José undécimo hijo de Jacob y fundador junto con sus hermanos de las doce tribus de Israel, se puede considerar como  el primer interpretador de sueños; en los que, desde su punto de vista, podía verse el futuro.

Los sueños eran mensajes de Dios, y él pensaba que los podía interpretar porque  el Señor le había otorgado esa facultad. Carecía de cultura y estudios, pues era ganadero. Por supuesto no sabía nada del psicoanálisis, ni de otras ciencias relacionadas con el estudio de la mente, pues estaban por desarrollar, pero seguramente era un gran observador de la naturaleza y de sus sempiternos ciclos: luz y oscuridad, estaciones, vida y muerte, de la conducta de los animales así como de sus relaciones, lo cual le daba una idea clara de lo básica que es la naturaleza y que además  siempre, absolutamente siempre, está cumplía sus propias normas, la naturaleza no se hace trampas.

Los sueños premonitorios son una realidad. Cuando estamos despiertos creemos que percibimos la existencia en su totalidad, pero nuestra mente y nuestros  sentidos están focalizados en trabajar y satisfacer numerosas necesidades. Pero hay una percepción latente, no focalizada, que permanece alerta, que trabaja aunque no nos demos cuenta, que percibe situaciones y sensaciones, y si estas son relevantes  nos las trasmite durante el sueño.

Los sueños del faraón.

El primero: El de las siete vacas gordas que son comidas por siete vacas flacas y estas no engordan. Y justo después, esa misma noche, el otro sueño de las sietes espigas robustas que son comidas por siete espigas delgadas y estas siguen delgadas.

Interpretación de José:

Después de la abundancia (vacas gordas, trigo robusto) viene la necesidad (vacas flacas, espigas delgadas), la miseria acaba con la riqueza (las vacas flacas y las espigas delgadas eliminan a las vacas gordas y a los tallos robustos).

Siempre me impresiono la exactitud en su interpretación, siete años buenos y siete años malos que arrasaran con todo lo conseguido en los años de bonanza. Además José se permite el lujo de aconsejar al Faraón, hay que almacenar grano en los siete años buenos para no pasar hambre cuando lleguen los siete años malos. Y acertó: Egipto no pasó hambre.

Hace uno días recibí un sueño de una mujer de cincuenta y cuatro años que paso a relatar:

Estoy en mi cuarto, durmiendo con mi marido. Viene nuestra perrita a avisarme que quiere cazar algo que hay en el falso techo. Yo me entero pero no me quiero despertar, la mascota va a ver si despierta a mi marido, pero este duerme como un lirón. Entonces se rompe el falso techo y un animal vivo, salvaje y asustado, cae en nuestra cama.

Compararme con José sería un exceso, pues nunca tendré su precisión,  él era un patriarca, un enviado divino, pero sí puedo decir que el sueño de esta señora era un sueño premonitorio.

El instinto animal de la mujer (su perrita), se había dado cuenta de un asunto de pareja tapado (durmiendo con tu marido, falso techo), al cual debía atender y tomar consciencia personal del problema, que no podía mantenerse al margen (no me quiero despertar), pues su pareja ni se imagina el problema ya que duerme como un lirón.

El sueño le avisa, la previene. Si no actúa a tiempo, la relación de pareja va a quedar muy desprotegida (roto el falso techo) y con un problema grave entre los dos (animal salvaje y asustado en la cama).

No soy tan preciso, ni me atrevo a dar consejos como José, no sé cuál es el problema, ni quiero saberlo, ni tampoco sé cuánto tiempo va a estar tapado el asunto. Eso permanece en la maravillosa mente del soñante, a ella le toca descubrirlo y afrontarlo.

Buenas noches, felices sueños.

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