Justicia ciega

En Tasmania, había sucedido algo horrible. El nido de la señora Cucaburra estaba vacío. Sus huevos, recién puestecitos, habían desaparecido. Sólo un emú que andaba por ahí tenía alguna pista sobre el pajarraco que se había llevado los huevos. Él había visto un pico que asía los huevos y unas patas que escarbaban la tierra contra el nido. Estaba detrás de una roca y sólo pudo ver eso.

A la Jueza, una Gaviota engolada y ampulosa, le habían presentado cinco posibles candidatos: una Petirroja joven, una Cacatúa parlanchina, un Charrán escurridizo, un Ornitorrinco mayor y un Pingüino azul muy torpón. 

Doña Gaviota, empezó la investigación. Por Don Emú sabía que quién se había llevado los huevos tenía pico. No era una gran pista porque todos los presuntos culpables lo tenían. Por tanto podía haber sido cualquiera. También sabía que unas patas habían escarbado detrás de la piedra tirando la tierra encima del nido. Eso podría descartar a Don Ornitorrinco y a Don Pingüino, pero la Jueza pensaba que igual era una jugada para despistar. 

El Charrán tenía fama de ladrón de huevos, pero Doña Gaviota dijo que no se puede acusar a cualquiera y que nadie podría demostrar que el afamado exterminador de huevos, hubiera sido el culpable.

La señorita Petirroja, una pajarita bien parecida, dijo doña Gaviota que estaba totalmente descartada porque alguien de su posición y clase no iba a inmiscuirse en un acto así.

Doña Cacatúa estaba nerviosa ante el interrogatorio de Doña Gaviota. Y por eso empezó a desvariar, a emitir graznidos ininteligibles que sacaron de quicio a la Lárido que mandó encerrarla en una jaula.

Don Ornitorrinco tenía pico, si. Pero el suyo es mucho más ancho que el de cualquiera de los otros candidatos. No tiene patas con las que escarbar. Sin embargo, en una ocasión, se le vio comiendo huevecillos de Trucha. Eso pareció gustar a Doña Gaviota.

Por último Don Pingüino Azul, que tampoco escarba. De su actitud pausada y su sosiego dijo no fiarse nada Doña Gaviota.

Así que, una vez escuchados todos los presuntos culpables, la Lárido, comentó que, La Petirroja estaba descartada por su procedencia. La Cacatúa porque estaba loca. Don Charrán era posible que fuera el culpable pero no había pruebas contundentes que lo demostraran. El culpable tenía pico y todos los tenían y escarbaba y todos podrían escarbar, unos lo hacían habitualmente y otros podrían hacerlo, aunque con dificultad, para disimular. Así pues, el culpable saldría de los candidatos Pingüino azul u Ornitorrinco. Y dado que este último había quedado demostrado que en, al menos una ocasión, ya había comido huevos (aunque fueran de pez) estaba claro quién era el malhechor. Además, su aspecto poco habitual, más parecido a un monstruo que a un animal, le hacía parecer delincuente con total seguridad.

Así pues, el Ornitorrinco fue desterrado fuera del territorio por cinco meses. Lo que le llevaría a una muerte casi segura por falta de agua y alimento.

Don Charrán y doña Gaviota, se fueron, un poco más tarde, a disfrutar de los huevos recién puestos de Doña Cacaburra.


Plan Oculto

Hoy, pensaba hacer una reflexión sobre el funcionamiento del Ayuntamiento de Madrid y la actitud de algunos de sus funcionarios, casualmente incorporados por el Partido Popular entre sus prosélitos durante la eternidad de sus más de veinte años de mandato, a cuenta de la llamada a declarar de Sánchez Matos y Celia Meyer por intentar sacar a la luz otra de las corruptelas del partido de las naves de Mercamadrid, la M-30 o la venta de la vivienda social a fondos buitre relacionados con el hijo de la anterior alcaldesa.

Y es que, a parte de lo que cuenta aquí ( Carlos Boyero conozco varios casos en los que los Técnicos Municipales andan por libre sin que nadie les tosa. Sirva un ejemplo. En un Distrito de Madrid, se le ordena a un funcionario que vaya a hacer una medición sobre el ruido que provocaban los altavoces de una iglesia que todos los días llama a misa a los vecinos del barrio con una grabación de tañido de campanas. El ínclito, redacta un informe de cuatro folios sobre la historia de las iglesias y la tradición de sus campanarios, pero sin indicar lo que se le había pedido, que no era otra cosa que dijera en una línea, los decibelios a los que salía la música,  su cadencia y si la denuncia de ruido molesto, que habían interpuesto los vecinos, tenía o no fundamento.

Sin embargo, la actualidad y la gravedad de los hechos, me ha llevado a intentar explicar lo que cada día, con más fuerza, ha pasado de ser una simple teoría a una constatación. La impresión de que todo lo que pasa, está maquinado con anterioridad y que nos lleva a lo de siempre: nos manipulan y tratan como lo que somos, verdaderos imbéciles.

Todo parte de este inadvertido artículo de Isaac Rosa en el diario.es en el que se pone de manifiesto una de las teorías de la conspiración, que, cuando se publicó el 26 de mayo, me pareció un poquito extravagante y según voy atando cabos, cada día me parece más acertada y ajustada a veracidad.

Según ese artículo, que Pedro Sánchez fuera vilipendiado en aquel Comité Federal de octubre de 2016, formaba parte del auto sacramental ideado por “La Trama” para que, pareciendo que en el PSOE tomaban las riendas sus afiliados, todo siguiera igual.

Los hechos nos están demostrado que esto tiene muchas papeletas para ser verdad. “Somos La Izquierda” sólo es un slogan. No participan de la Moción de Censura alegando que no se ha consensuado, pero, antes, se han negado a negociar. Una vez derrotada la Moción, insisten en el diálogo, pero forzando la misma lógica que tras las elecciones de diciembre del 2015. Hay que meter a Ciudadanos. Un partido de extrema derecha cuyos posicionamientos son a la izquierda, lo que a Cristo dos pistolas. Sabiendo que Podemos se negará siempre a negociar medidas del hijoputismo liberal que los de la marca Blanca del PP quieren imponer, sabiendo justamente que son incompatibles con cualquier posicionamiento mínimamente social.

Luego nombran portavoz en el Congreso a Margarita Robles. Una persona de oscuro pasado , afín a los planteamientos de los Barones y la vieja guardia. Afín a aquellos que dejaron la pana por Emidio Tucci y el dos caballos por los yates de lujo y que fue, por ejemplo, quién encargó al ominoso Villarejo el informe que acabó con el juez Garzón. Recordemos que este Juez no investigaba la corrupción del PSOE, sino la del PP.

Después viene lo del CETA. Que no es un cambio de postura. Uno no está contra algo si se abstiene. Cuando uno vota en blanco o no vota, es porque le da igual o porque sabe que su posición no irá en contra de sus intereses.

Pero con esta postura, se han ganado para la #PrensaTrols o #Vertimedios, la etiqueta de peligrosos izquierdistas. Que no es otra cosa que una cortina de humo para que aquellos que sólo saben lo que dice la tele, se convenzan de que el PSOE ha virado a la izquierda, cuando en realidad mantienen el volante tieso en el planteamiento del hijoputismo liberal.

Y digo que las pruebas apuntan a ello, porque, dada la coyuntura actual, es normal que La Razón o el ABC, o Antena3 o TVE, enfoquen la estrategia del abstencionismo que nada cambia, en un giro a la izquierda para que el PSOE gane votos de quién, sabiendo que todo es una maniobra, votaría a PODEMOS. Pero que El País, el periódico que ha puesto a caldo a Pedro Sánchez siga esa misma estrategia, hace evidente el circo.

En la otra parte de este juego cansino del despiste, están los de la vieja guardia y hasta el mismo Comisario Europeo de Economía que entraba en el juego, diciendo que el CETA es el tratado más progresista que ha firmado la UE y que ser socialista es estar a favor del tratado.

Como bien dice aquí  Beatriz Talegón, ser de izquierdas implica el NO al CETA y no una timorata abstención. Porque, según la definición del felón Moscovici, ¿qué implica ser de izquierdas en la coyuntura actual de la socialdemocracia europea? Si apoyar este tratado redactado en la oscuridad, con amenazas de sanciones a los diputados que lo hicieran público, es de izquierdas, entonces lo es que prevalezca el mercantilismo sobre los derechos humanos. Lo es justificar, arengar y emprender guerras y linchamientos como en Libia o Siria. Lo es apoyar a estados medievales de los que parte la financiación de ISIS y en los que una mujer tiene menos derechos que un camello. Lo es trabajar para que los refugiados no puedan llegar a Europa negándoles hasta el socorro en caso de naufragio como pasó en aguas italianas . Lo es estar a favor de la explotación de cientos de niños y mujeres como hacen multinacionales de la ropa o del deporte en Pakistán, la India o Bangladesh. Lo es estar a favor de la explotación de los trabajadores y en contra de los derechos laborales. Lo es estar en contra del medio ambiente. Lo es estar en contra de la salud de los ciudadanos al dejar fuera los controles sanitarios de la agricultura y los productos transgénicos. Lo es estar a favor de que las multinacionales tengan su propia jurisdicción y que no se sometan a la del país de la Unión en el que residen.

Esa es la verdadera ideología de la socialdemocracia actual europea. De los que prefieren los buenos yantares, la vida de los palcos y de los yates de lujo, a la lucha de clases. Los que defienden a quiénes siempre hemos definido como extrema derecha antes que a los trabajadores. Los que protegen a ricos y multinacionales antes que a los consumidores, trabajadores y pequeños empresarios. Los que están infectados por la corrupción y no quieren que nada cambie. Los que hacen juegos malabares para que las bases del partido que les ha llevado al lujo y a la ostentación, sigan creyendo eternamente que el cambio es posible.

Yo, no soy de su izquierda monsieur Moscovicci. Yo no soy de su izquierda señora Robles, señor Isidoro. Yo soy de la izquierda que cree en la justicia social, en los derechos laborales y en la igualdad de oportunidades. Y ustedes y los que son como ustedes, son lo que tradicionalmente hemos llamado vividores. Vividores que protegen y son protegidos por los fascistas.

Hay rebajas en cortinas de humo en Ferraz. De todos los colores y tamizados.

En Génova 13, disfrutan de huevos frescos de Cacaburra.

Salud, república y más escuelas.

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Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.

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