Hace casi dos años ya, y tras la conquista del espacio político municipal por las auténticas movilizaciones ciudadanas, tras la constitución de los ayuntamientos del cambio o de los grupos municipales que harían de contrapeso de los partidos tradicionales, muchos grupos de personas en diferentes plazas, ciudades y pueblos, empezamos a barruntar la posibilidad de aprovechar las sinergias surgidas para el asalto al más alto estamento legislativo y ejecutivo. Aprovechando todo el trabajo de hermanamiento, de debate en igualdad y de los esbozos de colaboración entre diferentes organizaciones políticas creímos que era posible establecer un frente unido que nos permitiera “ganar” el Congreso de los Diputados y así cambiar la deriva legislativa de los últimos años, deriva que nos había traído recortes en sanidad, educación, la ley mordaza (sí, en minúsculas) y que se empeñaba en usar a los juzgados y a las fuerzas de seguridad del estado como herramientas de represión ante la protesta, como herramientas para cercenar la libertad de expresión y como herramientas de control de la diferencia.

Era en julio de 2015 cuando se dieron los primeros pasos de lo que entonces conocíamos como Ahora en Común. El camino no era fácil, se trataba de establecer mecanismos de participación, estrategias comunes y objetivos compartidos en sólo seis meses a nivel estatal. No podemos negar que costó, que se nos intentó ningunear y que dejamos en el camino a muchas personas valiosas que no encontraron su lugar en la organización que al final fuimos. Quizá necesitamos más tiempo para crecer compartiendo y crecer entendiendo, quizá pecamos de tener prisa. Prisa por corregir el Estado, con mayúsculas, prisa por tener un gobierno que se ocupara de repartir la riqueza donde hubiera riesgo de exclusión, prisa por un gobierno que garantizara el trabajo, el techo, la sanidad y la educación. Sabíamos que no podíamos esperar una legislatura más y no esperamos.

Fue un trabajo intenso pero llegamos a las elecciones del veinte de diciembre con las ilusiones intactas y esto fue gracias a un gran programa hecho en común, llegamos con unas listas electorales que eran las mejores porque se habían elegido en común. Llegamos a las elecciones en auténtica unidad porque no podíamos llamarnos en común. Y eso es la parte triste, no fuimos capaces de sumar el todo, no la primera vez. Pero el germen de la unidad estaba servido, lo habíamos plantado muy hondo y ya no se podía descartar.

En las siguientes elecciones Unidad Popular fue ampliada con nuevos socios y nació Unidos Podemos. Sabemos que no es lo mismo, que su génesis no fue en el mismo sentido, pero sabemos que el espíritu de la colaboración, de la construcción común está ahí y que sólo necesita tiempo para ir creciendo, no es extraño puesto que las personas que la integran son las mismas que hay en las mareas, en los movimientos municipalistas, en las formaciones que integraron Unidad Popular… Y lo decimos en pasado porque creemos que ha llegado el momento de decir adiós a Unidad Popular.

Y no lo hacemos porque el proyecto esté agotado o porque creamos que ya no es posible una construcción de un poder político desde la base. Decimos adiós porque somos conscientes de que Unidos Podemos debe centrar ahora los esfuerzos de la militancia, creemos que aún con minoría el Partido Popular aún es peligroso en su legislación y que el futuro del Partido Socialista es tan incierto como los eventuales apoyos que pueda prestar al gobierno.

Pero también seguimos, quienes integramos Unidad Popular también somos militancia de partidos políticos, también somos activistas en movimientos sociales, sindicatos, asociaciones, etc. Seguimos porque aún hay mucho que cambiar, aún hay mucho que revertir y mucho por aprender, por ello algunas asambleas locales y provinciales de Unidad Popular sí seguirán con otros nombres o nombres parecidos. Porque los objetivos son los mismos, las necesidades son las mismas y la voluntad de cambio está intacta. Estas asambleas recogerán el testigo del todo que fue Unidad Popular y serán la parte que sigue el camino siendo el origen de nuevas sinergias, nuevas colaboraciones y el mismo espíritu.

Cerramos una etapa sabiendo que nos hemos encontrado en el camino y que ahora, más que nunca, andaremos en la misma dirección porque la lucha sigue, está en la calle y tenemos la determinación de ganarla, no pararemos hasta que el mundo sea mejor, más justo e igual para todas las personas independientemente de su ideología, credo, género, orientación sexual, color de piel o cualquier otra característica que nos defina y enriquezca como sociedad diversa.

Unidad Popular se va pero seguimos.

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