Lo que empezó pareciendo ser un juego, o al menos así lo vendieron en un principio sus actores, Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, al presentar sus diferencias como una nueva forma de debatir haciéndolo desde el escenario y en directo, al final ha pasado a ser lo que era desde un principio: una diferencia importante en la concepción de Podemos. Así, simplificando, mientras que Pablo Iglesias defiende un partido más escorado hacia la izquierda, Iñigo Errejón sigue instalado en la idea inicial de negar la existencia de izquierda y derecha, sustituyendo estos términos por gente y casta, con la idea de pescar en caladeros más moderados.

Hasta llegar a este punto, han ido sucediéndose desencuentros, entre ellos el cese fulminante del Secretario de Organización, Sergio Pascual , afín a Iñigo Errejón, decretado por Pablo Iglesias, que sirvió para elevar a Pablo Echenique. El segundo encontronazo se ha producido hace bien poco, cuando de nuevo Errejón le plantó cara a Iglesias en Madrid en la elección del Secretario Regional, Ramón Espinar, que se recordará por la cantidad de tinta que se consumió con motivo de la compra venta de su piso. Para lograr su objetivo, Pablo Iglesias ha tenido que contar con el apoyo de la corriente Izquierda Anticapitalista.

La batalla está iniciada, Iglesias ya ha dicho que Errejón es el líder de una corriente de Podemos diferente a la suya, por lo que Vista Alegre II puede ser el principio del fin de la cohabitación mantenida hasta ahora entre ambos. Parece evidente que se cierra la etapa inicial del nacimiento de Podemos, estando abierta en este momento cualquier posibilidad de futuro; es decir, a partir de Vista Alegre II empieza el nuevo ciclo de Podemos, cuya vitalidad va a depender de cómo sean capaces de dirimirse las diferencias. El escrito hecho público por Iñigo Errejón y su gente, que defiende la elección escalonada: primero las ideas y luego las personas, choca de lleno con la propuesta de Iglesias de que las dos cosas deben ir en el mismo paquete. Todo apunta a que la batalla pueda ser cruenta, ¿hasta dónde?

Por otro lado tenemos el PSOE, en este caso, el enfrentamiento es mucho más duro porque los dos sectores enfrentados, el de Pedro Sánchez y el de Susana Díaz, se presentan de momento y con escasa capacidad de cambio como enemigos irreconciliables. No hay nadie que pueda ser capaz de encabezar una corriente que conforme un consenso válido para las dos partes, ni parece que a nadie le sirva otra solución que la derrota del sector oponente.

Así están las cosas en la izquierda: tanto el PSOE como Podemos andan metidos en problemas de envergadura que van a condicionar de forma importante su futuro. ¿Serán capaces de resolverlos?

Mientras tanto, y no es nada envidiable, mientras los líderes de Podemos estén cruzando sus espadas, en otro lugar no muy lejano, Mariano Rajoy se dará un paseo militar como gran caudillo que hace y deshace en el PP lo que le viene en gana. Ahora bien, de inmediato surge la pregunta: ¿Es el PP un partido democrático como exige el artículo 6 de la Constitución?

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