Se estima que la economía mundial ha crecido un 3,1 por ciento en el 2015, más de medio punto porcentual por debajo de lo previsto un año antes. Si se mantienen las respuestas políticas actuales, se presenta la perspectiva de un continuo debilitamiento económico, lo que plantea problemas importantes para las empresas y para los trabajadores. De hecho, se prevé que en los próximos dos años la economía mundial solo crecerá alrededor de un 3 por ciento, considerablemente menos de lo que lo hacía antes de la crisis mundial, según el informe “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo. Tendencias 2016” realizado por la Organización Mundial del Trabajo, OIT.

La nueva desaceleración económica es propiciada por la debilidad de los países emergentes y en desarrollo.

Esto, combinado con otros factores, ha contribuido a una importante bajada de los precios de las materias primas, especialmente en lo que se refiere a la energía. Lo que a su vez ha afectado a las grandes economías emergentes exportadoras de materias primas, como Brasil o la Federación Rusa que han entrado en recesión.

Las ventajas que ha supuesto para los importadores netos de materia prima no han sido suficientes para contrarrestar las caídas sufridas por los exportadores. Otro signo de debilidad económica lo constituye el hecho que el comercio mundial, que generalmente crecía dos veces más rápido que la economía mundial, está creciendo ahora a la par, o incluso menos.

El debilitamiento de la economía ha provocado un aumento del desempleo mundial. En el 2015, el desempleo alcanzó 197,1 millones de personas – cerca de un millón más que en el año anterior, y 27 millones más que en los años anteriores a la crisis. Este crecimiento en el número de demandantes de empleo viene principalmente de los países emergentes y en desarrollo. Se prevé que las perspectivas de empleo en algunos de estos países, en particular los de América Latina así como algunos países asiáticos (especialmente China) y varios países árabes exportadores de petróleo, hayan empeorado en los últimos meses.

En la mayoría de las economías avanzadas, el año 2015 se caracterizó por un crecimiento del empleo mayor al previsto, especialmente en Estados Unidos y algunos países del Centro y del Norte de Europa. En el sur de Europa, a pesar de ciertas mejoras, las tasas de desempleo han seguido altas. Y el desempleo ha tendido a aumentar en las economías avanzadas más expuestas a la desaceleración sufrida en las economías emergentes de Asia.

Mala calidad del empleo

La mala calidad del trabajo sigue siendo un problema acuciante en todo el mundo. La incidencia del empleo vulnerable – la proporción del trabajo por cuenta propia y del trabajo familiar no remunerado, ambas categorías típicamente sujetas a altos niveles de precariedad – está disminuyendo en menor medida a lo que lo hacía antes del inicio de la crisis mundial. El empleo vulnerable alcanza a 1,5 mil millones de personas, o más del 46 por ciento de empleo total. En el Sur de Asia y en el África Subsahariana, más del 70 por ciento de los trabajadores están en empleos vulnerables.

Además de tener un acceso limitado a los sistemas de protección social contributiva, los trabajadores en empleo vulnerable se ven afectados por una baja productividad y por unos ingresos escasos y volátiles.

Existen también importantes diferencias entre los géneros en lo que es refiere a la calidad del trabajo. Así, en ciertos países del Norte de África y del África subsahariana, y en los Estados Árabes, las mujeres tienen de 25 a 35 por ciento más riesgo de empleo vulnerable que los hombres.

Es probable que la desaceleración económica mundial del 2015 tenga un efecto retardado en los mercados de trabajo en el 2016, dando lugar, especialmente en las economías de mercados emergentes, a un aumento en los niveles de desempleo. En base a las previsiones de crecimiento más recientes, se estima que el desempleo mundial crecerá en 2,3 millones en el 2016 y 1,1 millón más en el 2017.

Se espera que en 2016, las economías emergentes sufran un incremento del paro de 2,4 millones.

Esto refleja en gran parte el empeoramiento de las perspectivas del mercado laboral en las economías emergentes de Asia, de América Latina y de los productores de materias primas, en particular en la región árabe y en África

Se prevé que en las economías avanzadas, el número de desempleados disminuya ligeramente, compensando solo marginalmente el aumento que tendrá lugar en las economías emergentes. En varios países europeos, el desempleo se mantendrá cerca de máximos históricos. En los Estados Unidos, así como en otras economías avanzadas, donde el desempleo bajará a niveles anteriores a la crisis, se espera que el subempleo se mantenga temporal o a tiempo parcial y de índices de participación más bajos, especialmente entre las mujeres y los jóvenes.

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