Antes se esperaba de mí que fuese humilde, sencilla y servicial. Antes mi cuerpo no era mío, sino de otros, que decidían cómo debía comportarme y cómo debía actuar. De otros que decidían sobre mí y mis derechos reproductivos. Derechos reproductivos. Ahí está la clave: El oscuro objeto de deseo de personas y sociedades. Porque su control es una magnifica forma de controlar a la mujer y ejercer poder. Controlar a la mujer siempre ha dado poder

No sin esfuerzo, eso ha ido cambiando. No para todas. No en todos los lugares. No para todo. Pero con esfuerzo y sudor y sangre, se han ido cambiando muchas cosas. Cada uno de estos cambios ha contado con la oposición de muchas y muchos. Por ideologías, creencias o convicciones morales, siempre han existido, y parece que así seguirá, los que pretenden decirle a una mujer qué puede o no hacer.

En nuestro país, la última batalla en este terreno se libra en torno a la gestación subrogada. Quienes se oponen a ella (oposición basada en cómo funciona en países del tercer mundo) pretenden que España prohíba totalmente esta práctica. Más allá de lo difícil, efectiva o real que sea una prohibición que atañe a derechos reproductivos, lo que encierra esta prohibición es un nuevo control sobre la mujer. Ni más ni menos. Por nuestro bien, claro. Como siempre. Para proteger a la mujer. Como siempre. Por tu bien, mujer, yo decido por ti.

Seguimos condenadas a ser madres si parimos, lo queramos o no. Se puede interrumpir un embarazo, pero, si no se interrumpe, se acabó el derecho a decidir. Que para eso se es mujer.

Nadie plantea, nunca, la posibilidad de recortar la capacidad de decisión de un hombre sobre sus derechos reproductivos. Son procesos diferentes, qué duda cabe. En producir un espermatozoide se tarda tres meses. Y la donación de semen es más que sencilla. Un embarazo es mucho más. Muchísimo más. Pero, con independencia de lo fácil o difícil que sea el proceso, nadie plantea recortar los derechos de un hombre. Que podrá donar o no lo que desee y como desee y donde desee.

La mujer no. Nosotras sólo podemos decidir sobre algunos aspectos. Sobre otros se nos dice lo que hacer, cómo comportase y qué derechos ejercer.

La extensión del voto a todas las personas no obliga a votar (ni a acertar en lo votado), permite decidir. La ley sobre interrupción legal o voluntaria de embarazo no obliga a nadie a abortar. Permite elegir. La regulación de la gestación subrogada en España no obligaría a nadie. Permitiría elegir. Permitiría practicar el deseado Derecho a Decidir, que tiene mucho que ver con el Derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad. Ese que una vez más está puesto en entredicho. Ahora por quienes más lo defendieron en el pasado, pero que no están dispuest*s a renunciar a controlar a la mujer y tener poder. Y es que controlar a la mujer da poder. 

No es creíble que España no sea capaz de hacer una ley de Gestación Subrogada ética y respetuosa con los derechos de las mujeres y los menores. Otros lo han hecho. Hace décadas. Otros más lo están haciendo en estos momentos.  España no es diferente, aunque ese fuese el slogan que nos definía en los años sesenta. La izquierda española no puede ser ciega a esta realidad. La subrogación avanza en el mundo porque es la forma que mejor protege los derechos de todas y de todos. Sin embargo, ahora, una parte de la izquierda española se sitúa en el lado contrario de la ecuación y quiere prohibir.

Ahora, una parte del Partido Socialista Obrero Español parece decidido a negar a la mujer la capacidad de decidir sobre su propio útero y ha propuesto definir qué puede o no hacer una mujer con él. Por eso ahora, cuando se cuestiona de nuevo si mi cuerpo es mío, pregunto:

¿Por qué la mujer española no puede tener, en todo, derecho a decidir?

No es propio del PSOE dar la espalda a los problemas que se generan en la sociedad. El PSOE siempre ha estado del lado de la ciudadanía para buscar soluciones, para dar respuestas. Aunque no sea fácil, aunque levanten ampollas entre voces discordantes. Lo hemos hecho antes. Es nuestra obligación hacerlo ahora.

Por lo tanto, corresponde a los poderes públicos trabajar por hacer efectivo el principio de igualdad y remover los obstáculos que dificultan el acceso de las mujeres a una vida digna, acorde con las preferencias que ellas mismas escojan de manera libre y autónoma” Conferencia Política del PSOE, Noviembre de 2013.

1 COMENTARIO

  1. Pues porque no decides en TODO mas bien lo contrario. Para empezar una vez firmas un contrato para gestar a un bebé renuncias a una serie de derechos. En esos países que nombras que dices que son tan avanzados hay cláusulas que te impiden, por ejemplo, viajar o mantener relaciones sexuales durante la FiV y todo el parto. Porque en esos países que nombras la decisión de abortar corresponde a los comitentes y nunca a la madre gestante que pierde su derecho a cambiar de idea si así lo quiere. Imagina a una mujer a la que se le diagnostique cáncer durante el embarazo, no podría abortar ni someterse a ningún tratamiento durante el embarazo porque no tendría la potestad legal para ello y en caso de incumplirlo sería penalizada, yo no se si te das cuenta de la burrada que es esto, firmas por contrato no tener decisión sobre tu propia vida y salud. También al firmar ese contrato y perder la filiación sobre el bebé no tendría derecho, entre otros, al permiso de maternidad.

    Tampoco hablas de que ahora mismo una mujer podría gestar un bebé para otra pareja sin incumplir ninguna ley disfrutando de LIBRE ELECCIÓN durante todo el proceso en vez de tenerla los comitentes. Y ya el colmo es que para hacer algo altruistamente haga falta un contrato y una contraprestación económica es llamarnos idiotas a todos, añadiéndole el riesgo que se correría de que mujeres en situación precaria vieran una forma de ganar dinero poniendo en peligro su integridad física y su vida.

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