En ningún caso se pretende con este articulo ofender a los trabajadores de las grandes superficies comerciales, ni a quienes trabajan en las grandes compañías de la industria alimentaria. Creo que cada uno tiene derecho a trabajar donde quiera o donde pueda. Pero creo que los ciudadanos también tienen que tener el conocimiento adecuado sobre lo que se llevan a la boca. Primero como organismos vivos y después, como personas. Este articulo no trata de criminalizar, ni demonizar a una u otra marca comercial solo es información y sobre todo educación en salud.

Tienes sed y la garganta está seca. Tu mano se aferra a una lata fresquita por la que resbalan una refrescantes gotillas de agua… Tiras de la anilla y ya esta… que rica mmmm… qué fresquita… Ese liquido y sus burbujas desciende por la garganta. El gas carbónico sube hasta la nariz. Sueltas algunas lagrimitas… qué buena … Pero:

 

Unos diez minutos más tarde

Ahora que te has bebido la lata, debes saber que has ingerido el equivalente a 10 terrones de azúcar, 39 gr de azúcar, casi cuatro cucharas soperas de azúcar. En principio, el organismo no está preparado para soportar esa ingente cantidad de azúcar y te haría vomitar, pero el ácido Fosfórico que contiene la bebida gaseosa enmascara el azúcar y lo convierte en sabor ácido que, al contrario, nos provoca una ilusión saciante.

 

Veinte minutos después de habértela tomado…

El índice de azúcar en sangre aumenta brutalmente y fuerza tu organismo. El páncreas se pone a fabricar Insulina, de forma desmesurada, para captar toda esa cantidad de azúcar. La Insulina segregada transporta el azúcar a tus células, y el sobrante va al hígado donde se transformará en grasa de reserva. Uno de esos almacenes de «reserva energética» son los conocidos michelines.

Los michelines son inofensivos, en principio, si son provisionales. Pero con tanta cantidad de azúcar ingerida, resulta un veneno mortal cuando se encuentra en altas dosis en la sangre.

El hígado es el único capaz de almacenar la glucosa, en forma de grasa, pero su capacidad es muy limitada, después pasaría al músculo y por último al tejido adiposo. O sea, a los michelines, como he dicho antes.

 

Treinta minutos después de haberla tomado…

El cuerpo absorbe totalmente la gran cantidad de cafeína que, además, presenta el refresco de cola. Hace que se dilaten las pupilas y que aumente la presión sanguínea. En ese mismo momento se saturan las reservas de azúcar en el hígado.

 

A los tres cuartos de hora

El cuerpo empieza a producir dopamina: una hormona que estimula el «centro del placer» en el cerebro. Esta hormona produce el mismo efecto de la heroína. Ésta no es la única similitud que comparten el azúcar y las drogas.

En un estudio llevado a cabo en EE.UU. se educó a un ratón para ofrecerle cocaína cada vez que él, pulsando un pedal, lo pedía. Pasado un tiempo le ofrecieron beber “Cola” cada vez que, el mismo ratón, tocaba otro pedal. Al finalizar el estudio los investigadores comprobaron que el ratón prefirió la “cola” a la “coca”.

Les quedó claro, entonces, que el azúcar también puede provocar dependencia. Por lo tanto, no es casualidad que el «adicto» que se dispone a beber su lata de cola se encuentre tan nervioso como un toxicómano.

 

Una hora después…

Ahora tiene lugar un descenso brusco del nivel de azúcar (hipoglucemia) y la energía, tanto física como mental, cae en picado. Estos picos de glucemia, en dientes de sierra, a la larga destrozan los riñones al forzarles al máximo para filtrar tanta cantidad de azúcar en sangre. También se fuerza el Páncreas para generar la insulina con la que transportar tanta azúcar. Y forzar el páncreas produciendo insulina como si no hubiera un mañana, significa anunciar una Diabetes. Acumular tanta azúcar en forma de grasa, puede obstruir tu venas y arterias. Y forzar tus riñones es el preámbulo de un IRA (Insuficiencia Renal Aguda) y si antes estabas enganchado a la cola, ahora estarás enganchado a una maquina de Diálisis tres días a la semana o a un Trasplante de Riñón.

 

¿Aún nos preguntamos las causas de la obesidad infantil? 

El asunto no es baladí. Y cada vez son más los niños que celebran sus cumpleaños y fiestas en establecimientos de comida rápida ala calor de una buena lata de Cola. Y las administraciones ya se han puesto manos a la obra. Ya hay países donde se penaliza, de alguna forma, el consumo de refrescos azucarados y de Cola. Por un lado para cuidar de tu salud. Pero por otro, por los grandes gastos sanitarios que conllevan los interminables y costosos tratamientos contra la Diabetes, Obesidad y Enfermedades cardiovasculares que cada año aumentan.

En serio… para evitar esta cadena de despropósitos, cuando se trata de calmar la sed, la única y verdadera solución es el agua.

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