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Una tecnología española revoluciona la seguridad marítima en Europa

El sistema Kafloat reduce radicalmente la siniestralidad de buques así como la pérdida de vidas humanas y mercancías además de los daños al medioambiente marino

Eva Maldonado
Eva Maldonado
Redactora en Diario16, Asesora de la Presidencia de la Conferencia Eurocentroamericana.
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análisis

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Una innovadora tecnología desarrollada en España anuncia una revolución de los actuales niveles de seguridad marítima en la Unión Europea reduciendo radicalmente la siniestralidad de buques así como la pérdida de vidas humanas y mercancías además de los daños al medioambiente marino.

Esta tecnología pionera ya se encuentra en servicio en varios buques mercantes y pesqueros españoles. Dados sus prometedores resultados en las pruebas efectuadas la Guardia Civil anunció también su decisión de dotar a varias patrulleras de vigilancia marítima de este innovador sistema denominado «Kafloat» basado en una serie de bolsas de aire, similares a los sistemas de airbag en automóviles, que ante una vía de agua se activan automáticamente y garantizan la flotabilidad del buque de forma permanente o durante un plazo suficiente para garantizar la evacuación de la tripulación y los pasajeros.

La Comisión Europea y el Parlamento Europeo han expresado en diversos informes y memorándums, en la última década, su preocupación por la siniestralidad marítima en las costas europeas. En primer lugar está muy presente, a pesar de las más de dos décadas transcurridas, el trágico naufragio en 1994 del ferry «Estonia»  que unía Tallin y Estocolmo  causando la pérdida de 823 vidas humanas en medio de un temporal al hundirse en escasos minutos en las gélidas aguas del mar Báltico. La reciente Presidencia de Estonia de la Unión Europea, país bajo cuya bandera navegaba en su día el ferry siniestrado, ha estado especialmente atenta durante su mandato durante el segundo semestre de 2017 a las cuestiones referentes a la seguridad marítima especialmente tras el recordatorio a las instituciones y gobiernos europeos que supuso el accidente del ferry británico «Pride of Gales» que, en circunstancias similares al trágico naufragio del «Estonia» en 1994, encallo en medio de una tempestad frente a las costas francesas con 323 personas a bordo creando la alarma en Paris y Londres aunque felizmente fue posible estabilizar el buque y solventar el accidente sin ninguna pérdida de vidas humanas.

Es de prever que los fenómenos meteorológicos extremos ligados al cambio climático (huracanes, ciclogénesis explosivas, aumento de mareas, cambio en la intensidad de corrientes marinas, etc.) provoquen un aumento en las cifras de siniestralidad marítima según apuntan las principales aseguradoras marítimas del mundo radicadas en Londres y Ámsterdam en su mayoría. En este sentido junto a las vidas humanas de tripulantes y pasajeros y los costes económicos de la perdida de las embarcaciones y la carga en los buques mercantes se abre otra dimensión cada vez más a considerar: los daños al ecosistema marino en especial con los derrames de crudo de los superpetroleros.

Dos ejemplos claros de esta problemática son el «Prestige» hundido frente a las costas gallegas en 2002 y el «Erika» hundido frente a las costas francesas en 1999 provocando sendas devastadoras mareas negras que ocasionaron permanentes daños en los ecosistemas marinos de España y Francia.

En este sentido la búsqueda de nuevas tecnologías ha sido incesante en la última década para mejorar la seguridad de los buques tanto de pasajeros como de mercancías. Sin embargo, hasta la aparición de este nuevo sistema surgido de los esfuerzos de la  I+D española, la principal bandera de buques junto con Grecia en la Unión Europea, los avances habían sido limitados como demuestran las estadísticas de los últimos años especialmente sangrantes en áreas como el Indico y el Caribe.

Precisamente, en un importante espaldarazo internacional a esta innovadora  tecnología española, el Parlamento Centroamericano, que agrupa a representantes de los principales países de la región del Caribe incluido Panamá una de las mayores banderas del mundo en número de buques y sede del canal transoceánico del mismo nombre, está analizando las posibilidades de esta innovadora tecnología para mejorar la seguridad marítima en la región.

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