Esta semana os propongo otra forma de visitar los cementerios: “escuchando” lo que nos cuentan sus lapidas realizaremos una visita pedagógica.

A veces nos alegra encontrar la lapida de algún personaje conocido, -¡anda mira donde está enterrada fulanita o menganito! Y nos gusta recordar su vida, sus obras o aquello que le hizo pasar a las páginas de nuestras enciclopedias. Siempre es bueno recordar la historia, pero también podemos descubrir personas que no conocíamos, algunas nos sonara su nombre pero ¿Por qué fue famoso?, indaguemos y aprenderemos.

El reto es investigar profundamente en su vida, adentrarnos en su biografía es entender sus obras y reflexionar sobre sus pensamientos; conocer y situarnos sobre la época que vivió para comprender su obra, al tiempo de recorrer la evolución como sociedad.

Hoy, paseando por el cementerio Civil de Madrid, podemos ver en una lapida que dentro de unos días será el aniversario de la muerte de su ocupante, el 13 de agosto de 1914. Nos cuesta un poco leer el nombre ¡se nota que es antigua!: “Ubaldo Romero Quiñones. Coronel de Caballería”

Buscando en la Wikipedia podemos averiguar fácilmente un poco sobre Ubaldo, pero descubramos más, te proporciono solo “los titulares”.

UBALDO ROMERO QUIÑONES (Ponferrada-Leon 16 de mayo de 1843- Madrid 13 de agosto de 1914). Fue un militar, escritor, novelista, político y periodista español, que usó el seudónimo de Cantaclaro, Bachiller Canta-Claro o Sexto Pompeyo.

Los padres de Ubaldo eran nobles. En Madrid estudió sus estudios de segunda enseñanza. Con 16 años ingresó en la academia militar de infantería de Toledo, en dos años ya era subteniente y el 3º de su promoción. En la guerra de África prestó servicio de guarnición, posteriormente pasó a la Academia de Ingenieros y Militares, tras la cual pasó a la Escuela del Ejercito.

Ubaldo participó activamente en el Movimiento de 1866, evitando el fusilamiento de D. Antonio Rosas Ríos, presidente del Congreso de los Diputados. Fue herido en varias ocasiones y salvo su vida al refugiarse en la Embajada de EEUU, siendo promovido al grado de capitán de caballería.

Exiliado en Bayona recibió orden del general Prim de entrar en España, pasando la frontera fue herido teniendo que volver a exiliarse en París donde conoció a Pi y Margall, Olozaga y otros intelectuales. En 1868 logra llegar a Madrid incorporándose a la Junta revolucionaria del distrito de la Universidad.

En 1869 fue encarcelado por presidir una manifestación obrera en Madrid (seis meses en prisiones militares). En 1870 Ubaldo se negó a jurar vasallaje a Amadeo de Saboya por lo que estuvo preso 2 años y dado de baja en el ejercito. En esa época se le considera jacobino socialista

En 1873 el Gobierno de la República le concede el cargo de Teniente Coronel de Caballería. Ese mismo año se casó civilmente con Dolores Moreno y Gonzalez. En 1876 causo baja en el ejercito, ejerciendo como profesor de matemáticas. En 1882 vuelve al ejercito. En 1873 es Teniente Coronel.

Masón. Perteneció a la logia masónica Libertad de Madrid, al menos alcanzo el grado 30 (1873)

En 1890 Ubaldo aporta toda su fortuna personal al semanario de sociología racional “La Nueva España”, pero dos años más tarde enferma de tifus y la revista desaparece.

Ubaldo es ascendido al grado de Coronel. Durante su estancia en la Guardia Civil fundó el montepio del cuerpo. A principios del siglo XX estuvo destinado como Coronel del Régimen de Reserva de Caballería de Guadalajara. En su tiempo libre fue conferenciante del Ateneo de Guadalajara. Presidente del Ateneo Instructivo Obrero.

Detenido en Oporto para evitar una sublevación cuando se entregaron las colonias a los EEUU. En 1899 dejo el ejercito para trabajar por la República, detenido y entregado a España.

Solicito su retiro en 1903 para asistir a la Asamblea Republicana, figuraba como nº. 4 en el escalafón y le quedaban pocos meses para retirarse pero fue detenido por un articulo publicado en el Republicano de Guadalajara, impidiendo su asistencia

Colaboró, incluso dirigió, diversos periódicos y revistas vinculadas a sectores republicanos-democráticos. Dejó un nutrido legado de obras, que abarcan desde la novela de costumbres hasta la psicología, la filosofía, el derecho, la sociología, la historia, algo de poesía y teatro

Su ultima voluntad: “…Ademas deseo ser enterrado fuera de toda ceremonia religiosa en cualquier rincón de la Tierra”

El rincón elegido fue en la tierra del cementerio más libre:

el Cementerio Civil de Madrid.v

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