El combinado nacional se estrella ante Brasil en su segundo partido de la primera fase en un torneo olímpico que se pone muy cuesta arriba. Esta tarde en el Carioca Arena, España certifica un letargo con visos de permanencia, ante un combinado brasileño cuyas figuras no brillaron de manera especial. Los pobres porcentajes en el tiro de campo (36,5%), sumados a una falta de intensidad general en el plano defensivo, permitieron a Brasil adueñarse de un partido que  no contaban con ganar. Con Mirotic desaparecido y Gasol en un estado de ansiedad preocupante – no sumando al final del encuentro más que trece puntos – nadie supo dar finalmente un paso al frente para liderar a España hacia su primera victoria en el campeonato, a excepción de un Sergio Llull desaparecido durante todo el encuentro que se decidió a comparecer en él apenas en el último cuarto. Sólo Felipe Reyes, Rudy Fernández y el “Chacho¨ Rodriguez parecieron estar a la altura de la tensión exigible en una segunda jornada de Juegos. El equipo de Scariolo decepciona de nuevo, y lo peor de todo, sin visos de recuperación. La mala forma y la falta de puntería de jugadores relevantes no permiten augurar que la generación más laureada de la historia del baloncesto español sea capaz de revalidar éxitos que cada día parecen más lejanos.

España afrontaba el choque con gran necesidad de sumar su primera victoria. Evitar el lado del cuadro de unos EEUU, que han venido a Río con aires de Globetrotters, era el gran objetivo de los hombres de Scariolo, sobre el que habían arreciado duras críticas en los últimos días por la dolorosa derrota ante Croacia en el debut.

El partido comenzaba con una España demasiado tensa, alineando de inicio a Rudy, Rubio, Llull, Mirotic y Pau. Un incierto comienzo que permitía vislumbrar un final no apto para cardiacos de decepcionante desenlace. En el minuto 3:57 los cariocas abrían su primera brecha en el marcador poniéndose 11-6, aprovechando los paupérrimos porcentajes de tiro de la selección española, y una alarmante falta de intensidad defensiva muy poco habitual. Al igual que en el anterior duelo, Ricky Rubio no parecía carburar, y ni a Pau ni a Mirotic les llegaban balones con los que intimidar a los pivots de Brasil. Un mate de Lima hizo reaccionar a Scariolo, que tras el tiempo muerto metía en cancha a Claver, Navarro y al “Chacho” Rodriguez para subsanar el 8-16 que campaba en el Carioca Arena. El efecto de la presencia del “Chacho” no se hacía esperar, firmando éste los últimos cinco puntos del primer cuarto, dejando la diferencia en 5 arriba a favor de la anfitriona (13-18).

Al comenzar el segundo cuarto, aparecería fugazmente el siempre oportuno Juan Carlos Navarro que asumía riesgos propios de tiempos pretéritos. España parecía subirse al carro del partido en marcha, no sin ciertas dificultades, con Reyes y Claver ofreciendo mayor fortaleza bajo aros que la mostrada al principio del partido tanto en ataque, como defendiendo a las torres brasileñas Lima y Nené. España se agarraba al oficio de un Felipe Reyes siempre puntual a las citas, a la vista de la falta de la brillantez alegría que solía definir el juego español. Una mejora  en la actitud insuficiente a todas luces que no enmendaba la letanía anotadora del combinado español.

Pese a ello, a falta de 4:50 para el descanso, el marcador arrojaba por primera vez en muchos minutos una trabajada y escueta ventaja para España (25-24) sofocada rápidamente por un triple de Raulzinho. Pese a que los puntos seguían cayendo por cuentagotas, la dirección del “Chacho” ofrecía mayor seriedad en la selección de jugadas. Rápidamente España comenzó a sacar provecho de la situación de bonus de Brasil, con Rudy y Gasol dispuestos a encarar el aro ante la mínima posibilidad. Así comenzaba el particular calvario de Gasol desde los 4´60. A un minuto del final, Scariolo pondría en pista a Calderón, esperando un revulsivo que jamás llegaría, con la intención de llegar al descanso con la contienda lo más igualada posible. La última jugada de la primera parte la tendría España, que puso el destino de la última pelota en las manos de un Llull que había estado muy desacertado en todas sus acciones hasta el momento, jugada ésta que acabaría premonitoriamente en fallo del balear. Un parcial de 7-0 para Brasil en los últimos minutos, pondría el marcador en su definitivo 31-34 a favor de unos brasileños a los que su público llevaba en volandas, pese a la discreta actuación de hombres tan importantes como Barbosa o Marcelinho Huertas.

La reanudación comenzaba con un tiro al lateral del tablero de Gasol, que sería la expresión misma de su particular vía crucis. El de Sant Boi lo intentaría una y otra vez, con resultados cada vez más frustrantes. Scariolo puso en pista el mismo quinteto que iniciase el encuentro. España encadenaba errores en el tiro, situación que Marcelinho aprovechó para lanzar a su equipo abriendo una brecha de 11 puntos. Un triple del jugador del Barcelona y un “alley oop” a un compañero, culminado por una gran penetración de Barbosa, obligaban a Scariolo a pedir tiempo muerto, que aprovechaba para poner al “Chacho”, quien pese a cometer pasos de salida,  demostraba ser el jugador español más en forma en este momento, enchufando un triple que permitía a España cortar la hemorragia. Por ello el entrenador brasileño se vio obligado a pedir un tiempo muerto a falta de 4:55 para el final del tercer cuarto con un electrónico que arrojaba un esperanzador 39-42. Scariolo retiraba al irrelevante Llull para dar minutos a Navarro, que está lejos de ser quien alguna vez fue.

España seguía en unos porcentajes de tiros de campo impropios de una selección con 7 jugadores NBA en sus filas, y tan sólo se mantenía a tiro en el marcador gracias a dos sendos tapones de Pau y a la falta momentánea de puntería de sus rivales. De nuevo, la presencia de Felipe Reyes y Claver aportaba  consistencia en la pintura, permitiendo a España visitar con frecuencia la linea de personal. Precisamente dos libres anotados por Reyes igualaban la contienda a 45 en el tanteador. Poco duraba la alegría en el banquillo hispano, ya que dos triples seguidos de un Marcelinho que no conocía fallo en el tiro hasta el momento y dos tiros libres de Lima al borde del final del tercer cuarto ponían a Brasil 8 puntos arriba.

España afrontaba el último cuarto con la sensación de que el juego colectivo hacía aguas. Con 45-56 a falta de 8:54, un triple de Rudy enganchaba al combinado nacional al encuentro. Se buscaba con cierta compulsión a Pau en el poste bajo, pero era evidente que esta era no sería su noche. Fallaba una y otra vez ante Lima y Nené.Tras un balsámico tiempo muerto, España disponía una efectiva defensa en zona, esperando sacar a los brasileños de la pintura y tratando de mermar en lo posible la puntería de un Marcelinho Huertas que asomaba cada ciertos minutos su patita de tirador consumado. Parecía por momentos que la arenga de Scariolo en el tiempo muerto hubiese surtido efecto en sus jugadores, o al menos sobre el ausente Llull que tendría a bien manifestarse por fin con un triple a falta de 5:58 que obligaba a Brasil a parar el partido. Tras el receso, un irreconocible Ricky Rubio sería el primer jugador en salir del campo por faltas permitiendo a Brasil entrar en bonus, dejando la dirección del equipo de nuevo al Chacho. El canario haría notar su presencia en la cancha con un providencial triple nada más entrar en juego.

A falta de tres minutos y con los titulares sobre el parqué del Carioca Arena, España se afanaba en defender al hombre, con Lull marcando muy intensamente al francotirador Marcelinho. Un triplazo del mahonés a falta de dos minutos para el final adelantaba a España 65-63. La reacción parecía servida. De nuevo Llull aumentaba la diferencia a dos puntos Con 65-63 un taponazo de Pau sobre Marcelinho dibujaba un optimista escenario final. Con 65-64, el colegiado señalaba tiros libres para el mayor de los Gasol a falta de 23 segundos. El de Sant Boi, que hasta ese momento firmaba un 44% desde la linea de personal, se dejaba intimidar por el peso de la responsabilidad y por los gritos de la enfervorizada hinchada brasileña fallando sus dos tiros libres. Dejaba así la puerta abierta para lo que después acontecería.

Brasil dispondría de la última jugada en la que el fallo de Marcelinho en el tiro sería culminado por un palmeo de Marquinhos que ponía a Brasil 65-66 a falta de 5 segundos con el Carioca Arena al borde del colapso nervioso. Una última jugada para España que consignaba todas sus esperanzas en vano al acierto de Llull primero, y Rudy después tras un meritorio rebote que no serviría finalmente de nada. Un resultado triste y merecido, que pone a España en situación de ser última de un grupo B que se antoja ciertamente complicado, en el que quedar cuarto pondría a los de Scariolo en la tesitura de jugarse los cuartos de final ante el todopoderoso Dream Team.

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