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«Cómo el Reino Unido estuvo espiando a su aliado europeo… «

María García López
María García López
Diplomada en periodismo en la Universidad Europea Miguel de Cervantes. Dedica la mayor parte de su carrera a la opinión de los últimos acontecimientos en la arena internacional. Especialmente, interesada en las relaciones entre la Unión Europea y los Estados Unidos, la política de Alemania y Francia, como países líderes de la UE y la crisis migratoria, y desde luego, en la política nacional. Ha escrito con regularidad para los diarios digitales como Diario Crítico, La Tribuna del País Vasco, Alerta Digital, en las redes de publicación y opinión como Reeditor y Globedia, y en sus blogs de WordPress y Twitter. Escribe en español e inglés. Puede escribir artículos en temas propuestos por los redactores de los medios de comunicación.
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análisis

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Hace un poco tiempo, se informó que a lo largo de 2 años (entre 2011-2013) el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno del Reino Unido (en inglés, the Government Communications Headquarters, GCHQ), el servicio de inteligencia del Reino Unido, por órdenes de los ministros británicos, espiaba a la principal compañía de telecomunicaciones belga Belgacom (ahora conocida como Proximus), usando perfiles falsos de LinkedIn.

Los fiscales federales belgas confirmaron el ataque. Se trataba de un malware que fue instalado en los ordenadores de Belgacom para obtener datos de la telefónica, de la que fueron clientes de las instituciones europeas. Las tres direcciones IP fueron registradas en el Reino Unido. Esta operación fue llamada Operación Socialista (porque el Partido Socialista dominaba aquel tiempo). Se dijo que los espías británicos además penetraron ilegalmente a las redes de empresas de telefonía móvil y de procesamiento de pagos para «facilitar una mejor exploración de Belgacom y comprender su infraestructura».

Por primera vez, Edward Snowden, exfuncionario de la CIA (la Agencia Central de Inteligencia), declaró que el Reino Unido estaba detrás de la Operación Socialista. Además, reveló la existencia de un sistema complejo de espionaje por parte de los servicios secretos estadounidenses y británicos a las instituciones de la Unión Europea en Bruselas, los funcionarios y diplomáticos europeos, líderes y ministros de los estados europeos.

Estas acciones de los servicios de inteligencia británicos garantizaron el acceso a los mensajes de la sede de la OTAN en Bruselas y de instituciones europeas, como la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo. Es muy interesante, ¿qué querrían averiguar los oficiales de los servicios secretos del Reino Unido y para qué necesitaban espiar a las instituciones europeas más grandes, arriesgando socavar su autoridad y confianza entre sus países aliados.

Además, a solicitud de la Fiscalía Federal belga, la parte británica se negó a cooperar y proporcionar algunos datos al respecto, ya que “esto podría poner en peligro su soberanía, seguridad y orden público del Reino Unido”.

Si se comprueba, la operación del GCHQ será el primer ejemplo documentado de un estado miembro que organizaba un ciberataque contra otro de los estados miembros… un ejemplo perfecto que demostraba cómo de profundo era el problema de los hackeos promocionados por países.

Como resultado de este incidente, la compañía Belgacom gastó 50 millones de euro para mejorar su seguridad.

En primer término, no se entiende, por qué el Reino Unido necesitaba realizar tales acciones hacia su aliado cercano. Y hasta ahora, el GCHQ se ha negado a comentar sobre este ciberataque e insiste en que sus acciones eran legítimas.

 

*** Sin mencionar, este caso de espionaje en Belgacom tiene unas consecuencias para españoles también. Numerosos españoles se comunican diariamente por líneas contratadas a Belgacom. Representación ante la Unión Europea, Embajada en Bruselas, oficinas de comunidades autónomas, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), delegaciones como la del Consejo General de la Abogacía, o registradores, despachos de abogados como Garrigues, Gómez Acebo & Pombo o Uría, corresponsales de medios acreditados y numerosas empresas españolas con oficinas en Bélgica pudieron ser espiadas…

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