Aparcamiento, saliendo por la típica escalera que da salida a una plaza, dos señoras delante de mi, abrigo de pieles y joyas, de hablar “fino” para lo que se usa por el sur, vamos lo que viene siendo dos señoras de derechas, su andar un poco lento me obliga a escuchar su conversación:

– Yo es que no la veo como Presidenta de España.

– Bueno, pero es lo mejor del PSOE.

– Si, pero es que no tiene formación, no ha trabajado fuera de la política, no sabe lo que es ganarse la vida.

– Vale, pero para lo que hay en los socialistas …

Como diría el cómico: ¡verídico! Esa es la versión que se tiene de la candidata Susana Díaz en la derecha social, no solo aquí sino más allá de Despeñaperros. Es la candidata ideal y la mejor valorada, pero esta valoración, no la perdamos de vista, se enmarca en el interior de un electorado que no es el suyo, es el electorado que aunque le pueda caer bien, su papeleta tiene color azul. Como decía hace años Anguita, valoradme menos y votadme más. No cabe duda que las valoraciones de los líderes en la globalidad del electorado no sigue los patrones matemáticos de la proporcionalidad del voto. Los políticos que triunfan son aquellos en los que el universo de su valoración coincide con el de su electorado y todo hace pensar que ni Julio Anguita ni Susana Díaz cumplieron y cumplirán con este requisito. Sin embargo el CIS y todos aquellos que se dedican al guiso electoral nos hacen ver que la valoración de un candidato es un elemento de tendencia electoral ¡craso error!

El problema del susanismo, heredero en parte de lo que ha sido un PSOE moderado, es que su discurso y la realidad van por caminos distintos. En Susana Díaz Pacheco cristaliza un modelo extendido en la segunda generación de esa clase política actual: veinte años entre cargos y carguitos, sin apenas méritos académicos o profesionales, pero eso sí, forjados en la dura lucha por la supervivencia en el aparato del partido.

En los últimos años este binomio PP y PSOE, de la mano de esta nueva clase política, ha permitido la desregularización de las condiciones de trabajo, el empobrecimiento generalizado de la clase trabajadora y el sostén perfecto de las grandes corporaciones económicas y financieras. La sociedad, claramente domesticada, todo hay que decirlo, no ha presentado grandes sobresaltos, y el sistema ha sabido reaccionar cuando la posibilidad de un cambio real se ha podido si quiera plantear. El susanismo no es ni más, ni menos, que la última de estas vacunas narcotizantes, para contrarrestar cualquier vuelta de la tortilla, la misma que en su día se comieran Felipe González y los suyos cuando ambos usaban aquellas chaquetas de pana que tanto nos fascinaron. Susana Díaz no es más que el vehículo, tampoco se trata de demonizar a esta mujer, su papel hubiera sido desempeñado por cualquiera de los clones de su partido. Porque tampoco pensemos que Pedro Sánchez era el Ché Guevara.

Que no nos engañen, los que realmente hoy nos gobiernan ya sabemos que no están en las papeletas que metemos en las urnas. Susana si o Susana no, qué más da si no hay ruptura.

5 COMENTARIOS

  1. Amigo Pimpinela, te veo muy poco objetivo. De acuerdo que Susana Díaz es la candidata del PP para dirigir el PSOE, pero, ¡¡descalificar a todo el mundo, porque tu seas huérfano!! Lo sentimos y te deseamos que encuentres pronto alguien que te prohíje, pero acepta que Pedro Sánchez es la única alternativa para la izquierda de este país y el único político que en los últimos dos años a dicho siempre lo mismo y no ha engañado a sus votantes. Todos los demás: Rajoy, Iglesias, Rivera, Mas, Susana y, si me apuras, hasta el pobrecito de Garzón, han hecho exactamente lo contrario de lo que habían prometido a sus votantes en campaña electoral.
    Y eso es un hecho, no una opinión.
    ¡Animo Pedro, somos muchos los que estamos contigo! ¡¡NO ES NO!!

  2. Un hecho es que, s. e. u o., su comentario es el 09/03/2017 at 16:26. El resto del mismo sólo es su opinión y creencia de que Pedro Sanchez no ha engañado a sus votantes.
    Enhorabuena otros creían que la tierra era plana.

  3. En efecto, los socialistan han conseguido que Pdr pase por ser un rojo de verdad. Poco tardarán, si es que no lo han hecho ya, en darse cuenta que Pdr es su única posiblilidad de evitar la pasokización.

  4. El único revulsivo posible y el único hecho que podría alterar, significativamente, este marasmo de reparto electoral que no lleva a ningún lado, sino solo a prolongar una situación de parálisis total (prácticamente un 50% para la derecha y un 50% para la izquierda) es que Pedro Sanchez saliera elegido Secretario General del PSOE.
    Los demás (Marianico el Corto, el Cuñaaao y el Tirano Melenas), ya han dado todo lo que pueden dar de sí.
    Lo que si sería un terrible vuelco hacia la derecha es que en las primarias del PSOE se impusieran los golpistas de la Gestora con su “Niña de Rajoy” al frente.

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