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El plan de la Derecha toma forma, mientras la Izquierda ni está ni se le espera

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análisis

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Todo está preparado, todo es premeditado. El Todo forma parte de un plan, forma parte del Modelo de Estado idílico que la Derecha española ansía implantar desde que la democracia irrumpió en las calles, en las casas y en las administraciones públicas de nuestro país. La obra maestra de la Derecha poco a poco se va consumando y viene disfrazada de la más absoluta normalidad democrática y política. Nos están arrebatando todo cuanto conocíamos, nuestras libertades, nuestro bienestar y parece ser que la ciudadanía recepta esta afrenta como si de un favor se tratara. 

Nos están arrebatando todo cuanto conocíamos, nuestras libertades, nuestro bienestar y parece ser que la ciudadanía recepta esta afrenta como si de un favor se tratara

Ya no valen discursos enmascarados, no es necesario, se puede utilizar un acto dantesco como la muerte traumática de pequeños inocentes para sacar a la luz discursos políticos que promuevan un retroceso en nuestro Estado de Derecho. La Derecha lo tiene fácil, para ella todo vale, maneja los medios económicos y muy a menudo los de comunicación y pueden crear el debate que les plazca, aún en la propia capilla ardiente de un niño que ha sido brutalmente asesinado, pero es que para la Derecha no hay mejor escenario para arrancar un puñado de síes y aplicar la Ley del Talión que en los momentos en los que la entereza democrática flaquea por la humana sed de venganza.

Todos hemos sufrido con estas despreciables acciones que han provocado muertes y desapariciones de personas vulnerables, pero un Estado de Derecho es un Ente que debe promoverse desde otra perspectiva, no desde el rencor, la venganza y a golpe de horrendos titulares. No se concibe legislar en caliente, porque el damnificado final será el propio Estado de Derecho.

Aplicar la prisión permanente revisable, o en otras palabras la cadena perpetua, es privar al Estado de ejercer la finalidad por la que la figura del encarcelamiento ha sido creada en las democracias modernas. Aplicar esta figura es gritar, a los cuatro vientos, que nuestro modelo de Estado ha fracasado y que se deja de creer en las personas y en su reinserción en la sociedad.

Es una evidencia, meridianamente clara, que esto provocaría que los delincuentes de corbata, de guante blanco, puedan recuperar su libertad en poco tiempo, pues aparentemente son recuperables para la sociedad. Delincuentes que han vaciado las arcas públicas, que han provocado que el sistema del bienestar se convierta en el del malestar, delincuentes que han provocado que los jóvenes no dispongan de ayudas para el estudio, que los emprendedores no dispongan de todo el apoyo necesario para implantar sus modelos de negocio, delincuentes que han provocado que la hucha de las pensiones se agote pero que han armado de dinero público a la Banca, esa misma que engañó a miles de jubilados y que quebró precisamente por la mala cabeza y malas artes de sus mandatarios y directivos, en definitiva, delincuentes que rompen y quiebran la armonía de nuestra democracia.

Y es que la Derecha se está creando, a costa de la ciudadanía, una coraza que aparenta legitimidad y democracia, pero que no es más que un escudo que les protegerá para aplicar las medidas que estimen necesarias a favor del bienestar de su propio colectivo y su impunidad. La Derecha se arma políticamente con varias opciones y todas ellas caminan sobre un mismo asfalto bacheado y lleno de socavones. Una vez que el Partido Popular empieza a obtener una imagen dañada por la corrupción, emerge su sucedáneo con siglas populares (Ciudadanos) y encandila a la sociedad girando su veleta al viento que más sopla, pero siguiendo las premisas de toda Derecha populista que se precie. El problema de la indefinición ideológica que porta oficialmente Ciudadanos y la inexistencia de unos antecedentes fácticos que les retraten, les genera un camino abierto para poder expandirse como una mancha de aceite en un papel de tallo, pero la intencionalidad y su proceder ejecutivo dejan claro de lado de quienes están.

En los últimos días ha surgido el debate sobre dónde se encuentra la Izquierda. Mi respuesta está clara, la Izquierda está en las calles, en los hogares, en las residencias de estudiantes y de ancianos, en las universidades, en las tertulias surgidas en cafeterías, restaurantes. La Izquierda está presente, se moviliza… Solo necesita que los políticos que quieren representar ese sentimiento den la talla, sean coherentes y luchen por lo que la ciudadanía les solicita.

Si la Derecha despunta en todas las encuestas y gobierna, no es por mérito de la misma, sino porque la Izquierda está dormida, porque ha perdido su espíritu combativo y se ha aburguesado. Nuestro país necesita una Izquierda que luche de un modo concienciado por los derechos de todos ciudadanos olvidados por nuestro Estado, que son la mayoría, y que haga recuperar nuestro Estado de Bienestar y de Derecho que tan dañado y denostado ha quedado por la ingente despreocupación de la Derecha más rancia de nuestro país.

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2 COMENTARIOS

  1. Están los partidos mayoritarios de extrema derecha: PP y Cs. Están los partidos mayoritarios de izquierda: PSOE, Podemos y IU. Luego los minoritarios que hay de todo. El caso del PSOE es aparte. Se dice de izquierdas pero es mentira. Durante muchos años han estado practicando y propagando esa mentira, y algunos de ellos se lo creen de verdad. El PSOE está, claramente y sin tapujos, con la extrema derecha. Por lo tanto es un partido político fascista. En cuanto a los otros dos partidos de izquierda hacen lo que pueden, creo yo. La izquierda está en la calle, claro que sí. Pero la extrema derecha también. ¿La extrema derecha tiene ganada la partida? Claro que sí. Todo eso se lo debemos al capital, a los medios de comunicación masivos, al PSOE y al vecino que solo quiere espectáculo. Por supuesto en este circo entran los de extrema derecha. Me cuesta mucho creer que en este país haya algún partido de derecha que no esté en connivencia con el feudalismo. Son muchos los actores para someter a la población y con muchos recursos. Evidentemente los cambios se producen poco a poco y normalizándolos. Ya han pasado de disimular, su mentira descarada, su insolencia, su desprecio se muestran abiertamente y sin tapujos. Pero el problema no son los partidos políticos, el problema somos nosotros y ellos lo saben y se aprovechan. Han tenido muchos siglos de práctica, desde los reyes visigodos por lo menos. En cambio las luchas sociales y el levantamiento de los pueblos a través de la historia han sido escasos y puntuales. Y eso que tenemos un motivo físico, moral y psicológico bien claro «el que nos está pisando».

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