Amarna Miller, la actriz porno y librepensadora de verbo rápido y facilidad para expresar muy acertadamente lo que piensa nos dijo en el programa de “Lo del Floox Show” que “el poliamor es la no exclusividad afectiva ni sexual. Básicamente tanto yo como mi pareja y/o parejas tenemos el derecho y la libertad de poder estar a nivel romántico y a nivel sexual con otras personas.”

– Bien, genial – pensé –. Mola esto del poliamor.

El poliamor viene a ser lo que muchos han estado haciendo toda su vida pero sin culpa y compartiendo la experiencia, sin ocultarlo y aceptando que la otra persona, esa que consideramos “nuestra” pareja, haga lo mismo o más.

No sé si me engancharía a esto del poliamor, aunque tiene buena pinta. Llegas a un sitio y de repente ¡flash!, al primer contacto visual se establece una química especial con alguien. Pero lo dejas ahí, lo dejas estar. No avanzas, te reprimes y ahí queda. Si practicara el poliamor a lo mejor me hubiera abierto a un encuentro sexual o sentimental o sextimental, pero no. Me corto, me abro. Goodbye movida poliamorística.

Establecemos ciertos niveles de sentimientos cercanos al amor “romántico” con ciertas personas que nos gustan, nos influyen, nos llenan, pero es complicado pararse a evaluar qué red amorística tengo alrededor, así que te plantas en tu pareja y todo lo demás lo llamas amistad, casta amistad o besucona amistad. De hecho muchos piropos, tan denostados últimamente, aunque los suelte una mujer, no son más que la puntita del iceberg del deseo reprimido de tirarnos a la novia de nuestro vecino.

También puede haber algo cercano al amor en eso que llamamos admiración, o también en el sacrificio por alguien, como cuando Esperanza Aguirre dijo de su marido agradecer lo que para ella era lo más importante: “su patriotismo”, que es de lo más bonito que le puedes decir a tu pareja.

Nuestra estructura mental, cultural y social se ha construido tradicionalmente con la imposición de la relación heterosexual y monógama, al menos de cara al exterior. Poco a poco se van abriendo y legitimando nuevas formas de amar, de arrejuntarse, de vivir la sexualidad. Sin embargo, desde esta posición heteromonógama, pienso que lo del poliamor es la polla (calificativo heteropatriarcal) pero, cuánto lo siento, sobre todo va a ser un lío.

Imagínate queriendo a cuatro personas a la vez y cuando vas de viaje por trabajo y llegas al hotel tienes que llamar a las cuatro, y charlar con las cuatro, o mínimo un whatsapp para cada una. También puede ser que a cada una/o le tengas que contar una cosa, según su sensibilidad e intereses. Porque lo suyo sería hacer un grupo llamado “POLIAMORES” o incluso “OLEMIPOLLA” (de nuevo el heteropatriarcado) y enviar la misma información a todas, pero no funcionaría. Porque participarían entre ellas de tu vínculo y además no se sentirían especiales en ese mismo vínculo. Así que, mejor un mensaje a cada poliamor por separado. Si uno de mis poliamores fuera escritora recibiría algo como: “Aquí, en este local lúgubre donde actúo, disfrutarías contemplando el exceso de masculinidad que tanto te excita”. El mismo mensaje a mi poliamor frutera sería: “Te iba a molar. Esto es un campo de nabos.”.

Sería también complicado sentir eso que llamamos hogar, o al menos hacer la transición de monogamia a poliamor una vez que lo has construido. Porque estás pagando una hipoteca o un alquiler con tu pareja y decidís que vais a lanzaros a esto del poliamor y de pronto un día entras en la ducha y hay una chica que no es la tuya o llegas de currar y la siesta es ya multitud. Pero no es solo un problema de gestión de espacios y tiempos, es decir, de espacio-tiempo. A mí se me plantean más dudas: ¿quién paga el recibo del agua? ¿habría que establecer una cuota de alquiler de habitación cada vez que alguien se llevara alguien a casa? ¿cuántos días pueden pasar en el piso que estás pagando con tu antigua pareja monógama sin abonar nada? ¿pueden participar en la lista de la compra? ¿tengo que hacerme vegano si la mayoría es amante del tofu? ¿acabaré yéndome a vivir con mis padres? ¿vemos “Juego de Tronos” o LQSA?

Y más cosas que complican la vida: ¿qué hago en San Valentín? ¿lo celebro? ¿celebramos? ¿nos vamos todos a un parque de bolas? ¿qué cumpleaños tiene más fuerza si coinciden? ¿cuándo debo conocer a sus padres? ¿cuántas suegras tengo? Si mi ex pareja monogámica y yo compartimos un poliamor y yo lo dejo y ella lo/la sigue trayendo a casa ¿no será un poquito violento? ¿votamos? ¿jugamos a Factor X? ¿por qué ha ganado “El Tekila”? ¿por qué hay gente que lo llama God Talent? (perdón, me he venido arriba con las preguntitas).

Me veo al final gritando desesperado como en el chiste aquel de la orgía:
“¡¡Un poquito de organización!! ¡Un poquito de organización, poliamores míos!!”.

¿Te apuntas al poliamor?

 


 

No te pierdas a David César Rivera en directo:

Jueves 30 de marzo. 21:30. La Chocita del Loro de Carabanchel.

https://www.atrapalo.com/entradas/monologos-en-la-chocita-del-loro-carabanchel_e48864/

Sábado 1 de abril. 23:00. Sala Da Luxe. Zaragoza. Plaza del Pilar, 12. 

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