Todo sistema se autodestruye por su progresiva complicación. Todo se vuelve más complejo hasta que se descompone, a veces en formas más simples. Hipertrofia pura y dura. Está claro que en la actualidad la sensación de que todo reside oculto bajo una maraña de ornamentos gratuitos abruma… Cuando una sociedad multiplica sus normas, la autoridad se diluye.

No se puede pedir seis años de cárcel para un tipejo que ha distraído 12.000.000 de euros, eso ya es un escándalo, pero si de algo vale este desastre político es para ver no sólo que las leyes son injustas esencialmente, sino que la urdimbre del galimatías leguleyo (incluida esta enorme cagada de las comunidades autónomas, regiones, estados naciones, estados, regiones históricas o como coño quieran llamarlas) tiene una utilidad específica, servir de tinta calamárica para que quienes tienen abogados del Estado o pueden pagarse a los mejores para su servicio jamás cumplan por su fechorías de alta clase. Si coges una tortilla de papas, la deshaces, la recompones, la bates, la congelas y la hierves, la filtras, la entierrras en nitrógeno y la sirves con un sifón: ¿es una tortilla? Si le preguntas a unos de estos chefs que ahora nos rodean doquiera miremos, es la esencia de la tortilla; si le preguntas a mi suegra te dirá que un mojón.

Hoy ser abogado es ser un masterchef o un topchef de éstos que toman café cagado por lemures y elogian tamaña deposición. Cual trileros, los procedimientos judiciales se alargan, enmierdan, se provocan cambios en los tribunales, fiscalías, recursos, recusaciones, se busca a dos idiotas (a veces no tanto) que carguen con el “bigbrown” y otros tres que se coman un par de añitos recluidos, todo el mundo dice que ha funcionado la Justicia y que hay que respetar las resoluciones judiciales, y del patrimonio de 100.000.000 de pavos pierdes un 35,897546% y después a retirarse. Porque con tanta ley suelta se puede probar una cosa y su contraria sin perjuicio de la verdad. Eso sí, los delitos simples: bien tipificados, para evitar la alarma social, así que rece para que su hija la adicta no la cague, porque le va a comprar toneladas de tabaco en sus muchos años de bollería penal.

Es tan evidente el juego del PP (como espectador de fuera que lee periódicos yo diría que presuntamente es una organización de inversión y gestión de capitales espurios) que no se atreven ya ni a recordar las inmundicias del PSOE, los cargos imputados en el caso de los ERE, verbigracia, van saliendo de las documentaciones judiciales exonerados de culpa antes de llegar a juicio después de los traslados legales de los titulares de los juzgados y todo quedará en poco más que un par de “freakies” putero-cocas y el olvido. Porque la Historia se escribe cuando ya lo hechos no son, y para entonces nos la inventamos, como esto de la Expo, el AVE, la Olimpiadas…

Lo de Trump, Le Pen o quien quieran no es la malicia de nadie, es el resultado de nuestra estulticia. Voy a ser incorrecto: los programas de extrema derecha en realidad son el análisis más exacto de la realidad social, cada entrada es la constatación de un problema cotidiano al que la política tradicional no quiere dar respuesta y sí requiere el silencio del ciudadano. No estaremos de acuerdo con sus diagnósticos y menos con sus soluciones, pero las democracias que no atienden a las demandas de sus ciudadanías están condenadas a la demagogia o la guerra. Oía el testimonio de un español de origen marroquí que lleva muchas décadas viviendo aquí y que tiene hijos con una española, ¡y se quejaba de la permisividad con los inmigrantes! Decía que él como español no tiene derecho a una serie de prestaciones o ayudas que, de haber entrado ilegalmente en el país, podría disfrutar; hablaba por ejemplo de baremos para plazas de educación infantil… Yo desconozco el tema, pero sea como fuere: el Gobierno no puede dejar pudrirse unas relaciones entre ciudadanos sin atender a todas las partes y explicar qué hace y asumir responsabilidades; ya sabemos qué ocurre cuando se quiere quedar bien con todo el mundo.

Con cualquiera que hable, la sensación de puto desastre generalizado es lo habitual. Y el desprestigio de la política es absoluto, y lo siento por una labor tan honorable y que tanta gente realiza desinteresada y honradamente. O pensamos reformas estructurales de verdad (así empezó una parte de la izquierda, no le importaba ni salir del euro), o amputamos gilipolleces varias… o la sepsis estará tan extendida que no tendrá remedio.

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