El problema de las cuatro I

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Al igual que el reloj que preside el salón principal de la Biblioteca del Congreso de la Nación en la ciudad de Buenos Aires, el gobierno argentino tiene el problema de las cuatro I.

Según cuenta la historia este reloj fue regalado a la Nación Argentina por la británica (y por entonces) Infanta Isabel en el Centenario de la Revolución de Mayo en 1910, y según se comenta, el mismo perteneció a Luis XIV y fue el que dio inicio a la costumbre de la numeración actual de números romanos en los cronógrafos. Al parecer durante su reinado, Luis XIV, mandaba a construir relojes exclusivos, pero tenían que tener un error para que él se deleitara en descubrirlos. Hubo un maestro relojero que hizo este reloj y el rey tras revisarlo una y otra vez tuvo que admitir, pese a que se jactaba de ser quien más sabía de relojería en el reino y que era capaz de encontrar un error en todos los relojes, que no tenía ningún error. Pero el maestro insistía en que tenía uno, y tras el pedido del rey para que se lo indicara, explicó que el número 4 estaba mal expresado, puesto que figuraba IIII en lugar del IV romano. Tras admitir su propia equivocación, y en una suerte de homenaje al relojero en cuestión, Luis XIV impuso a través de un decreto real que los relojes con números romanos debían indicar cuatro I en el número 4.

Son también 4 I los problemas que enfrenta el Gobierno argentino en esta crisis que enfrenta hoy en día. Incapacidad, Impericia, Ingenuidad e Illia. Iremos poco a poco desgranando cada una de ellas para entender de qué hablamos.

En primer lugar el Gobierno Macri tuvo incapacidad de hacer un buen diagnóstico de la situación que recibía, la ‘pesada herencia’ como le gusta llamarla al propio gobierno, y si realizaron ese diagnóstico, no lo comunicaron adecuadamente a la ciudadanía. Oportunamente fue un tema de debate si se debía exponer con crudeza la realidad a la población o si era preferible contar verdades parciales para evitar el desánimo y la apatía, y el gobierno eligió la ‘Revolución de la Alegría’, el dar buenas noticias por sobre contar la verdad… como dijera Leandro Alem hace122 años, ‘han sido incapaces para detener la montaña…y la montaña me [nos] aplastó!’ (https://principedelmanicomio.wordpress.com/2014/01/01/de-puno-y-letra/)

En segundo lugar, el Gobierno tuvo impericia para encontrar soluciones de fondo que pudieran empezar a desactivar las numerosas y peligrosas bombas lapa que dejó sembradas el gobierno anterior en su retirada. Había problemas por doquier, situaciones conflictivas actuales y a futuro, y desde el gobierno se hizo una lectura liviana de la situación lo que generó el agravamiento de muchas de esas situaciones. Si se tienen lapas y quien se pone a desactivarlas está más preocupado en como cuenta que las desactivó que en intentar hacerlo, estamos en problemas… graves.

En tercer lugar, hubo ingenuidad. El gobierno entendió que si constituía su staff con CEO´s empresarios, los CEO´s lo respaldarían por ser parte de lo mismo, sin entender que el problema no era el origen sino los intereses que representaban, y que los empresarios irían contra el gobierno cada vez que el accionar gubernamental no fuera en el mismo sentido que sus propios intereses. ‘Ameus, mais a vaquiña polo que vale’ dirían los gallegos. Los empresarios buscan el lucro de sus propias empresas, y como siempre en la historia apoyan a los gobiernos sí y solo sí éstos apoyan sus negocios, caso contrario, buena suerte y hasta luego. Y a tal punto es así que muchos de estos mismos empresarios hoy desfilan por los pasillos de los Tribunales Federales de Comodoro Py ‘arrepintiéndose’ de ser delincuentes y de haber sido parte de ‘una asociación ilícita… la cual desarrolló sus actividades aproximadamente desde principios del año 2008 hasta noviembre del año 2015 y cuya finalidad fue organizar un sistema de recaudación de fondos para recibir dinero ilegal con el fin de enriquecerse ilegalmente y de utilizar parte de esos fondos en la comisión de otros delitos, todo ello aprovechando su posición como funcionarios del Poder Ejecutivo Nacional […]comandada por Néstor Carlos Kirchner y Cristina Elisabet Fernández, quienes detentaron el cargo de Presidente de la República Argentina que ejercieron entre el 25 de mayo de 2003 y el 9 de diciembre de 2007, y el 10 de diciembre de 2007 hasta el 9 de diciembre de 2015, respectivamente’, según reza la imputación que el Juez Federal Claudio Bonadío sobre los funcionarios y empresarios indagados por el caso de los cuadernos de la corrupción (https://principedelmanicomio.wordpress.com/2018/08/02/el-odebrecht-criollo/).

Y la cuarta I es Illia, quizás la que a priori pareciera tener menos que ver con la realidad descripta pero que, a mi entender, es la que mejor explica la situación actual.

Cuando el calor del verano de 1983 calentaba las desiertas calles de la ciudad de Córdoba en el centro de la Argentina, la vida del ex presidente Arturo Umberto Illia se apagaba inexorablemente en una de las salas de internación del Hospital Privado de Córdoba. Allí, los médicos brindaban todos los cuidados para intentar curar la debilitada salud del veterano líder que, en línea con su ascetismo, estaba más preocupado por las consecuencias de los cuidados médicos que recibía y por las consecuencias de éstos sobre su salud. Quienes visitaban a Don Arturo (https://principedelmanicomio.wordpress.com/2016/06/26/1540/) por esos días, en plena dictadura militar, recuerdan que el viejo médico ferroviario repetía una y otra vez a sus ocasionales interlocutores, ‘¿quién va a pagar todo esto?’.

Y esa es la clave. Entender quién va a pagar la fiesta vivida durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, la legal y la ilegal. Estaba claro que la situación era insostenible en el tiempo y que alguien, la ciudadanía siempre la ciudadanía, debía asumir los costos de ‘pagar la fiesta’. Como me explicaron al cursar Economía Política en el inicio de la Facultad, la economía es el administrar bienes que por definición son escasos, y las cosas tarde o temprano se pagan.

No es sostenible ni sustentable un país en el que vastos sectores de la población hacen ‘tour de compras’ en el exterior, que incluyen desde televisores última generación a ropa interior. No puede progresar un país en el que un tema de conversación en las clases medias y medias altas cuando una mujer está embarazada es saber si viajará a Estados Unidos a comprar el ajuar y el mobiliario del bebé, pero tampoco puede hacerlo si el valor en el exterior es notoriamente menor que en el país. ¿Cómo puede tener un futuro venturoso un país si cuando se piensa en vacaciones, grandes sectores de la población piensan en lugares fuera del país que en el propio territorio, entre ellos los propios funcionarios? ¿Cómo puede hacerlo si quienes trabajan en el sector turístico del país pretenden aprovecharse de los paseantes y buscan obtener en tres meses las ganancias económicas que les permitan ‘salvarse’ el resto del año?

¿Cómo puede funcionar un país en el que la mayoría de la población, contrariando el consejo que John Fitgerald Kennedy diera a sus compatriotas respecto a ‘No preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país’ y que es totalmente asimilable a la Argentina, pretende que el Estado solucione sus problemas, que incluyen desde lo obvio de trabajo, empleo o vivienda, hasta la gratuidad de la transmisión de partidos de fútbol, carreras de automovilismo o la realización de telenovelas para televisión?

¿Cómo puede funcionar un país en donde el delito no sólo no es repudiado, sino que en muchos casos es incentivado?

Arturo Illia, para recuperar el ejemplo, al ser expulsado del gobierno por un golpe militar fomentado y apañado desde Madrid por el General Juan Domingo Perón y ser mencionado en una solicitada de la autodenominada Lista Blanca de la Unión Obrera Metalúrgica, afirmó: ‘1) Al asumir la Presidencia de la Nación el 12-10-63 efectué ante el Escribano Mayor de Gobierno mi declaración de bienes: una propiedad en Cruz del Eje, obsequiada en 1947 por el aporte de 4000 vecinos del Departamento que contribuyeron individualmente con $ 1 moneda nacional, mis útiles de consultorio, un automóvil y un depósito bancario por $ 300.000 moneda nacional; 2) Durante los treinta y dos meses de ejercicio de la Presidencia percibí el mismo sueldo, $ 143.000 moneda nacional, mensuales; 3) Disponía legalmente de $ 80.000.000 moneda nacional anuales para gastos reservados y de cuyo destino estaba exento de rendir cuentas. De la suma de $ 240.000.000 moneda nacional asignados durante los años 1964, 65 y 66 solo ordené invertir $ 20.000.000 pero rindiendo cuenta de su destino. No utilicé un centavo para mis gastos personales y devolví $ 220.000.000 moneda nacional a la Tesorería de la Nación; 4) Cuando fui derrocado el 28-6-66, al día siguiente solicité la presencia del Escribano Mayor de Gobierno, ante quien realicé mi manifestación de bienes. Solo conservaba mi casa y mi consultorio. Había perdido mi automóvil. Estos son mis bienes; 5) Mi hermano Héctor, fallecido en abril del año pasado, dejó a su señora y a sus hijos la casa en que habitan, parte de la cual deben alquilar pues solo perciben una pensión de $ 300.000 moneda nacional y deben trabajar con su máquina de tejer para ayudarse; 6) También han sido aludidos el señor senador Carlos Perette, el Sr. Francisco Rabanal, el Dr. Samuel Aracena y el Sr. Genaro Rolfo. El solo hecho de que los autores del anónimo, deformen como en mi caso sus apellidos, demuestra la inconsistencia de la falsa acusación a tan honrados ciudadanos’.

En contrapeso y al sólo efecto de entender el paralelismo, el patrimonio de la ex Presidente Cristina Fernández pasó de $ 7.028.378 en 2003 a $ 64.629.891 en 2015, e incluía 26 propiedades, doce departamentos; dos locales en Río Gallegos; cinco terrenos en Calafate; entre otros. Esa fiesta también hay que pagarla. El dinero que la justicia sospecha que se llevaron es dinero que falta de otros lugares y que alguien tiene que pagar.

Para ser claros, el yate y la mansión de Ricardo Jaime son menos escuelas, el avión de Lázaro Báez, menos hospitales, y así podríamos seguir con un lista que, lamentablemente, es extensísima.

Pero ahora ya es tarde para enumerar los despropósitos, es parte de lo que se podría haber hecho y no se hizo. La cuestión central es lo que viene por delante. El gobierno utilizó un slogan para presentar sus resultados en el que decía que estaban ‘haciendo lo que hay que hacer’, a las pruebas está que no fue suficiente, falta saber si está dispuesto y hará lo que se debe hacer.

En los albores de la democracia en Argentina el grupo folklórico ‘Los Trovadores’ cantaba una vieja canción de Víctor Heredia, y yo la escuchaba hasta el hartazgo a través de un casette en casa, en la que imaginaban como sería el futuro del país tras el cambio de sistema.

Ojalá las palabras de esa canción sea lo que viene en la Argentina, ojalá la I de Imagínalo sea la I que deje atrás el problema de las cuatro I.

Como será nuestro futuro
Me he preguntado una vez más,
Mirando el turbio desayuno
Que siempre tomo al despertar.
E imaginé que será hermoso
Como un niño al caminar,
Como una flor que despereza
Su color en libertad.
Imagínalo, imagínalo.

Habrá palabras nunca dichas
Y dicha en nuestro corazón,
Lejos del mundo la malicia
Será un recuerdo sin valor.
No habrá traidor ni traicionados
Ni traición que soportar,
El asesino habrá perdido
Su razón para matar.
Imagínalo, imagínalo.

Regresarán nuestros amigos
Y cantarán alrededor,
Y ya no habrá necios castigos
Ni quien censure nuestro amor.
No necesitaré un camino
Ni pensar adónde ir,
Ya que el futuro que imagino
Lo imagino en mi país.
Imagínalo, imagínalo.

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