Macchiarini.

El plagio y el fraude no afecta únicamente a políticos, también a profesores e investigadores. Sin embargo, a diferencia de las tesis doctorales el plagio y fraude en artículos científicos están mucho más vigilados por la comunidad científica. Esta vigilancia la realizan muchos científicos en algunos casos por fuera de las instituciones, a través de herramientas muy polémicas pero efectivas como PubPeer, donde los trabajos son comentados anónimamente.

En el caso de los fraudes descubiertos, contrastados y posteriormente retirados de las webs de las editoriales existe el popular Retraction Watch, que funciona como un observatorio del fraude científico. No hay cifras contrastables sobre si los casos de fraude científico son más abundantes en España que en otros países, pero llama la atención la ausencia de consecuencias y la nula asunción de responsabilidades en la mayoría de los casos.

 

La arbitrariedad de los caciques

En ocasiones las retiradas de artículos académicos por plagio son encubiertas colectivamente y, lejos de ser castigadas, se premian. Al menos eso concluía un artículo publicado en 2013 en Frankfurter Allgemeine Zeitung bajo el llamativo título ‘La arbitrariedad de los caciques’ y centrado en el campus de Ourense de la Universidad de Vigo. El caso es bien conocido en círculos académicos: a seis científicos, entre los que se encontraban un exvicerector y un exvicedecano de la universidad, la revista Journal of Chemical and Engineering Data retiró dos artículos publicados en el año 2010 por plagio.

El responsable de ambos artículos, el catedrático del Departamento de Física-Química Juan Carlos Mejuto, explicó a los medios que a se había producido “negligencia y malas prácticas”. Según las sorprendentes declaraciones de Mejuto, – «soy un chapucero, pero no un tramposo»- ante las dificultades para escribir en inglés usaron los primeros párrafos de dos artículos de investigadores chinos para redactar sus trabajos. 

El primer firmante de ambos plagios obtuvo el título de doctor poco tiempo después con un galardón a la mejor tesis doctoral -con contenidos similares a los plagiados- y el equipo de investigación recibió a su vez un premio de 112.000 € de la Xunta de Galicia. Una comisión de investigación de la propia Universidad de Vigo concluyó, finalmente, que no hubo intencionalidad ni falta de ética en el plagio de los artículos chinos.

 

Javier Grande, el científico que no existe 

Otro caso verdaderamente escandaloso dentro de la Academia es el conocido como caso Lemus. En el año 2012 saltó a los medios de comunicación que este investigador falseó datos en tantas investigaciones que, hasta la fecha, trece trabajos suyos han tenido que ser retirados por diferentes publicaciones científicas, lo que supone un auténtico récord y una vergüenza para la ciencia española.

Pero lo más sorprendente de todo es que Lemus inventó a un investigador como colaborador suyo desde su primera publicación, el imaginario Javier Grande. Los artículos de Lemus solían ir firmados también por el que fue su director de tesis, Guillermo Blanco, que jamás asumió ningún tipo de responsabilidad por ser el coautor de trabajos con datos falseados y un científico que no existía. El caso Lemus es otro caso de autorregulación de la comunidad científica. Ante la negativa de Blanco y Lemus de compartir unas muestras, investigadores de la Estación Biológica de Doñana (EBD) tendieron una trampa y pudieron comprobar lo que sospechaban desde hacía tiempo: que Lemus falseaba sistemáticamente sus análisis.

Pero el caso Lemus también destapó los problemas endémicos de la ciencia española: nadie dimitió ni asumió responsabilidades en el CSIC, a pesar de que una persona que no existía firmó varios trabajos desarrollados en la institución. Ni siquiera se tomaron medidas contra el director de la tesis de Lemus, Guillermo Blanco, a pesar de ser el coautor de todos los trabajos en los que aparecía el científico fantasma.

 

El caso Macchiarini 

En su blog de denuncia de fraudes científicos For Better Science el periodista científico Leonid Schneider lleva tiempo investigado al cirujano Paolo Macchiarini. Macchiarini se convirtió en una celebridad médica al realizar unos pioneros transplantes de tráqueas sintéticas, aunque siete de los nueve pacientes a los que se los realizó fallecieron. El instituto sueco Karolinska, sede del comité que otorga el Premio Nobel de Medicina, despidió a finales de marzo a Macchiarini de su puesto como investigador y toda su cúpula fue cesada. Posteriormente la fiscalía sueca lo consideró sospechoso de dos casos de homicidio involuntario y de causar daños a otros dos pacientes.

Pero hay que recordar que Macchiarini pasó por España, en concreto por el Hospital Clínic. Macchiarini tuvo enfrentamientos en el hospital al realizar costosas intervenciones a pacientes con cáncer que ya habían sido desahuciados por otros profesionales. Varios enfermos tuvieron que pedir créditos o hipotecarse para poder pagar los honorarios del doctor en operaciones en las que las probabilidades de éxito eran casi nulas.

Macchiriani salió del Clínic antes de que su Comité Ético pudiera recriminarle el discutible primer trasplante mundial de tráquea de un cadáver a una persona viva, en el que el paciente sufrió numerosas complicaciones y donde, además, el entonces cirujano estrella no reconoció el trabajo de otros colegas. El cirujano abandonó el hospital cuando no se le permitió realizar un segundo transplante de traquea, al querer utilizar técnicas no lo suficientemente seguras ni probadas.

2 COMENTARIOS

  1. Sin olvidar el vergonzoso y sonado caso del plagio de Miguel Delibes de Castro, el hijo del famoso escritor y antiguo director de la Estacion Biologica de Doñana, al que una revista científica retiro un artículo por considerar que lo había plagiado casi por completo del libro «Osas» de la Fundación FAPAS. Pongo el enlace a la noticia en El Mundo pero salio en muchos mas sitios publicado. En este caso tampoco se penalizo a nadie por ello, más que con el bochorno que debieron pasar los autores (aunque el que no tiene escrúpulos a veces tampoco tiene vergüenza).
    http://www.elmundo.es/elmundo/2012/01/28/natura/1327751075.html
    Pero es la punta del iceberg, cuando se detecta un caso es porque esa persona lleva toda su vida profesional con esa forma de «publicar».

  2. La práctica del plagio intelectual demuestra el fracaso de la educación en la ciencia, en tanto mediocres titulados logran títulos y méritos académicos por medio del fraude. La delincuencia de cuello blanco se tituló con honores, frente al silencio de una comunidad académica y científica indolente. Desde Colombia un grupo de profesionales activaron en el año 2010 el portal PlagioSOS, un portal original. Entre 2010 y 2016 hemos presentado 19 Estudios de caso de plagio intelectual sistemático, 12 de ellos en Colombia. Se presenta una mezcla de plagio intelectual, laxitud editorial, encubrimiento e impunidad institucional y silencio mediático de la «comunidad académica» y los «medios de comunicación universitarios». Defender y exigir honestidad intelectual docente e idoneidad editorial universitaria, es defender la alta calidad de la educación superior del siglo XXI. PlagioSOS: http://www.plagios.org/, [email protected] [email protected] https://www.facebook.com/plagiosos/ y @plagiosos

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