Mientras los españoles marcaban a la corrupción como el segundo problema que más preocupa a los ciudadanos (después del paro y en ausencia del terrorismo de ETA), en el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), desdeTele5 se anunciaba a bombo y platillo una estelar entrevista de Bertín Osborne con el ex presidente José María Aznar. Dos ilustres representantes de la derecha más rancia frente a frente en un formato de éxito en la televisión. Pero el morbo de la reaparición del ex presidente del “milagro” económico (gestionado entonces por el hoy procesado Rodrigo Rato), el mismo presidente de la foto de las Azores y socio de Bush en la Guerra de Irak, la misma que desató una multitudinaria protesta ciudadana, y también el responsable de la vergonzosa gestión de los atentados del 11 M en Madrid. Todo ese morbo o expectación por su reaparición en público no fue suficiente como para motivar a los espectadores, que prefirieron seguir a los ‘Los Gipsy Kings’ en Cuatro, hasta tal punto que superaron en audiencia al programa de Telecinco en el que Osborne entrevistaba al ex presidente del Gobierno, que con un 13% de share, cayó a mínimos históricos. Vaya palo para la cadena y para el ego de Aznar porque, al parecer, ya no interesa lo que pueda decir y menos aún la conversación empalagosa de estos rancios nostálgicos, a los que les faltó besarse, al estilo de Pablo Manuel Iglesias con sus correligionarios podemitas.

Dejando aparte la vanagloria con la que Aznar explicaba los centenares de abdominales que ha llegado a hacer y que le han dejado ese tipito musculado, con un cuerpo tallado con la famosa tableta de chocolate, de su reafirmación en los principios que le llevaron a ser socio de Estados Unidos para destruir las armas químicas que nunca se encontraron en Irak y dejar claro que Rajoy y él nunca han sido amigos, de esos de salir a cenar con las mujeres, la cosa no dio para más. Y claro, la audiencia decaía minuto a minuto. Debe ser que esa rancia nostalgia ya no vende, no atrae más que a un puñado de incondicionales de los tiempos pasados, que no siempre fueron mejores. Como prueba basta dar un vistazo a una encuesta de Metroscopia que deja claro que Aznar no es el modelo de presidente que quieren ahora los españoles. Los encuestados prefieren un presidente como fueron Suárez o Felipe González. Incluso como Rodríguez Zapatero.

Malos tiempos para los nostálgicos como quedó también de manifiesto cuando los franquistas irreductibles convocaron para conmemorar la victoria sobre las tropas republicanas, que quedó proclamada para la historia en el último parte de guerra promulgado el 1º de abril del 39. Los convocantes solo consiguieron reunir a un grupito geriátrico en el llamado Arco de la Victoria que se levanta todavía en la plaza de Moncloa, en Madrid. Eso sí, tuvieron un cura, también veterano por su venerable apariencia, que los reconfortó con el rezo del Ángelus. Luego exhibieron sus banderas de la dictadura con el aguilucho, y se fueron a casa tan contentos.

Rancia nostalgia afortunadamente pasada de moda.

3 COMENTARIOS

  1. Te podías haber ahorrado el comentario gratuito sobre Podemos para que no se note tanto el rancio basurero ideológico desde el que escribes.

  2. Estoy de acuerdo con el comentario Ángel Caído: ¿qué pinta Podemos en este artículo? Si no meten (de mala manera) a Pdemos en cualquier lado, no se les publica ¿o qué?

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