Se trataba de admitir o no a trámite una demanda presentada por cuatro vocales del Consejo General del Poder Judicial contra la decisión de su presidente, Carlos Lesmes, de no renovar, en 2015, la Comisión Permanente. La Sala Tercera del Tribunal Supremo es la encargada de ver esos asuntos al ser el organismo que revisa las decisiones que adopta el CGPJ. La Sala rechazó la admisión a trámite. Hasta ahí todo normal, si no fuese porque su presidente, Luis María Díez Picazo, emitió un voto particular no mostrándose contrario a la decisión de sus compañeros sino justificándola. Díez Picazo fue más lejos y pidió un “trato deferente” para el Consejo. Algo que las asociaciones profesionales califican no sólo de inaudito sino de inapropiado viniendo de alguien encargado de fiscalizar su actuación.

En ese voto particular Díez Picazo, amigo personal del presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, dice textualmente que “la Sala debe ser deferente con el órgano de gobierno de los jueces. Precisamente por tratarse de un órgano constitucional, esta sala ha de ser deferente con el modo en que el CGPJ se organiza y funciona internamente para el ejercicio de sus funciones esenciales. Creemos que es correcto reconocerle cierto margen de autonomía al CGPJ en ese terreno, aunque ello, más que afectar a la jurisdicción de esta Sala, modula la intensidad del control jurisdiccional sobre los actos de dicho órgano constitucional”. Muchos jueces han expresado su oposición a este planteamiento “precisamente porque viene de la persona que debe fiscalizar las decisiones del Consejo”, señalan en las asociaciones judiciales.

La designación de Díez Picazo se rodeó de una fuerte polémica. El nombramiento de este Magistrado fue una decisión personal de Carlos Lesmes que generó un gran escándalo al no tenerse en cuenta la candidatura de José Manuel Sieira, número 4 del escalafón judicial con veinte años de antigüedad en el Supremo. Una persona que logró reducir los asuntos de la Sala de Lo contencioso Administrativo, considerado como uno de los jueces del Supremo más competentes.

En cualquier caso, la decisión de la Sala Tercera de no admitir a trámite el recurso es puramente testimonial. Procede de la renovación de la Comisión Permanente del CGPJ de 2015. En 2016, Lesmes ha procedido a renovar dicha comisión, tal y como establece la Ley Orgánica del Poder Judicial, la norma que los vocales del sector progresista consideran que se ha saltado el Presidente. Las renovaciones deben efectuarse anualmente. Y dichos actos tienen su importancia si se tiene en cuenta que esta comisión se ha convertido en el verdadero “núcleo duro” del Consejo. Sus miembros son los únicos que disponen de dedicación exclusiva.

Lo verdaderamente chocante de esta historia es el voto particular del presidente de la Sala que, de seguir manteniéndose en lo que dice en el texto en el que justifica el mismo, poco o nada va a revocar de lo que haga el Consejo General del Poder Judicial. En este caso, Luis María Díez Picazo es “más papista que el papa”.

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