Qué bonito era aquel mundo idílico en el que uno podía saber a qué partido pertenecía un portavoz solo con escuchar el contenido de lo que decía. Los conservadores estaban tranquilos cuando sus líderes hablaban (y siguen estándolo); los progresistas podíamos estarlo al escuchar a uno de los nuestros, pues habitualmente decían cosas coherentes con los ideales progresistas. ¿Que había que hablar de derechos LGTB? Sin problema. Sabíamos que la derecha se opondría y la izquierda sería favorable. ¿Que, excepcionalmente, tocaba hablar de inmigración? Nuevamente, nos acogíamos a los atajos que nos proporcionaba la ideología. Era agradablemente predecible y fue bonito mientras duró. Y digo «mientras duró» porque al conocer las declaraciones del portavoz de la Comisión Gestora del PSOE Mario Jiménez, sobre Vistalegre II, me fue casi imposible deducir a qué partido pertenecía el que las emitía. Menos mal que esto ya lo sabemos y que el PP nacional no tiene portavoces con nombre similar como sí sucede con los miméticos Antonio y Rafael Hernando (de PSOE y PP, respectivamente).

El actual portavoz de la perenne Gestora socialista nos advertía de la ruptura de Podemos con la izquierda –espera, no querrá decir que él representa a la izquierda, ¿no?– debido al triunfo del «pablismo-leninismo» en Vistalegre II, con lo que hizo alarde de una notable ignorancia y capacidad para la descalificación improductiva. Esto me suscita dos cuestiones: la primera tiene que ver con si mantendrá el PSOE esta actitud cuando el destino le obligue a volver a pactar con ellos; la segunda es si solo pretenden seguir la estela del PASOK o si, además, van a seguir la del partido Republicano estadounidense.

Respecto a la primera cuestión, a la de las posibilidades de pacto entre PSOE y el Podemos del «pablismo-leninismo», hay que recordar que ese mismo Podemos (Ahora Podemos) sumó cinco millones de votos en un país con cuarenta y pocos millones de personas (un porción nada despreciable del mismo). Además, la transitoria Gestora debería no pasar por alto que ese mismo PSOE que a nivel federal (des) gobierna, a nivel autonómico manda gracias a pactos con los radicales (p. ej.: Comunidad Valenciana) y podría hacerlo en España si la relación entre ambas formaciones hubiera sido mejor. En este sentido, los comentarios del portavoz, además de poco representativos de sus bases, son poco favorecedoras del entendimiento. Además, si tan claro tiene la Gestora que la diplomacia en política no sirve para nada, tal vez debieran quitarse la careta de una vez, romper pactos por doquier y empezar a gobernar gracias al PP en comunidades y ayuntamientos. No es ninguna locura; con el golpe de mano y la abstención «pro-Rajoy» demostraron de lo que son capaces. Por lo menos así el partido y sus militantes podrían presumir de coherencia política. Ahora su militancia no tiene ni eso.

Por otra parte, supongo que, si la respuesta elegida ha sido esa, significa que quieren distanciarse de Podemos ante unas inminentes elecciones fruto de un hipotético fracaso de Rajoy en la aprobación de sus Presupuestos. Sí, es probable que Rajoy no necesite convocar las elecciones ya que el apoyo del PNV no parece difícil, pero ¿y si no lo consigue? Si este fuera finalmente el escenario, ¿tiene cabida esta parsimonia para liquidar la Gestora y reestructurar el partido? ¿Acaso pretenden hacerlo todo a un mes vista de unas hipotéticas elecciones? Eso es sinónimo de fracaso absoluto y, llegado el momento, yo preferiría mantener alguna puerta abierta al pacto con el “pablismo-leninismo” antes que con el “marianismo-corruptismo”, a no ser que la estrategia sea, desde un principio, pactar con C’s en caso de ser necesarias coaliciones.

La segunda cuestión es la referente a su metamorfosis ideológica. Lo que observo en el PSOE me huele, y mucho, a lo sucedido con el Partido Republicano estadounidense. A principios de siglo XX los que más tarde acabarían eligiendo al primer candidato afroamericano a la presidencia eran los que, por aquel entonces, defendían la segregación racial (Partido Demócrata). Por el contrario, los opositores a la segregación eran los que hoy han aupado al candidato más abiertamente xenófobo de los últimos años (Partido Republicano).

De la misma manera, el PSOE defendió los valores progresistas durante mucho tiempo. Sin embargo, con declaraciones como la mencionada, me da la sensación de que las élites del partido están cada vez más cómodas con la idea de pactar con los ideales conservadores a los que se dirigen, y menos convencidas de hacerlo con quienes comparten los ideales socialistas de sus orígenes. Puede que, sin darnos demasiada cuenta (aunque muchos ya lo presagiaran con aquello del PPSOE), se esté produciendo un trasvase de la esencia del PSOE a otro lugar y la paulatina adquisición de la esencia popular “eau de PP”.

1 COMENTARIO

  1. ¡¡Animo Pedro!! ¡Somos muchos los que estamos contigo!
    ¡Limpia las cuadras, aunque pare ello tengas que desviar el Guadalquivir!
    ¡¡NO ES NO!!

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