De no ser un asunto tan serio y de repercusiones tan extensas e inquietantes, lo que ha ocurrido y vuelve a ocurrir con los mensajes revelados y enviados por la candidata demócrata Hillary Clinton, podría ser el argumento perfecto de una comedia de no de Woody Allen, sino de Mariano Ozores.

Traiciones, acusaciones de delito sexual y, también importante, violación de la ley en cuanto a que ésta protege las comunicaciones personales son los ingredientes de esta charlotada en la que no falta, como casi siempre, el FBI.

Se ha dicho frecuentemente que las películas hechas en los Estados Unidos son un fiel reflejo de la vida de aquel país, pero a veces parece que la vida ordinaria es la que se parece a las películas.

Lo grave de la situación actual es que ahora otros nuevos correos electrónicos, y cuyo contenido no se conoce públicamente, pueden dar la presidencia de los Estados Unidos de América a Donald Trump.

Hace pocos días el director del Federal Bureau of Investigation (FBI), James Comey, informaba a una comisión del senado que sus agentes habían encontrado una nueva tanda de emails que a la vista de su contenido, secreto, les han llevado a reabrir las investigaciones.

Lo tremendo de todo esto es que Comey informa al senado de la aparición de nuevos emails a diez días de las elecciones pero no revela su contenido que es lo que establecería si hay ilícito penal o no lo hay. Pero quedan todavía capítulos más interesantes en la escalada de tensión que aporta esta comedia-docudrama: El departamento de Justicia de EEUU (equivalente a nuestro Ministerio del Interior) recomendó al FBI que no hiciera públicos los correos en la última fase de la campaña electoral, para evitar provocar alteraciones. Pero lo ha hecho, aunque no cuenta con la autorización de un juez para investigarlos. Veamos: unos investigadores públicos tiene acceso a unos correos enviados, al parecer, por Hillary Clinton cuando ésta era secretaria de Estado y que esas comunicaciones podrían haber llegado a las manos de Anthony Weiber, exsenador republicano, la formación por la se presenta Trump, y actualmente separado de Huma Abedin, persona de confianza y mano derecha de la propia Hillary. Ya está el lío montado.

 

Trump presidente

Con todo esto sobre la mesa lo ocurrido a Pedro Sánchez en su propio partido y causado por sus propios compañeros pasa a ser propio también de una comedia pero no ya del maestro Ozores sino de Paco Martínez Soria.

Pero estamos hablando de la primera potencia militar y económica del mundo y este caso las bromas no deberían provocar risas y sí preocupaciones.

Porque los estadounidenses, que tiene la piel tan fina a la hora de conocer los escándalos, o lo que pueda parecer un escándalo, podrían ver afectada su sensibilidad por este nuevo suceso del que no se sabe que alcance podría tener dado que el objeto que lo ha originado, el contenido de los emails, es secreto para el público, que es el que vota. Se introduce así un elemento perturbador de la decisión popular y que puede alterar ésta ante la aparición no de un hecho, sino de una posibilidad. ¿Especulación?, ¿manipulación?

Quedan a día de hoy, lunes 31 de octubre, queda poco más de una semana para que se celebren las Elecciones Presidenciales el próximo 8 de noviembre.

Una elecciones que pueden dar a los Estados Unidos y al mundo un presidente llamado Donald Trump. Y todo por unos correos electrónicos de los que, hasta ahora, desconocemos sus contenidos.

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