Tal y como hemos venido publicando en semanas y días anteriores en Diario16, Emilio Saracho, el destituido presidente del Banco Popular, es uno de los máximos responsables de la situación vivida por esta entidad histórica en los últimos días. La operación para descapitalizar al banco, la permisividad del Banco de España y la CNMV, los movimientos internos, las filtraciones permitidas desde el Consejo de Administración que obligaron al secretario del Consejo de Administración a enviar por escrito a la CNMV un desmentido de los rumores que los medios afines a la operación de De Guindos y Saracho habían publicado, comportamiento que, 48 horas después, supuso la destitución del Secretario General del Consejo, autor del comunicado a la CNMV, a petición del consejero Del Valle al presidente Saracho, han provocado que el Popular haya sido adquirido por el Santander por un euro tras la intervención de las autoridades europeas.

Los movimientos provocados por Saracho y por los accionistas mexicanos encabezados por Antonio Del Valle son quienes han llevado al Popular al lugar donde se encuentra hoy. No hay que mirar atrás, no hay que pensar en la gestión de Ángel Ron, no hay que responsabilizar a Ron de lo que no tiene culpa porque cuando dejó la presidencia del banco el valor en bolsa era de 1,24 euros la acción, es decir, 5.204 millones de euros. La operación especulativa en la que Saracho era pieza fundamental ha llevado al Popular a ser adquirido por el Santander por 1 euro, es decir, que la gestión de Saracho y de una parte de su Consejo de Administración ha llevado a la entidad a perderlo todo. Por esta «gran gestión» Saracho va a cobrar 20 millones de euros, tal y como explicamos en este medio.

Como ya hemos publicado en este medio, Saracho llegó al banco con una misión: liquidar el banco. Él no es un banquero comercial sino un banquero de inversión y, por tanto, para la gestión de un negocio de la tipología de la del Popular no estaba capacitado. Él llegó para liquidarlo, para venderlo al mejor postor, a la entidad que mejor se ajustara a los intereses económicos y políticos de quien es el verdadero muñidor de todo este asunto: Luis de Guindos.

La operación bajista estaba diseñada por los accionistas mexicanos encabezados por Antonio del Valle y el objetivo era llevar el valor en bolsa del Popular al punto en que el valor depreciado en bolsa fuera atractivo para otras entidades. Estos movimientos en el mercado no podían ser realizados por alguien sin experiencia y Saracho de eso tiene mucha, puesto que ha sido el negocio en el que él mejor se ha manejado: la especulación en los mercados. Como ya hemos explicado en Diario16, la idea era llevarlo a un valor por debajo de 0,50 euros la acción para que Bankia se hiciera cargo de la compra a través de una OPV. Sin embargo, la buena gestión de José Luis Goirigolzarri, un banquero comercial que ha velado por los intereses de sus accionistas, de sus clientes y de sus trabajadores, hizo que esa operación de venta fracasara. El precio de la acción siguió bajando y ninguna de las entidades que podían hacerse cargo del Popular entraba a realizar ninguna oferta. Por tanto, la operación bajista se les fue de las manos de tal manera que tuvo que intervenir el SRB.

A este descenso del precio de las acciones del Popular han contribuido de manera fundamental ciertos medios de comunicación que se han plegado a las exigencias de Saracho y de sus cómplices publicando rumores sobre quiebras que no eran tales pero que el miedo innato de los mercados provocaba bajadas rápidas del valor de las acciones. Lo vivido en la última semana hasta la intervención y compra por parte del Santander es el mejor ejemplo de ello.

La línea editorial de Diario16 y la información publicada está siendo confirmada, además, por medios tan serios como ABC y por fuentes sindicales del propio banco. La caída del Banco Popular ha sido causada por una operación especulativa que empezó derribando al anterior presidente, lo que, por cierto, provocó que los trabajadores se posicionaran en favor de Ron, continuó contratando a un liquidador cuya única misión era vender el banco y ha terminado con la venta del mismo —buen trabajo, Emilio— por un euro.

Los accionistas y buena parte de los bonistas lo han perdido todo gracias a la operación especulativa. Los clientes viven en la incertidumbre de la buena salud de sus depósitos. Los trabajadores están atemorizados por las consecuencias de la compra por el Santander. Incertidumbre, ruina, miedo. Esa es la herencia que han dejado Emilio Saracho y los accionistas mexicanos encabezados por Del Valle, accionistas que, según fuentes consultadas por este medio, han ganado más de 1.000 millones de euros en la operación. En estos días pasados hemos lanzado la piedra: alguien se está llevando muchísimo dinero de esta operación. Ahora ya sabemos quién.

Todo esto ya es historia conocida y todo es responsabilidad de la gestión de Emilio Saracho. Culpabilizar a Ángel Ron de lo ocurrido en los últimos cuatro meses no es lícito porque él ya no estaba al mando del Popular. No es el momento de analizar la parte de responsabilidad o la gestión de Ron, pero echarle la culpa como se ha hecho a través de ciertos artículos publicados en los dos últimos días no es ni correcto ni ético.

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