Casi siempre el acervo popular tiene frases que nos vienen al dedillo para definir cualquier asunto relacionado con la actualidad. En este caso la expresión “cagarse en los muertos” nos viene de perlas para poner título a la tropelía que el Ayuntamiento de Málaga ha consentido durante más de un año, que no es otra que situar un espacio para que los perritos hagan sus necesidades fisiológicas encima de las fosas donde estuvieron enterrados miles de represaliados republicanos que fueron asesinados durante la represión del bando franquista en la Guerra Civil.

Como les digo, definitivamente se han cagado en nuestros muertos. De nuevo en nuestro país (y visto quién gana las elecciones no será la última) se vuelve a tratar como basura la memoria de miles de asesinados que lucharon por la libertad y la democracia y también contra la memoria de sus familias.

¿Sabéis quién gobierna en Málaga? ¿Hace falta que lo diga?… ¡Premio!… El Partido Popular.

Mientras que cientos de Ayuntamientos en toda España tratan de recuperar la memoria histórica y devolver a las víctimas y sus familias la dignidad que les arrebataron, resulta que el Partido Popular sigue sin condenar el Golpe Militar del 18 de julio del 36, haciendo caso omiso a las reivindicaciones de las asociaciones de recuperación de la memoria histórica y votando en contra en cientos de ayuntamientos de las mociones presentadas para la recuperación de dicha memoria democrática, siempre esgrimiendo el argumento, ya bastante manido, de que hay cosas mucho más importantes que tratar que rendir homenaje a esos “diablos olvidados”, que según ellos no importan a nadie.

No vamos a descubrir nada nuevo diciendo que el Partido Popular es heredero directo del franquismo y que con actitudes como esta no hace sino corroborarlo. Pero lo cierto es que el caso de Málaga se lleva la palma. No contentos con no respetar la memoria de los republicanos asesinados durante la Guerra Civil no se les ocurre otra maravillosa idea que colocar lo que se conoce como un “pipí-can” encima de donde estuvieron enterrados los republicanos. Lo dicho, para mear y no echar ni gota, frase que viene muy al cuento con el tono escatológico de este artículo.

Pero desgraciadamente la cuestión no tiene nada de gracioso. Son decisiones neofascistoides que nos retrotraen a otros tiempos y a otras acciones similares que ocurrieron en regímenes totalitarios y genocidas. Ayer leí que una de las cosas más terribles que hacían los nazis para humillar a los judíos que masacraban en los campos de exterminio era utilizar sus cementerios como caballerizas y porquerizas. En un campo de Plázow en Cracovia, Amon Göth, el SS al mando, usó un cementerio judío como porqueriza para llenar sus restos de heces. Ahora me dirán que las comparaciones son odiosas, pero es que hay algunos que lo ponen muy fácil para que podamos hacerlas.

Mientras esto ocurre en el Ayuntamiento de Málaga en otros consistorios se hace todo lo contrario, como en el de Sevilla, que a petición de Izquierda Unida (y con el voto a favor del PP, todo hay que decirlo) se le ha retirado la Medalla de Oro de la Ciudad a Antonio Castejón, un militar franquista sanguinario, uno de los máximos responsables del mayor número de asesinatos por razones ideológicas en el sur de España y que hizo estragos en muchos pueblos de la provincia de Sevilla tras el triunfo del golpe militar.

Otro tanto está ocurriendo en Madrid donde cientos de calles con nombres franquistas están siendo cambiados, como es el caso de la calle Millán Astray, que a partir de ahora pasará a llamarse Calle Inteligencia. El general tuerto y mellado, íntimo de Franco, y que gritó en la Universidad de Salamanca frente a Unamuno aquello de “¡Muera la inteligencia!, ¡Viva la muerte!” ni se imaginaba que una tal Manuela Carmena iba a cercenar su nombre para de esa forma devolver la dignidad a los represaliados y quitarle los honores a los represores.

En eso consiste la recuperación de la memoria democrática en nuestro país, en alzar la voz contra el silencio y el olvido.

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre