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¿Qué hacer para prevenir o retrasar la artrosis?

Antonio González Aguayo
Antonio González Aguayo
Licenciado en Historia, Escenografía teatral y con estudios de periodismo. Escribo en diferentes medios digitales.
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análisis

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La artrosis afecta al 10% de la población en general, representando casi la cuarta parte del total de pacientes atendidos en las consultas de reumatología. Se produce tanto en hombres como en mujeres y se manifiesta entre los 50 y 55 años, aunque es más frecuente en personas de avanzada edad. No es hereditaria, pero sí posee un componente de riesgo genético que, junto con otros factores de riesgo, puede provocar su aparición con mayor facilidad en unos pacientes que en otros.

La artrosis es una enfermedad reumática que lesiona el cartílago articular. Esto causa dolor, rigidez e incapacidad funcional, debido a que el cartílago está compuesto por colágeno y su función básica es la de evitar que los huesos se rocen. La fricción con el cartílago desgastado es la principal causa de inflamación y deformación en las articulaciones.

Cuatro síntomas nos avisan de que debemos ir al médico para que nos trate una posible artrosis. El principal síntoma es el dolor. Al mover las articulaciones el cuerpo nos avisa de que algo no funciona bien, y lo hace generando dolor. Otra característica es la rigidez en las articulaciones al despertarnos o tras haber estado sentados mucho rato. Y ligado a este fenómeno también se encuentra la hinchazón de rodilla, mano o articulación afectada y el crujido doloroso al realizar movimientos.

¿Cómo podemos prevenir la aparición de esta patología? En primer lugar consumiendo calcio. El calcio es fundamental para la salud de nuestros huesos. Por ello debemos incorporarlo a nuestra dieta diaria. Además de ayudarnos a prevenir la artrosis, también puede frenar o retardar la aparición de otras patologías degenerativas como la osteoporosis.

También debemos llevar una alimentación rica en frutas y verduras. Estas ofrecen a nuestros huesos y organismo en general muchas vitaminas y minerales. Por ejemplo, alimentos ricos en vitamina C, como las verduras (brócoli, col, espárrago, pepino, zanahoria, calabacín, lechuga, pimiento…) o frutas como la naranja, la fresa o la manzana. Sin olvidar los alimentos ricos en Omega 3-4-6, como el pescado azul, los frutos secos, el aceite de oliva o la soja. Y los aportes ricos en selenio y fibra: cereales integrales, nueces, atún, pavo y lácteos.

Otro consejo importante es mantenerse activo, moverse y hacer ejercicio a diario. Esto nos ayudará a prevenir el desgaste del cartílago de la articulación y frenar el avance de la artrosis. De igual manera debemos evitar el sobrepeso, que puede llegar a ejercer bastante presión en las rodillas o la zona afectada de artrosis. Entre los ejercicios recomendados están Pilates, yoga, estiramientos, natación, ciclismo o simplemente caminar 10.000 pasos todos los días.

Para quienes su jornada laboral la realicen sentados muchas horas, la postura debe ser la correcta. Para ello debemos conseguir una silla ergonómica y enderezar nuestra forma de sentarnos si vemos que permanecemos muy curvados. Es recomendable realizar pausas activas cada hora o cuarenta minutos y hacer ejercicios de estiramiento antes de continuar con nuestra tarea. La mala postura prolongada o el sedentarismo favorecen la aparición de las patologías reumáticas.

Si sintiéramos dolores articulares, lo recomendable sería acudir al médico especialista, quien detectaría la existencia de alguna enfermedad y en qué grado de evolución se halla. Además, podría hacer el seguimiento periódico de nuestra enfermedad e indicarnos el tratamiento adecuado para calmar las dolencias. No olvidemos que una antigua fractura o traumatismo mal curado, podría favorecer la aparición de la artrosis.

Por último, se recomiendan los suplementos alimenticios para nutrir nuestro organismo y, con ello, los cartílagos. Para estos casos son ideales los de glucosamina, colágeno hidrolizado y ácido hialurónico. El colágeno es una familia de moléculas que se encuentran en todos los animales y se encargan de producir fibras, sobre todo en la piel y los huesos.

El colágeno de tipo II es el que se encuentra principalmente en el cartílago y el que ha demostrado una mayor capacidad para reducir los principales síntomas de la artrosis, ya que calma el dolor, mejora la capacidad motora de la rodilla artrítica y rebaja la inflamación.

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