Latitud: 40.637032 | Longitud: -3.234527
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Hoy se cumplen 20 años del asesinato de Miguel Angel Blanco. Quién más quién menos recordamos perfectamente cómo y de qué manera vivimos aquéllas horas interminables y sufrimos el dolor de una barbarie atroz. Hoy podemos decir que la paz ganó la batalla, gracias a hombres y mujeres valientes que jamás perdieron el objetivo. Hombres y mujeres conocidos, ya lo sabemos. Pero sobre todo, desconocidos para la gran mayoría de la población española. No somos conscientes de la cantidad de personas que han dado lo mejor de sus vidas para que hoy podamos vivir en paz. Han sido muchísimas vidas las que han quedado por el camino, injustamente aniquiladas. La de Miguel Angel Blanco y la de cientos de personas: también políticos, pero guardias civiles, intelectuales, y ciudadanos sin más etiqueta que esa, la de personas anónimas que por desgracia un día llenaron portadas de periódicos. Todas las víctimas han de ser iguales: porque todas han perdido la vida en una guerra que, en realidad, les utilizó para crear terror a toda una sociedad. Cada año se cumplen aniversarios por la muerte de tantas personas que, sinceramente, sin olvidar que la de Blanco fue una lamentable abominación, siento cierto desasosiego al no ver este despliegue por otras personas, tan víctimas como aquél. Y mucho más olvidadas. Y no sé bien qué sentir cuando leo titulares como este:
Y mientras Podemos y Partido Popular se han pasado el día enzarzados respecto a los homenajes a Miguel Angel Blanco, los sindicatos Comisiones Obreras y UGT han organizado una concentración para exigir datos sobre las muertes producidas por accidentes laborales en casos de trabajadores autónomos. Y es que el pasado viernes, fallecía Pedro Aunión en el festival MadCool, en Madrid, ante los ojos de todos los espectadores. La dirección del Festival ha sido duramente criticada por tomar la decisión de mantener la agenda, como si no hubiera pasado nada, así como por su comportamiento al tardar más de cuatro horas en informar de lo sucedido a través de un comunicado en el que no tuvieron la más mínima sensibilidad con la víctima. Aquí te contábamos lo sucedido, y aquí, di mi opinión.
Resulta cansado que nos bombardeen con pseudoinformación sobre Venezuela, los dimes y diretes sobre Cataluña (las “cajitas” de Echenique, Ada Colau cambiando los días pares de parecer, y los impares contradiciéndose; Alberto Garzón enzarzado con Tardá y Rufián en twitter), mientras las verdaderas batallas que se están dando, y que tienen consecuencias directas para todas las personas del planeta, pasen desapercibidas. Una de ellas, a mi entender, es la que está dando la medicina natural. El gran objetivo actualmente a batir por parte de la todopoderosa industria farmaceútica. Por eso, noticias como ésta, me parecen tan necesarias. Asomarse a lo que sucede en el mundo de lo real, de lo que nos afecta de forma importante y, seguramente, decisiva, es básico.
Es fundamental leer e informarse. Buscar contenidos que nos hagan pensar, aprender, reflexionar y soñar con alcanzar realidades posibles. Eso me pasa siempre que leo a Francisco Silvera (a mi me deja llamarle Paco y eso me hace sentir un enorme orgullo). Si aún no le ha leído, sinceramente, se lo recomiendo. Porque ha elaborado una serie de medidas concretas sobre la reforma necesaria en nuestro sistema educativo. Y además de que da gusto leerle, porque es ameno y cercano, en sus líneas se evidencia la experiencia de un docente. Y a mi, permítame que me explaye, me habría gustado disfrutar de alguna de sus clases. En el artículo de hoy, si el lector está interesado, podrá encontrar el enlace a su sección sobre las reformas en educación. Creo, sinceramente, que no puedo hacerle mejor recomendación de lectura esta noche.
Y, como ya sabe mi querido lector, me gusta ir a dormir con algo que, al menos, nos arranque una sonrisa. Para eso, nada como pasear por nuestra sección de viñetas. Por hoy, un breve retal. Mañana, más.
