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El Tàpies más comprometido se expone en su Fundación

Antonio González Aguayo
Antonio González Aguayo
Licenciado en Historia, Escenografía teatral y con estudios de periodismo. Escribo en diferentes medios digitales.
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análisis

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“En aquellos años un simple trazo en un papel ya era un compromiso y la abstracción, un signo de militancia”, afirmó una vez Tàpies en los años difíciles del franquismo, cuando tener ideas políticas para un creador podía convertirse en una tortura. Ahora la Fundación Tàpies abre una gran exposición, titulada Antoni Tàpies. Biografía Política, en la que repasa, a través de algunas obras del genio catalán realizadas entre 1946 y 1977, las distintas facetas de su compromiso político y las preguntas que se hizo como artista bajo el régimen dictatorial.

”Él siempre reivindicó la autonomía del arte y la independencia de su lenguaje, así que plantear un recorrido más didascálico habría sido una traición”, ha declarado Carles Guerra, director de la fundación y comisario de la muestra, recordando que, con frecuencia, Tàpies citaba las palabras de Alfonso Carlos Comín, padre del hoy ex conseller cesado por el 155: “Cuando el arte se pone al servicio de la política deja de ser arte”.

La muestra recopila unas setenta obras, concebidas entre la posguerra y la Transición, que estaban guardadas desde que en 1964 se presentaran para la prestigiosa manifestación artística Documenta 3. Caso por ejemplo, de Composición con números, que rememora la huida de prisión de 29 anarquistas y el asesinato de Oriol Solé Sugranyes a manos de la Guardia Civil, cuando trataba de cruzar la frontera gala. “Fue emocionante cuando la madre de Solé Sugranyes, al mirar el listado de números, dijo: este cuadro habla de mi hijo”, ha declarado el comisario.

Se trata, por tanto, de conjuntos que muestran el activismo político de Tàpies en la etapa de la represión franquista, y que han quedado impresos en la memoria colectiva como la ejecución por garrote vil del joven anarquista Salvador Puig Antich, el proceso de Burgos contra un grupo de militantes antifranquistas o la cesión constituyente de la Assamblea de Catalunya en 1971, que inmortalizó Tàpies con la pintura tradicionalmente colgada en el Parlamento.

“Son obras que plasman la respuesta de Tàpies a la situación política que estaba viviendo y que nada comparten con los tradicionales cuadros de Historia, que relatan los hechos en imágenes”, ha asegurado Guerra.

La muestra no es lineal ni cronológico, sino que se articula en secuencias formales y conceptuales, como las fantasmagóricas obras figurativas de finales de los 50, la época de París resumida en la sábana con la senyera y las firmas de todos los intelectuales, el rechazo de los cánones clásico expresados en los pies deformados y tumefactos y los homenajes a los caídos o la pintura por Federico García Lorca que la censura franquista confiscó en 1952 para que no pudiera competir en el Premio Carnegie, que de todas formas se le dio seis años después.

El recorrido comienza con las primeras páginas manuscritas de su memoria personal. Las escribió en 1966, después de participar en la Caputxinada, reunión clandestina donde se decidió la formación del primer sindicato universitario democrático desde la Guerra Civil. “Tàpies surge de la Barcelona miserable de la posguerra, destruida por las bombas fascistas”, ha afirmado Guerra, que para subrayar la atmósfera ha escogido un documental francés de 1938 titulado La mutilación de Barcelona.

 

Mientras que su relación con Joan Brossa se expone en la simbólica Puerta metálica con violín, ejecutada en 1956 para un escaparate del Paseo de Gràcia, y el libro U no es ningú, que recopila poemas y dibujos de los dos.

También pueden verse las tres grandes pinturas matéricas que hizo para la Documenta 3 de Kassel (Alemania). Este conjunto ha sido posible gracias a que se ha reconstruido la zona central con la misma masa de arena, polvo de mármol, pigmento y adhesivo que usó Tàpies. La gris procede del Artium de Vitoria; la negra, de la Fundación Beyeler de Basilea (Suiza), que la ha cedido por primera vez, y la ocre, de las reservas del Museo Louisiana de Humlebaek (Dinamarca).

La muestra, que estará abierta hasta febrero de 2019, se completa con T de Teresa, que comprende las series dedicadas a su mujer, en las que también se puede observar sus inquietudes políticas, pese al carácter íntimo del conjunto.

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