Los socialistas estamos inmersos en un proceso de primarias en el que elegiremos a quien vaya a ocupar la Secretaría General, pero en el que vamos a decidir mucho más.

El 39 Congreso del PSOE que se celebrará en el próximo mes de junio no será un congreso cualquiera. El Partido Socialista se encuentra ante una de las encrucijadas más complejas de su historia reciente, y su futuro como organización central y decisiva en la política española dependerá en buena medida del acierto o desacierto con que se resuelva esta cita crucial.

La encrucijada socialista tiene que ver con la persistencia de dos problemas graves: la división interna y la desorientación estratégica. El primero no se resolverá con el triunfo de la mitad del PSOE sobre la otra mitad del PSOE en una batalla sin cuartel, como algunos pretenden. Y el segundo no encontrara fácil solución ni en el simple voluntarismo ganador ni en el refugio de la radicalidad minoritaria.

Por eso cada vez somos más los que reclamamos responsabilidad y altura de miras en esta campaña para la elección del futuro secretario o secretaria general del PSOE.

Responsabilidad para actuar conforme al interés de aquellos que dependen de los socialistas para hacer valer sus derechos, por encima de rencores y ambiciones personales. Y altura de miras para que el debate transcienda las minucias organizativas y las exhibiciones de aforo. Para que ofrezcamos respuestas eficaces a las preguntas adecuadas.

Decimos que el primer problema a resolver es el de la división interna porque la fractura que sufre hoy nuestro partido no tiene precedentes desde la Transición Democrática. Y mientras esta división permanezca, el derroche de energías, la imagen de ensimismamiento y la falta de credibilidad lastrarán cualquier intento de presentarnos ante la ciudadanía como una fuerza capaz de hacerse cargo del futuro colectivo.

Suelo decir que con un partido dividido da igual quien gane las primarias porque perderemos todos y todas. Si seguimos enfrentándonos entre socialistas, no nos enfrentaremos a la derecha ni a los problemas de la ciudadanía.

Por eso se equivocan quienes pretenden resolver este problema mediante la derrota y la exclusión del que piensa diferente. Por este camino tan solo profundizaremos el desencuentro interno y el descrédito externo. Sólo desde el diálogo franco, desde la suma de voluntades, desde el entendimiento de la pluralidad, desde la integración del distinto y desde un proyecto colectivo ilusionante, podremos dejar atrás definitivamente la división que nos desangra.

Al día siguiente de las primarias nuestra obligación es ser leal con el que gane y buscar la integración de los demás.

El otro problema, el de la desorientación estratégica, lo compartimos con buena parte del socialismo europeo. Entre un sistema capitalista que sabemos injusto y unas reacciones populistas que sabemos erradas, los socialistas parecemos instalados en el titubeo. Nos sentimos incómodos defendiendo el sistema de los ataques liquidacionistas. Pero nos sabemos fuera de nuestro papel participando del desmontaje populista del sistema.

Así, unos socialistas europeos, como los holandeses, se han decantado por colaborar en las políticas de austeridad y recortes. Se equivocaron y los electores les están volviendo la espalda. Otros socialistas europeos, como los británicos, decidieron recogerse en el extremismo y renunciar a las mayorías. También erraron y no son capaces de concitar los apoyos necesarios para gobernar. Los franceses han hecho uso del péndulo, pasando del error colaboracionista de Hollande al error reduccionista de Hamon y no cuentan para las próximas elecciones presidenciales. Ese no es el camino.

En realidad, esta encrucijada no es nada nueva en la historia del socialismo europeo. Ya en los comienzos del siglo XX se nos presentaba la alternativa entre el conservadurismo del viejo régimen y la revolución bolchevique. Los socialistas rechazamos uno y otro, para optar por el revisionismo progresista, por el avance reformista de la igualdad y la libertad, por la conquista democrática de nuevos derechos y libertades, por la instauración del Estado de Bienestar. Por el Pacto Social, en definitiva.

Renovar el Pacto Social, desde una izquierda actualizada pero exigente, moderna pero sin ambigüedades, responsable pero valiente. Esta es la bandera con la que Martin Schulz está recuperando el crédito para el socialismo alemán y con el que conquistaremos allí y aquí la confianza mayoritaria para ganar, para gobernar y para cambiar nuestras sociedades en el sentido de la equidad y la justicia.

Como a Benedetti, a los socialistas también nos cambiaron las preguntas cuando ya nos sabíamos las respuestas. Se trata, por lo tanto, de aplicar nuestros principios de siempre, la igualdad, la libertad y la justicia social, para encontrar respuestas a las nuevas preguntas.

¿Cómo construir una globalización justa? ¿Cómo defender los derechos de los trabajadores en una economía que escapa a las reglas de los Parlamentos nacionales? ¿Cómo aplicar una fiscalidad justa para sostener las políticas públicas del bienestar? ¿Cómo prosperar sin esquilmar los recursos naturales? ¿Cómo regular las migraciones imparables en busca de una vida mejor? ¿Cómo hacer frente a las amenazas globales para la paz y la seguridad?

Estos son los debates que debemos protagonizar los socialistas y no el de los procedimientos de las primarias o el del nombre de los candidatos.

Y sabemos que las respuestas no llegarán desde el conservadurismo inmovilista, ni desde el populismo estéril. Debemos demostrar que, entre el asalto a los cielos que nos prometen unos y la resignación en la que nos instalan otros, está el proyecto socialista capaz de transformar realidades injustas, con los pies en el suelo y definiendo una nueva esperanza para nuestro país. No cabe definir nuestro futuro por la cercanía al PP o a Podemos. Los socialistas hemos logrado nuestros mejores servicios a la sociedad española desde un proyecto autónomo y mayoritario, que se define a sí mismo y que desde sí mismo aglutina mayorías de gobierno y de cambio. Un proyecto de socialismo exigente.

Volvamos a hacerlo, ofreciendo a los españoles una nueva esperanza de futuro.

Este es el proyecto para el que estoy pidiendo apoyos. Porque con este proyecto ganamos todos, y no pierde nadie.

3 COMENTARIOS

  1. Planteas preguntas, pero no te veo respuestas, Europa ha apostado todo al mercado, y la Socialdemocracia le ha seguido, olvidando que no habrá un mercado justo si este no es social, porque elevará las desigualdades si no tiene los preceptos de proteger a los más débiles que actúan en él: trabajadores, consumidores, pequeños empresarios, colectivos en riesgo de exclusión.

    Ante las políticas más neoliberales y ultra conservadoras, no cabe pactar, cabe luchar, como hace 137 años lo hicieron los que nos precedieron. La tecnología avanza no necesitando tanta mano de obra, el total de las horas laborales han caído en España, y se han creado empleos, troceando horas, con peores salarios y peores condiciones laborales, la última reforma laboral no sólo empobrece al trabajador, si no también al propio Estado y amenaza un Sistema de Pensiones único creíble.

    Hemos aceptado en la UE una economía global que permitía el duping social y ecológico, sin ningún tipo de restricción ética y todo amparado en el libre mercado. Y sobre todo estamos perdiendo una generación inmensamente preparada retrasando la jubilación, y premiando el trabajo precario y no perjudicandolo. Caminamos ante un mercado que genera cada vez más pobreza con el estigma de la productividad, que siempre va al capital, y una ínfima parte a los soportes sociales de nuestra sociedad que redistribuyan esa riqueza generada, y encima facilitando paraísos fiscales.

    Sobre girar a la izquierda, lo veo necesario, allí hay gran parte de los votos que perdimos, y además las condiciones sociales se han ido precarizando en España, yo todavía no apostaría por Martín Sultz, y si por el portugués Antonio Costa allá cada uno con sus preferencias.

    Sobre las primarias, a mi no me cabe duda, que si son transparentes y limpias, se ahuyentaran los fantasmas de la escisión, pero si seguimos por donde va la gestora, de forma imparcial, con una ponencia marco que ha excluido a una de las candidaturas, con la falta de exigencias de transparencia con una de las candidaturas y la rendición de cuentas pública, como si habéis realizado, tu y Pedro, veo necesario constituir un Comité de Primarias que este representadas las tres candidaturas y que vele por la transparencia y la democracia de las mismas, sabedores que el resultado será aceptado por todas las partes, pues por todas las partes habrá sido Fiscalizado.

    Por último no he entendido porque tu candidatura ha renunciado al crowfunding si todavía no se ha reunido el Comité Federal que es el órgano que debe decidir sobre estas primarias.

  2. Es curioso que sigas sin mencionar la existencia de un gobierno de izquierdas en Portugal presidido por un socialista y apoyado por toda la izquierda.
    Es curioso que sigas mencionando Martin Shultz que acaba fe ber cómo ñas en cuestas no se cumplen y el tortazo en as elecciones en Sarre le lleva a mantener la gran coalicion.
    Es curioso que se hable de una izquierda exigente pero no se exige nada ni a la banca ni a las multinacionales ni a la iglesia ni se adquieren compromisos en fiscalidad cambio climatico pobreza desigualdad precariedad …etc.
    En definitiva se juega ser la bisagra necesaria para salir de una situacion de la que es ,si no tan culpable como quien la generó rompiendo el partido y derrocando al SG, sí corresponsable de unas malas practicas de un modelo de partido que quedo reyratado el 1 de octubre.
    Hay que hacer autocritica acordar proyecto y liderazgo tras aquel que representa el cambio para la militancia. Sin autoctitica la apelacion a la unidad es retorica; sin compromisos , la voluntad de sumar es postureo unitarista; con descalificacoones de izquierdismo la suma es imposible. Ahora bien ,si de lo que se trata es de restar apoyos a Pedro Sanchez para que Susana y lo que ella representa gane…corres el riesgo de convertirte en el Manuel Vals de la politica que ya ha anunciado que no votará socialista en la primera vuelta.
    Así la socialdemocracia no levantará cabeza…en.sños.

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