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Rosario La Cortijera

Antonio Periánez Orihuela
Antonio Periánez Orihuela
Maestro de Primera Enseñanza. Licenciado en Filosofía y Letras (Historia del Arte) Doctor en Comunicación Audiovisual. Tesis: La Imagen de Andalucía en el Cine Español (1940-1960) Diplomado por la Universidad de Valladolid. Historia y Estética Cinematográfica. Colaborador varios años del Periódico Comarcal, "El Condado".
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análisis

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Es necesario descubrirle al espectador toda la realidad secreta del cine                                                          JULIO GARCÍA ESPINOSA

 

La película Rosario, la Cortijera (1.935) es un melodrama cuya acción se desarrolla en un espacio real, espacio que el cine ha convertido en tópico sobre lo reconocido como andaluz, el cortijo. La utilización del cortijo como espacio estético es anterior al propio cine, pero fue a través de este medio donde ha tomado su importante popularidad. El cortijo sigue vigente tanto en la realidad actual, como en la ficción cinematográfica, pero con interpretaciones diferentes. El tema tiene muchas versiones en la historia de nuestro cine, entre otras están: Pepe Conde (1.941), Misterios en la Marisma (1.942), Un caballero famoso (1.942), Ana María (1.944) Castañuela (1.945), Leyenda de feria (1.946), La mentira de la gloria (1.946), Jalisco canta en Sevilla (1.948), Aventuras de Juan Lucas (1.949), ¡Olé torero! (1.948), El pescador de coplas (1.953), La cruz de mayo (1.954), Camino del Rocío (1.966) o Los invitados (1.986).

Rosario la Cortijera está dirigido por León Artola con argumento y guión de Antonio Paso y Joaquín Dicenta (hijo) y música del maestro Braña. La película es un melodrama folklórico de amor y celos donde están presentes la muerte y la fatalidad, el mal fario, si nos acercamos al lenguaje andaluz Una historia desgraciada que tiene como fondo la dehesa salmantina, un paisaje abierto y recio, donde pacta la ganadería de reses bravas. Dentro de este amplio horizonte está situado el cortijo y sus habitantes cargados de sueños, de deseos y envidias entre ellos. Los personajes principales son interpretados por reconocidos artistas de la copla y el cante jondo, que asimismo cantan los diversos números musicales de la película.

La reseña que hace Méndez-Leite en su historia del Cine Español es muy negativa, dándole poco valor artístico. Comenta Méndez-Leite que es una película típica de trazo panderetesco y «españolada», pero que fue bien recibida por los auditorios populares. Según el historiador la obra tiene un diálogo fácil y números folklóricos de indudable éxito. Pese a esto constatamos que se trata de una película que en los pueblos andaluces se repetía con frecuencia, en distinta época del año, porque tenía una gran audiencia popular por el reconocimiento de sus intérpretes y los números musicales. Nuestro análisis no prioriza los aspectos formales, nos interesan las costumbres, la cultura que se desprende de los comportamientos de los personajes, de los rituales, del sentir, del lenguaje y otros aspectos, porque a través de ellos nos aproximamos a su forma de vivir la realidad. Estas historias no chocaban a los espectadores, la entendían por ser un cine de género que hablaba en el idioma del pueblo que mostraba realidades del contexto, de la Andalucía del momento, de la vida en los años treinta.

El argumento está ambientado en un cortijo de ganado y reses bravas. Los caseros de la finca José y Prudencia tienen una hija Carmela y un hijo llamado Manuel, joven torero, que al comienzo del relato viene de triunfar en América. El matrimonio cuentan también con una sobrina, Rosario, a la que quieren como a su propia hija. Rosario es novia de Rafael el caballista encargado del ganado. Rafael se disputa el puesto de mayoral con Garrocha, un mal hombre que no le importa engañar para sacar algún provecho. Rosario es ambiciosa y se ahoga en el cortijo, es novia de Rafael, pero no comparte sus firmes ideas. Por este motivo se enamora de su primo Manuel, desde el momento que aparece, y lo persigue hasta conseguirlo. La nota de humor la pone Varillas, personaje que viene de Madrid sin billete y lo acoge Manuel hasta el cortijo donde se enamora de Carmela. Manuel torea en la capital y el personal del cortijo le acompaña. En el hotel Rosario y Manuel se declaran su amor y son vistos por Garrocha besándose. Garrocha advierte a Rafael lo que pasa entre su novia y el torero, con la intención de enrarecer las relaciones entre ellos. Hay una fiesta tras la corrida en el cortijo, a la que acuden el marqués y todos los trabajadores. En la fiesta se produce una riña entre Rafael y Manuel, por este motivo Rafael debe abandonar el cortijo, pero Garrocha le dice que Rosario y Manuel preparan la huída del cortijo. Manuel no tiene interés por la joven es sólo un capricho de triunfador. Rosario y Manuel preparan la fuga en el coche del torero, pero Rafael lleva el ganado la el camino impidiendo que se vayan. Hay una lucha entre ambos y Rafael mata a Manuel. Rosario queda de rodillas ante Manuel muerto, mientras Rafael se aleja con el ganado. Hasta aquí la sinopsis de la obra.

La película comienza con unos planos generales de la dehesa y el ganado, una panorámica de la ciudad y un patio que corresponden a la casa del marqués. Éste recibe un telegrama anunciando la llegada de Manuel, el telegrama decía entre otras cosas: «Al llegar de América saludo al protector de mi padre». El marqués llega al cortijo en su coche y los caseros se afanan en atenderle. Tras la buena noticia, el casero hace el gesto para abrazar a su mujer, entre ellos se entabla un diálogo que pone de relieve los rasgos culturales y sociales vigentes. Los modos y comportamientos de la España del momento, los caseros recuerdan a los jóvenes cuando reparan besarse delante de los padres.

– José: ¿Usted por el cortijo, señó marqués y tan de madrugá?

El marqués lleva la noticia del telegrama y José en la alegría abraza a su mujer

– José: Le voy a dar un abrazo más grande que la Giralda.

– Prudencia: ¡Ay, por Dios!, que está aquí el señor marqués.

-José: Usté desimule señor marqués, ¡es que la alegría…!

– Marqués: Nada, hombre.

En los momentos que el marqués visita la finca, todos ejercen las tareas correspondientes, la casera echa de comer a las gallinas, Rosario riega las macetas y ordeña la vaca y el casero atiende la bodega. Mientras, los vaqueros cuidan del ganado y lo llevan a beber al río. Cuando ya han encerrado la ganadería se acercan al cortijo a descansar, tras la jornada. La película relata todo lo cotidiano del universo cerrado del cortijo, del orden de lo establecido, de una normalidad impuesta desde el poder del amo. No obstante, apenas profundicemos salta a la vista el conflicto de clases entre el marqués y los componentes del mundo del trabajo del cortijo, el amo no quiere a Rafael porque el posible mayoral es un personaje que sabe defender sus ideas y cumple con el trabajo.

José se dirige al amo diciendo:

– José: Orgulloso pué está usted con sus vaqueros mi amo, mediodía en punto.

– Marqués: Pensando estoy en hacé mayoral a Garrocha

– José: ¿Y por qué no a Rafael?

– Marqués: ¿Ése? ¡Miraló, ni me ha saludao al entrá!

En la secuencia siguiente, Rosario muestra su ambición y las intenciones que tenía con respecto a su futuro al lado de Rafael.

– Rosario: ¿No has ido a saludá al señó marqués?

– Rafael: Luego iré, lo primero eres tú.

– Rosario: Pues debiste de haber ido a darle coba al amo.

– Rafael: ¿Pa qué?

– Rosario: Pa poé manda, yo quiero que el hombre que sea mi mario esté por encima de to y tenga el respeto de cuantos le rodean.

– Rafael: Con tu cariño, me basta.

– Rosario: No tie ambición.

– Rafael: La mayor de toas, en hacerte mi muge, me pasa lo que dice la copla: No quiero honores ni riqueza/ con que me bese tu boca/ no quiero honores ni riqueza/ con que tus ojos me miren/ a mí, me basta y me sobra/ bis.

Cuando esperan en el hotel para ir a la corrida, Rosario habla a Rafael:

– Rosario: Que Dios te haya dao tino pa los toros que va a matá Manuel.

– Rafael:-Dirige una mirada penetrante a Rosario, mientras recita: Mis toros son como yo/ pelean siempre de frente/ ni engañan, ni hacen traición.

En 1.935 España era una sociedad rural y Andalucía el paradigma de esa situación. Los problemas planteados en la película tienen el marco adecuado, un cortijo es un espacio rural, los personajes y la historia son andaluces. Aparte de los celos y la ambición, la vida que muestra Rosario la cortijera es de una sociedad idealizada. Hay una completa armonía ficticia en el mundo del trabajo y en las relaciones del señorito con los criados. Por otra parte, la alabanza del cortijo (aldea) está patente desde principio, en el cortijo comen, beben, cantan y bailan los trabajadores. El único que tiene hambre es Varillas, un desgraciado que viene de polizón desde Madrid(Corte) huyendo del hambre de la ciudad para encontrar calor y de comer. Sobre este personaje han descargado los autores todas las torpezas del despistado hombre de ciudad.

Los personajes son arquetipos y se muestran sin fisuras, sin contradicciones. Unos son fieles con los familiares, con el trabajo y con el amo. Otros traicionan los principios por los que se rige la moral del cortijo, el trabajo, la lealtad al amo, la amistad, los lazos familiares y los compromisos amorosos. Personajes de una pieza, sin cambios y que los espectadores conocen desde las primeras imágenes. Pero atendiendo al fondo hay un conflicto de poder, un conflicto amoroso y un conflicto de intereses de clase.

Rosario es mujer ambiciosa y por su culpa aquel paraíso se vuelve un infierno, pero tiene el castigo y el desprecio de todos. Su traición amorosa y sus deseos de marcharse del cortijo son actitudes imperdonables en un mundo tan cerrado como el que se representa. Rosario rompe con las normas que rigen la sociedad a la que pertenece, ha querido ser libre y decidir por su cuenta, es un personaje rebelde y por ello paga su precio. Es infiel con la familia, con el amo y con el amor del hombre que la quiere desde siempre, este triple pecado desencadena la tragedia en este universo simbólico.

Rafael es el hombre modélico, no engaña ni hace traición, como él dice de sus toros. Hombre templado, seguro, trabajador y por ser fiel a su trabajo no tiene que rendir pleitesía, porque lo suyo es cumplir con el deber. Tiene la desgracia de perder el sentido por una mala mujer. Como un personaje de la tragedia romántica cumple con su destino. Rafael es recio, pero sublime en el amor, por eso lleva hasta las últimas consecuencias su cometido, es firme en sus convicciones y defiende su honra. Su defensa de la honra es simbólicamente la defensa de los valores en los que cree tradicionales, limpia con la sangre de Manuel la mancha de Rosario, a la que había dado lo mejor de su hombría.

Manuel es el clásico personaje embebido por su éxito en los toros y en las mujeres. Es un hombre que aprovecha la fama y muestra pocos escrúpulos a la hora de valorar su proceder, un triunfador al que le gusta el halago y presume del triunfo.

La historia y los personajes que pueblan el territorio del cortijo viven una vida que parece apartarse de la realidad, pero que está imbricada en la histórica social del momento. Sus decisiones como grupo social parecen al margen de los acontecimientos, tanto políticos como sociales. Pero la historia, el conflicto y la conducta de los personajes no estaban en desacuerdo con la realidad que vivía la sociedad andaluza. Una realidad presente en el universo simbólico de la cultura andaluza desde hacía siglos.

Aparte del mundo cerrado y ficticio del cine, la sociedad española tenía serias y abundantes preocupaciones durante aquel verano de 1.935. El poder político republicano estaba en manos de la derecha más conservadora, porque eran de la CEDA los ministros de Agricultura, Comercio y Trabajo o en otro caso del PRR (Partido Republicano Radical). Los trabajadores y el movimiento sindical protestaban por la derechización a que había llegado el país. Los campesinos hacían patentes sus quejas, porque los atemorizaban los patronos y las autoridades culpándoles de la penuria económica a la que se estaba llegando y que era debido a las malas cosechas de aquel año. El odio y la división de clase acumulaban las contradicciones en las relaciones sociales, como fruto de un sistema de injusticia. En el mismo sentido la corrupción implicaba a altos cargos del gobierno metidos en el espinoso asunto del estraperlo, aquel juego de ruleta de Daniel Strauss que enriqueció a los políticos del Partido Radical.

La ficción cinematográfica trata de un hombre que sacrifica su vida por los valores tradicionales de la Andalucía profunda. Rafael es fiel a su amor y a su trabajo, sin embargo mata por defender los valores que no admiten el engaño, porque la lealtad y la honradez es el valor más apreciado por el hombre de raza y de casta, cosas que tanto apreciaba el público. Las demás humillaciones estaban aceptadas por la situación social y cultural del momento que lo entendía como normal, así la ideología daba un giro a la presencia en toda la película de la evidente humillación de clase. Un dicho andaluz muy conocido, en aquel entonces, dice así: ¿si le quitan a uno la honra, qué le queda?

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