El Supremo ratifica que Ana Garrido sufrió acoso en ayuntamiento de Boadilla

El consistorio tendrá que pagar una indemnización de cien mil euros a quien denunció la corrupción en esa administración local del PP

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Ana Garrido Foto Agustín Millán

El Tribunal Supremo ha ratifica que Ana Garrido sufrió mobbing en ayuntamiento de Boadilla, al desestimar el recurso del consistorio contra su condena por acoso laboral al que fue sometida. Ana Garrido es una de las testigos clave en la rama del caso que investiga la actividad corrupta en el municipio, el llamado caso “Gürtel”.

En una carta dirigida a la ciudadanía, Ana Garrido ha querido agradecer los apoyos por los 10 largos años de calvario “desde que me negué a firmar las “irregularidades” que me ponían sobre la mesa para estampar mi firma, como técnico del Ayto. Boadilla del Monte”. Siendo entonces alcalde, el imputado Arturo González Panero, del PP.

Continua su relato narrando como comenzó a sufrir acoso laboral en su lugar de trabajo. “Durante el año y medio que estuve de baja por depresión, me esforcé imperiosamente cada día, por recopilar todas las pruebas necesarias para demostrar el ayuntamiento de Boadilla era un nido de corrupción”.

Ana Garrido denunció en enero de 2009 los hechos en la Fiscalía Anticorrupción. El famoso “Caso Gürtel”.

Y hace el “mea culpa” al acudir al a Manos Limpias; “un sindicato que aparentemente reunía el perfil que necesitaba: una asociación que se autodenominaba “defensor de los empleados de la función pública”” y que resultó ser una mafia de estafadores que han terminado en prisión.

Ana Garrido, después de su estancia en Costa Rica y según el relato de su “carta a la ciudadanía”, explica el acoso laboral que sufrió en 2011 con el actual alcalde de Boadilla y senador del PP, Antonio González Terol.

Ana cuenta como su concejal le había dicho literalmente frases como: “Te lo van a hacer pasar mal”, ”Quieren que te canses”, “He recibido instrucciones para paralizar el Plan (el Plan integral de Juventud, que era mi principal trabajo) y un sin fin de misivas en las que se me comunicaba que lo que me esperaba era una especie de tortura”.

Durante todos estos años, Ana Garrido nos cuenta cual ha sido su vida en estos últimos años, “una lucha constante por sobrevivir; ya que la sentencia se ejecutó parcialmente. Es decir, me quedé sin trabajo y no percibí la indemnización, ya que al recurrir, la sentencia no fue firme”. Garrido se vio “sometida a una ‘cacería humana’ mediante campañas de desprestigio publicando todo tipo de injurias y calumnias a través de medios de comunicación afines al Partido Popular”, medios que han intentado contaminar a la opinión pública y al Tribunal Supremo, argumentando que ella manipuló grabaciones, algo que jamás ha hecho Garrido en su vida.

Ana Garrido fue imputada por un presunto delito de “infidelidad en la custodia de documentos”, que finalmente fue archivado a petición Fiscalía por falta de fundamento.

También denuncia “amenazas de muerte, y me he visto inmersa en diversos procesos jurídicos a los que no hubiera podido hacer frente si no hubiera sido por la solidaridad, y el esfuerzo y la indignación de los ciudadanos de a pie, que sin conocerme de nada habéis hecho VUESTRA mi lucha”.

Con esta sentencia el Tribunal Supremo ha puesto el punto final judicial a la guerra abierta entre el ayuntamiento de la localidad madrileña de Boadilla del Monte y Ana Garrido. El alto tribunal ha decidido desestimar el recurso que interpuso el consistorio contra una condena por acoso laboral que obliga a Boadilla del Monte a pagar una indemnización de casi 100.000 euros.

Un acoso laboral constante y prolongado que Garrido vinculado con su condición de testigo en la rama del “caso Gürtel”, pendiente de juicio y que afecta a uno de sus principales núcleos: Boadilla del Monte, gobernada en esos momentos por Arturo González Panero, alias ‘el Albondiguilla’, del partido Popular.

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