La repetición de las elecciones ha supuesto un fracaso de la clase política española al ser incapaces de llegar a un acuerdo para formar el gobierno que el país necesitaba. Todos y cada uno de los líderes y partidos han tenido su parte de responsabilidad en que los ciudadanos hayamos sido llamados a las urnas el 26 de junio. Sin embargo, quien más ha fracasado ha sido Pedro Sánchez. No hablamos de responsabilidad, sino de fracaso. Es cierto que también fue el líder que más expuso en estos cuatro meses porque también era el más interesado en alcanzar la Presidencia de Gobierno ya que se trataba del único modo en que podría sobrevivir políticamente. Tras su enésimo fiasco electoral, tras lograr unos bochornosos noventa diputados y no asumir su responsabilidad la misma noche del 20-D, el Secretario General del PSOE sólo tenía un camino que le podría garantizar mantenerse en la primera línea política: luchar por ser investido Presidente. Por eso aceptó el encargo de formar gobierno que le hizo el Jefe del Estado. Primero lo intentó por la izquierda (incluso llegó a viajar a Lisboa para ver cómo se había conseguido una coalición progresista en el país luso). Se encontró con las dificultades que le puso Podemos al querer imponerle ministerios y aceptar condiciones que el Partido socialista no podía aceptar, por ejemplo, la convocatoria de un referéndum de autodeterminación en Catalunya. Ante esta situación de bloqueo y a menos de una semana para que se celebrara la Sesión de Investidura decidió entregarse a la derecha ultraliberal de Ciudadanos, hecho éste que ha bloqueado definitivamente cualquier posibilidad de acuerdo con los partidos progresistas al pretender que éstos se sumaran a dicho acuerdo sin modificar una sola coma del mismo. Evidentemente, ni Podemos, ni las confluencias ni IU aceptaron. Fue el pacto de la vergüenza entre Sánchez y Rivera quien provocó la repetición de las elecciones.
es más que probable que el Partido Socialista quede relegado a tercera fuerza política
¿Cómo llega el PSOE a los nuevos comicios? Debilitado, con un Secretario General que no es capaz de incluir en las listas a elementos de un mayor peso político que él porque de este modo quedaría retratado ante sus votantes, ante la militancia y ante los españoles; con un panorama en el que es más que probable que el Partido Socialista quede relegado a tercera fuerza política porque la confluencia de Podemos con Izquierda Unida hace que el sueño húmedo del sorpasso deje de ser una fantasía erótica y se convierta en una noche gloriosa para quienes llevan aspirando a superar al PSOE desde las primeras elecciones tras la muerte de Franco. Este futuro negro está llevando a los socialistas de base (militantes, simpatizantes y votantes) a un desánimo que se nota en la actividad en redes sociales o en foros políticos. Incluso los «pedristas» han rebajado muchísimo el tono de sus defensas numantinas del Secretario General. Ante esta situación, ¿qué debe hacer el PSOE para recuperar el apoyo de los españoles y devolver la ilusión a una militancia decepcionada por tantas derrotas y por no ver un futuro claro para el partido al que aman? ¿Qué tendría que hacer el PSOE para recuperar a quienes les fueron fieles durante años y que tras tantas decepciones se marcharon al limbo de la abstención o a apoyar a otras opciones políticas? Ustedes ya conocen mi opinión: el Partido Socialista debe reiniciarse, refundarse o como quieran llamarlo. Es la única opción que tiene para volver a ser el partido de las clases trabajadoras.
En primer lugar, el PSOE debe reconocer que en la campaña del 20D se cometieron muchos errores porque ese reconocimiento es el primer paso para poder solventarlos. Del mismo modo en que a Podemos se le quedó corta la campaña, a Ciudadanos se le hizo demasiado larga y al Partido Popular se le vio el plumero con una campaña basada en repetir las mentiras de toda una legislatura, el PSOE cometió demasiados errores como, por ejemplo, utilizar el pasado, los aciertos de los gobiernos socialistas para compararlos con las nefastas políticas de Rajoy. Traer al debate el pasado tiene el peligro de que los adversarios te pongan encima de la mesa los fallos cometidos, errores que los ciudadanos tienen más presentes porque los aciertos en política, con el paso del tiempo, dejan de tener el copyright del partido que las hizo efectivas para engrosar el patrimonio de la ciudadanía. Otro de los errores cometidos en campaña fue la poca concreción del propio programa electoral que se presentó a los españoles. En los tiempos en los que nos encontramos, en una época en que el pueblo no acepta que se les hagan promesas sin conocer cómo se van a hacer efectivas, cuánto dinero público va a costar su implementación, cuándo serán una realidad o qué efectos positivos tendrán esas promesas en sus vidas, presentar un programa electoral poco conciso es una equivocación apocalíptica. Igualmente, el centrar la campaña en la imagen del candidato fue tan lamentable como poco efectivo ya que metía en el debate y a la percepción del votante indeciso elementos subjetivos incontrolables.
el pueblo no acepta que se les hagan promesas sin conocer cómo se van a hacer efectivas
En segundo lugar, el PSOE debe centrar su campaña del 26-J en un proyecto que atraiga a los votantes y ese proyecto debe orientarse hacia elementos estrictamente progresistas olvidándose de esa tontería de querer captar al votante de centro.
Este es el primer artículo de una serie donde se expondrán propuestas que el PSOE tendría que incluir en su programa electoral para hacerlo realmente atractivo y, de este modo, revertir las malas expectativas que tiene para estas nuevas elecciones. Comenzaremos con puntos importantes en materia laboral.
Desde luego que si el psoe quiere recuperar algo de lo que perdio lo que tiene que hacer es escorarse a la izquierda con la esperiencia que se tiene de haber tendido capacidad de poder y gestion. Magifico articulo. Me sigue sorprendiendo la capacidad que tiene este periodista de explicar cosas complejas con un lenguaje cercano para que todos podamos entender lo que ocurre en las visceras del poder. Gracias.
Siento decepcionarte, Quique, pero esta persona no es periodista ni tiene nada que ver con el mundo del periodismo, ni le llega a la suela del zapato a un periodista, eso sí, es un gran charlatán que embauca con muy buenas palabras, pero nada más. Es una persona que se las da de saber mucho de política y decir lo que se debe hacer y lo que no, cuando él es el primero que no hace nada por la gente que tiene a su alrededor y únicamente mira por él. Y lo digo con conocimiento de causa