburrían.

, si eres el típico gay fan de Disney porque la película tiene todo lo que le gusta a el típico gay fan de Disney

3 COMENTARIOS

  1. Se te olvidó comentar que, por una vez, la protagonista femenina no tiene un cuerpo de top model (alta, flaca y con cintura de avispa). Tiene carne entre la piel y los huesos!

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre