Es el momento más crucial para el futuro de la Unión Europea, y sus principales dirigentes no han contado con el primer mandatario de la quinta potencia económica del club. La cuarta cuando se vaya el Reino Unido. Mariano Rajoy no cuenta, aunque la propaganda oficial se esfuerce en demostrar lo contrario.

En principio, todo parecía indicar que la reunión de urgencia convocada por el núcleo duro de la UE para evaluar el Brexit se iba a reducir a los ministros de Exteriores de los países fundadores. El titular alemán, Frank-Walter Steinmeier, se reunió, este sábado, con sus homólogos de Francia, Italia, Bélgica y Luxemburgo, los fundadores de la Comunidad Económica Europea. Nada que objetar a la ausencia de un representante español.

Pero luego llegó la invitación de Ángela Merkel. “Alemania tiene un interés especial y una responsabilidad especial” para sacar adelante el proyecto de la Unión Europea, dijo tras conocerse el resultado del referéndum británico. Y, a partir de ahí, dio a conocer los nombres de los que estarán presentes en esta cumbre donde se esperan adoptar decisiones muy importantes: el presidente francés, François Hollande, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y el presidente del Consejo Europeo, Donald Trusk. Ninguna mención para el que pasa por ser su mejor aliado, Mariano Rajoy.

Fuentes de Moncloa, muy ocupados sus funcionarios con los comicios, prácticamente a regañadientes se niegan a comentar esta ausencia, “estamos de elecciones y eso es lo que les importa a tus compañeros”, ha señalado una fuente de la Secretaría de Estado de Comunicación a este periodista. Todo lo más que se ha llegado a decir es que, “es probable que se haya tenido en cuenta la cercanía de las elecciones en España”.

No parece ser esta la causa si repasamos la política en materia europea desde que llegó Mariano Rajoy a la Moncloa. España ha perdido fuerza. Ya no tenemos representante en el Consejo del Banco Central Europeo, y se ha reducido sensiblemente el número de altos funcionarios procedentes de nuestro país. Es más, en Bruselas se cuestiona al representante español en el colegio de Comisarios, Arias Cañete, bajo sospecha, al haber aparecido su mujer en la famosa lista de Panamá, haber sido acusado de tráfico de influencias en la apertura de unas minas de uranio en Salamanca, y estar implicado, aunque no formalmente, en el feo asunto de Acuamed, la empresa pública de infraestructuras hidráulicas muchos de cuyos anteriores gestores se encuentran imputados judicialmente por presuntas irregularidades en la concesión de las obras de su competencia.

Se recuerda, además, que España ha pasado, en el Colegio de Comisarios, de tener una vicepresidencia y una comisaría “de peso”, la que encabezaba Joaquín Almunia, a un departamento “de segundo orden” con escasa voz e influencia en la Comisión.

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