Los dinosaurios han buscado la manera de que una ‘advenediza’ como Rosa Montero no se les colara en su sancta sanctorum. Las alarmas se dispararon y los señores académicos activaron la alerta roja. Es posible que también lo hiciera alguna académica, pero sólo son 8 de 44 y dos de ellas -Margarita Salas, Carme Riera- ya habían respaldado la candidatura de Rosa Montero.

Por supuesto lo han disfrazado con que si los estatutos tal, que si el número de votos cual, que si la convocatoria pascual y que si el reglamento sandoval…

Había un claro peligro inminente. No se puede tolerar (¡anatema!) que haya algún cambio y la RAE vaya acorde con los tiempos actuales. Bastante han transigido con que ya no se utilice la ‘h’ aspirada y no tengamos que decir ‘fablar’ o ‘facer’. No estoy seguro, pero creo que ‘vuesas mercedes’ puede cambiarse con alguna otra forma más moderna. Eso sí, sin abusar…

El académico Ignacio Bosque publicó en 2012 un texto titulado ‘Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer’, respaldado por la RAE, que finaliza diciendo “La enseñanza de la lengua a los jóvenes constituye una tarea de vital importancia. Consiste, en buena medida, en ayudarlos a descubrir sus sutilezas y comprender sus secretos. Se trata de lograr que aprendan a usar el idioma para expresarse con corrección y con rigor; de contribuir a que lo empleen para argumentar, desarrollar sus pensamientos, defender sus ideas, luchar por sus derechos y realizarse personal y profesionalmente. En plena igualdad, por supuesto.”

Muy bien la teoría pero, al parecer, en eso de las ideas no entra la RAE a la hora de ofrecer herramientas para, por ejemplo, tratar de desarrollar iniciativas contra la histórica discriminación de la mujer. A la RAE no le gusta que se diga niños y niñas, ciudadanos y ciudadanas, profesores y profesoras, jueces y juezas…

La Real Academia Español dice que “La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas”. Estas razones extralingüísticas que esgrime no parecen tener, a su juicio, suficiente importancia para que la normativa ayude a erradicarlas. Igual, con el tiempo, quizá… No corre prisa.

Mucho más importante y trascendente (dónde va a parar…) es incluir en el diccionario palabras fundamentales para el devenir de la sociedad que, sin duda, es mucho mejor desde que forman parte de nuestro diccionario términos recientemente añadidos como ‘culamen’, ‘pechamen’ y ‘muslamen’, entre otros.

Además, qué pinta Rosa Montero entre académicos de indudable prestigio y junto a quienes tienen muchos más méritos que ella, sin lugar a comparación, como Juan Luis Cebrián, Luis María Ansón, Arturo Pérez-Reverte o Manuel Gutiérrez Aragón. Al parecer, aún le queda mucho para llegar a estar a su altura.

1 COMENTARIO

  1. Vergonzoso artículo el de este señor, tanto por su tono sarcástico como por el completo desconocimiento que muestra sobre la política de la Real Academia Española y sobre la historia de la lengua.
    Resulta interesante que no diga nada de la labor filológica de Carlos García Gual, uno de los helenistas más reputados de nuestro país, como Rodríguez Adrados (ambos, desgraciadamente, varones).
    Obviamente, no conoce el trabajo de ninguno de los dos, pues sabría que el tema de la aspiración de la «f-» inicial latina es un asunto polémico ya en la «Gramática» de Nebrija y abordado por preceptistas como Juan de Valdés. La Academia se limitó, en el s. XVIII, a recoger todas estas aportaciones y proponer la norma que imperaba en su tiempo, esto es, la ausencia de aspiración. Le recomiendo que lea «Estudios de teoría ortográfica del español», de Esteve Serrano, donde se explica muy bien este fenómeno.
    Respecto a la moción de género, reproduce usted la confusión extendida entre género gramatical y sexo biológico, cuya distinción desconoce. Es como decir en matemáticas que dos más dos son cinco. Pero esta es una batalla perdida contra la ignorancia, mucho me temo.
    Si la RAE incluye las palabras que usted ha aducido es porque se usan en la lengua habitual. Como se ve que no lo sabe, le informo de que el diccionario solo recoge algunas de las palabras que se usan, es una labor informativa y descriptiva, que observa la realidad, sin consideraciones de tipo sociológico.
    No estoy vinculado a ningún organismo de la RAE, pero como ciudadano, creo que es mi deber denunciar este uso malintencionado de los medios de comunicación, engarzando mentiras y minusvalorando el trabajo de los demás.
    Mi consejo: lea más sobre nuestra lengua, aprenda algo de filología y, solo entonces, atrévase a escribir. De lo contrario, hará el ridículo una vez más.

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