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Una mujer maltratada reclama que su perro protector tenga la licencia de un perro guía

Su ex pareja está a punto de salir de prisión y esta víctima, que ha sufrido violencia machista la mitad de su vida, teme represalias y necesita sentirse segura junto a su animal de compañía

María José Pintor
María José Pintor
Periodista en cuerpo y alma, licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco.
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análisis

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Una mujer maltratada la mitad de su vida por su expareja reclama al Gobierno de Navarra que, ahora que el autor de violencia machista va a salir de prisión, le permita disponer de una licencia para su perro protector similar a la que existe con los perros guía de los ciegos. Sin embargo, de momento, tiene la callada por respuesta, lo que ante la inminente salida de la cárcel de su maltratador, lanza una campaña de apoyo en change.org

“Las palizas empezaron cuando tenía 18 años, y a eso le siguieron insultos, humillaciones, quemaduras por todo el cuerpo y violaciones”

Permitir que las mujeres maltratadas tengan un perro de protección es el objetivo de esta iniciativa que lleva a cabo la víctima de violencia de género, Silvia González.

Esta mujer explica que la mitad de su vida fue maltratada por su pareja. Según sus propias y estremecedoras palabras, “las palizas empezaron cuando tenía 18 años, y a eso le siguieron insultos, humillaciones, quemaduras por todo el cuerpo y violaciones, entre otros muchos infiernos imposibles de olvidar”.

Además, Sylvia destaca en su alegato que “cada día que pasa temo por la vida de mis hijos y por la mía. Nuestro maltratador tiene una orden de alejamiento y ahora está en la cárcel, pero en unas semanas sale de prisión y sé que vendrá a por mí”.

 

Formación

Por eso, esta víctima llevo casi un año formándose para llevar conmigo a Sugi, una perra de protección que está siendo entrenada para calmarla y defenderla en caso de agresión. Según explica, “sin Sugi no me atrevería a salir a la calle, así que tenerla conmigo ha sido una auténtica liberación”

Sin embargo, aunque en otras comunidades el uso de estos perros está regulado igual que los perros guía y las personas que los necesitan pueden ir con ellos a todas partes, Navarra no los contempla como perros terapéuticos. Silvia lamenta que “hay muchos sitios en los que, si voy con Sugi, no me dejan entrar”.

Ante el pánico que siente, no puedo subirme a un autobús, quedar con sus amigas en un restaurante o irse de compras con su hija en un centro comercial. Además, manifiesta que “con la actual normativa, si Sugi tuviera que defenderme ahora de una agresión, podrían denunciarme a mí”.

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